Por Patricia Chaina
Aun cuando el medio está desestimado como canal de expresión
artística, todo actor que se precie pretende actuar algún
día en televisión. O al menos así lo cree Germán
Krauss, un zorro viejo de las tablas y los sets. El problema es
que la capacitación con la que cuenta un actor al momento de ingresar
a la televisión es deficiente, subraya. Para intentar ayudar
a los que quieren desentrañar el oficio de actuar en televisión,
Krauss fundó una escuela especial. Teleactuar, asegura, es la primera
escuela especializada de actuación en televisión. A mediano
plazo comenzará también a producir ficción para televisión.
Junto a Leonardo Bechini director de Poliladron, El
signo, y actualmente autor de Primicias, Krauss
dicta clases teóricas y prácticas sobre las técnicas
necesarias para lograr que la actuación en televisión no
sea siempre sinónimo de bochorno. El problema es complejo. Por
tradición, los actores televisivos se forman ante las cámaras
encendidas y los productos no alcanzan los requerimientos mínimos,
sostiene. Por eso explica: Un ejemplo de un buen producto televisivo
es Vulnerables, que recuperó una forma de laburo por
el lado de la composición de personajes y sumó un nuevo
lenguaje en televisión.
La nueva escuela en rigor integra una estructura mayor, la de RZS, una
productora que comenzó con la tecnología color en la Argentina
en 1976, vendiendo programas al extranjero. La TV local todavía
emitía en blanco y negro. Hoy, sus equipos digitales y estudios
profesionales configuran el soporte físico sobre el que Krauss
y Bechini desarrollarán sus clases. En el curso de seis meses los
alumnos acreditarán 70 horas en estudios. Esto sirve en un
currículum, y no es un dato menor, sostiene Krauss en la
entrevista con Página/12. El actor va a tener algo de sus
trabajos para mostrar cuando vaya a buscar un trabajo, explica.
¿Cómo fueron sus comienzos como actor respecto de
este tema?
Cargados de miedo, como la mayoría de los que nos metemos
en esto, pero con el agravante de que, en mi caso, la primera vez que
me presenté salí con un protagónico bajo el brazo
Estrellita, año 1969, y esa responsabilidad
fue bastante traumática. Porque uno no está preparado para
actuar en estudios, con cincuenta personas dando vueltas alrededor. Sin
tiempo para ensayar y con mucha tensión. Los actores se preparan
para trabajar en teatro, ésa es la formación acá.
No hay entrenamiento televisivo. Y cuando llega el momento de entrar en
acción, ese desconocimiento intimida. Genera frustraciones que
entorpecen las posibilidades de expresión del actor que se está
iniciando.
¿Qué elementos intentará trabajar en sus clases?
Yo soy un hombre de televisión y la respeto. Y también
veo que a veces está muy bastardeada, desestimada. Es considerada
un medio menor y por ende los actores no actúan, y las cámaras
se usan sólo como elementos que fotografían actores. Pero
sus posibilidades reales van mucho más allá. Hay una estética
distinta y eso necesita una especialización. La TV tiene códigos
propios y un lenguaje diferente. La idea es que el actor pueda llegar
a su compromiso con el trabajo actoral, con un conocimiento y un tránsito
por el oficio. Es necesario potenciar las capacidades del actor dentro
de las reglas del juego televisivo, porque cuando se inicia la grabación
el director no puede ejercer la docencia, tiene que dirigir. Y los actores
sacar lo mejor de sí para sus interpretaciones, eso en general
no se da.
¿Cuáles son las posibilidades técnicas con
las que cuenta?
Equipos y estudios profesionales que permiten que el alumno tenga
un tape con sus trabajos cuando se presente a una entrevista de laburo.
Además es interesante que los docentes seamos del medio: conocemos
los secretos, los puntos muertos, las tensiones. Si yo hubiese tenido
estos conocimientos cuando empecé, hubiese sufrido mucho menos,
estoy seguro.
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