Por Martín Granovsky
Desde Washington
 Los insultos de Hugo Moyano contra Fernando de la Rúa desataron una tormenta en la última conferencia de prensa en los Estados Unidos y consiguieron borrar durante diez minutos la sonrisa que acompaña al Presidente desde el domingo. �Ustedes son testigos de que mantuve en alto el prestigio, la presencia argentina y la dignidad de país soberano�, dijo tremendamente serio. Moyano lo había calificado de �temeroso y cagón�.
De la Rúa ofreció la rueda de prensa en un salón de la Organización de los Estados Americanos, último punto de la gira oficial. A las cuatro de la tarde la comitiva, que había escuchado el discurso de De la Rúa en la OEA, estaba aún en estado de inocencia. Como quedaría claro después, ignoraba aún las declaraciones de Moyano y mantenía la sensación dulzona que producen los viajes al exterior en los funcionarios cuando son bien tratados por otros funcionarios. A las cuatro y diez, la comitiva escuchó la primera pregunta de Página/12.
�Presidente, ¿el diálogo que prometió a los gremialistas se hará, o no será iniciado después de los insultos de Moyano contra usted?
De la Rúa insinuó un gesto de sorpresa. Evidentemente, todavía no conocía el discurso de Moyano en la Asociación de Trabajadores del Estado. El jefe de la Confederación General del Trabajo más crítica hacia el Gobierno dijo que �cuando te aplauden los de afuera es porque están cagando a los de adentro�. Y al hablar de los contactos de De la Rúa en los Estados Unidos en comparación con el ajuste, afirmó: �Hay que demostrar coraje con los poderosos y no con los humildes, porque el que muestra coraje con los humildes no es más que un temeroso, por no decir un cagón�.
Pero al Presidente le bastó escuchar la palabra Moyano para poner su respuesta en piloto automático.
�Los que se sienten a dialogar deben comprender la realidad tal cual es, los recursos que existen y cuáles son los límites en que nos desenvolvemos, porque la violencia y el paro nos van a obstruir.
�Presidente �interrumpió este diario�, aquí tengo el texto de Moyano. Dice...
�¿Para qué lo va a leer? �preguntó De la Rúa�. El que repite se hace cargo.
En realidad, no es así. Al menos en este caso, la crítica, aunque insultante, había sido expresada por un dirigente sindical poderoso, y la iniciativa periodística sólo había consistido en pedir una réplica al criticado. La lectura del insulto en su contexto servía, al constatar que nadie en el Gobierno conocía su contenido, para que la pregunta y la respuesta fueran más precisas. Pero como en las conferencias de prensa cortas no hay otro turno para interrogar, De la Rúa pidió rápidamente a una periodista que formulara su pregunta. Les tocó el turno entonces a las relaciones entre el gasto público y el arancelamiento universitario. ¿No se podría ahorrar dinero si la universidad fuera paga? El Presidente empezó a responder, pero no podía concentrarse. Es que, al mismo tiempo, el ministro de Infraestructura Nicolás Gallo bajó del estrado, se acercó sigilosamente al enviado de Página/12 y buscó satisfacer la curiosidad oficial.
�¿Cuál fue el insulto de Moyano? �pidió entre susurros.
��Cagón� �fue la respuesta sintética.
De la Rúa seguía hablando, desconcentrado. Los periodistas vieron cómo Gallo caminó rápido de vuelta al estrado y escribió algo en su block amarillo. Lo cortó haciendo una tirita y lo pasó al secretario de Cultura y Medios, Darío Lopérfido, quien lo leyó sin demostrar emoción alguna, porque había 40 testigos mirando atentamente, y lo hizo llegar al canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, sentado a la derecha del Presidente. Un vistazo al papelito con cara de poker, como si estuviera negociando la devolución de las Malvinas.
Detrás del enviado preguntaron, cuchicheando, el secretario de Seguridad Enrique Mathov y el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Marcelo Stubrin.
De la Rúa deslizó su propia mirada hacia el papelito amarillo y describió una pirueta para justificar algún comentario posterior. Habló otra vez de la crisis social y, al final de una frase sobre su vocación de diálogo encontró el empalme:
�...y digo esto a pesar del anuncio sobre un insulto que nos ha hecho Granovsky.
Más preguntas: el Fondo Monetario, Perú, las inversiones. Una información del Presidente: �Hoy me llamó el vicepresidente Al Gore, y hablamos de cuestiones tecnológicas�. Y final de la conferencia de prensa. Sólo cabía aprovechar el desorden made in Argentina, de seguir las preguntas cuando la rueda ya terminó, para acercarse a De la Rúa.
�Presidente, quiero saber su opinión...
�Pero la conferencia de prensa ya terminó �dijo divertido De la Rúa.
Su problema es que siguió contestando preguntas, lo que le dejó poco margen para eludir una respuesta a Moyano.
Página/12 le completó la reproducción textual de las otras palabras del sindicalista, y fue así que De la Rúa plantó la bandera de la dignidad soberana.
Cuando la comitiva se fue, el papelito amarillo no pudo ser encontrado sobre el escritorio donde habían estado sentados los funcionarios. Alguien se había llevado de recuerdo la palabra que llegó a Washington casi en tiempo real y, por un momento, hizo que la gira pareciese mágica y misteriosa.
LAS RAZONES DE MOYANO PARA INSULTAR AL PRESIDENTE EN LA PLAZA
Todo vale para ser el primer opositor
Por Diego Schurman
Lorenzo Miguel no podrá figurar en el libro Guinness como el único sindicalista que puso en dudas las cualidades de un presidente. En la era del mercado y la libre competencia, Hugo Moyano terminó con la exclusividad. El titular de la CGT rebelde le endilgó ayer el mote de �cagón� a Fernando de la Rúa porque, a su entender, no se anima a enfrentar las recetas del Fondo Monetario y del Banco Mundial.
La frase de Moyano se escuchó en la protesta que los estatales realizaron contra el ajuste, una medida que despertó elogios de los Estados Unidos al Gobierno. �Hay que demostrar coraje con los poderosos y no con los humildes. El que muestra coraje con los humildes no es más que un temeroso, por no decir un cagón. Cuando te aplauden los de afuera es porque están cagando a los de adentro�, se despachó el camionero (ver página 9).
Miguel había calificado de �maricón� a Menem en privado. Fue cuando recordó que en la dictadura militar el ex presidente se la pasó llorando durante su reclusión en el buque �33 Orientales�.
Moyano suele embalarse en privado. Pero también lo hace en público, y a menudo. En lo que va del año, ya dio dos pruebas. Dos bombas:
 Propuso salir de la paridad cambiaria. Es decir, terminar con la Convertibilidad.
Llamó a organizar la desobediencia fiscal. Es decir, no pagar los impuestos.
Sus colegas adjudican los encendidos discursos al contexto, al calor popular. Pero Moyano no se desboca. O, mejor dicho, nada de lo que expresa es inocente. Y logra ganar el centro de escena.
La idea de modificar el uno a uno (un peso = un dólar) fue y es materia de debate en varios círculos sindicales y empresarios. El camionero la sacó a superficie en un relajado reportaje a Página/12 en las oficinas de su gremio, en la calle San José.
La propuesta de no pagar los impuestos tampoco fue casual. El equipo económico que lo asesora, liderado por Daniel Carbonetto, trabajó sobre el tema. Y bajo su caballito de batalla �a medidas duras, respuestas duras�, el jefe de la CGT rebelde utilizó la Plaza contra el FMI para amenazar con �organizar� la desobediencia fiscal.
Ni el rechazo que la iniciativa generó en las propias filas del PJ lo hizo recular. Es más, dobló la apuesta. �O pagan todos o no paga nadie�, atizó, haciendo hincapié en las deudas de empresarios de renombre como Franco Macri y Eduardo Eurnekian.
La referencia escatológica de ayer se le pudo escapar, como aseguraron algunos de sus laderos a este diario. Pero la frase no es novedosa ni involuntaria. No es novedosa porque se expresó de la misma manera que cuando Menem se vanagloriaba de sus medidas de �corte revolucionario�.
Tampoco es involuntaria porque se produjo apenas un día después del �retiro espiritual� de 12 horas que toda la CGT rebelde realizó en Ituzaingó, en el centro recreativo de la Unión Tranviaria Automotor.
En ese retiro, nuevamente el equipo de Carbonetto y Eduardo Setti comenzó a redactar una contrapropuesta al ajuste. No fue un dato menor la presencia del diputado frepasista Enrique Martínez, en carácter de invitado. Según Moyano, el borrador contempla las iniciativas para los humildes �básicamente para desocupados y jubilados�, ya que tienen el �coraje� de enfrentar las recetas del Fondo Monetario y el Banco Mundial.
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