Por Horacio Cecchi
La rubia carnal calza pantalones rojos de cuero, ajustados, una chaqueta del mismo color, y pasea por los pasillos con ganas de que la miren sin que sus ganas se noten. Pero lo que más llama la atención de la rubia carnal es su costado virtual: un ojo de vidrio. Lo ostenta en conexión con un teclado simbiotizado a su antebrazo izquierdo, y un pequeño aparato indisolublemente unido a su antebrazo derecho del que los curiosos sabrán, más tarde, que se trata de una mini CPU con mouse adosado. El ojo de vidrio en realidad es una diminuta pantalla de PC, colocada a cinco centímetros del ojo natural de la rubia, conectada a su vez con un celular on line. Ella, la rubia carnal, es una cybernauta y se pasea entre los netstands y la muchedumbre de la Expo Internet 2000, meditando la única frase real de la muestra: �Todo lo que me rodea es virtual�.
La muestra se desarrolla en el Predio Municipal de Exposiciones de Figueroa Alcorta y Pueyrredón. Apenas pasando el umbral de ingreso, sobre la izquierda y detrás de una lustrosa 4x4 verde musgo que está en venta vía Internet, un pequeño kiosco le sugiere al visitante que en el cybermundo todavía hay espacio para una tangible bolsita de pochoclo caliente.
Pasando el kiosco es donde se abre el cosmopolita y sorprendente mundo de la red de redes. Frente a un rasta que reparte obleas, el stand de una página de deportes congrega a un grupo de muchachos �ya pasados los 20 a juzgar por sus cabellos entrecanos�, alrededor de dos máquinas de jueguitos electrónicos deportivos, concentrados en los controles y sin prestar atención a las espaldas desnudas de una rubia de vestido verde que distribuye obleas en competencia con el rasta.
A pocos metros, cien pantallas distribuidas alrededor de un escenario están a pleno. El público participa en una maratón informática que ameniza Laura Abramowitz, joven conductora de los chateos con famosos en un portal urbano. El más rápido en responder un listado de preguntas, gana. �¿Qué hiciste toda la tarde?�, interrogó Laura a Verónica Giménez, la ganadora invitada a subir al escenario. �Chateaba con un chico de Palermo �respondió Verónica�. Me dijo que me iba a llamar por teléfono.�
Por el hall central vuelve a pasearse la cybernauta mientras el público aguarda la llegada de Pedro Mairal, el autor de la novela Una noche con Sabrina Love que, en breve, chateará con los presentes. Mairal no estará en el otro extremo del mundo, ni de la Feria. Como corresponde a este cybermundo se ubicará en el escenario, rodeado por el público que, cómodamente, le arrojará preguntas vía Internet. La cybernauta es lo más parecido a un clon femenino de Max Headrom, el periodista con cámara incorporada a su cerebro, protagonista de la serie futurista ya caída en desuso por contemporánea. El equipo, adosado a la rubia en su torso, sus brazos y su cabeza, pesa un kilo y medio. �Alguien que organiza una fiesta en el campo puede estar interesado en pasar su fiesta on line�, explica su uso Rodrigo Marín, operador de la empresa de la PC corporal. �On line� es el término que los navegantes utilizan reemplazando al anacrónico �en vivo y en directo�. La opción es contratar el servicio o comprar el equipo. �En Estados Unidos �agrega Marín� cuesta 5 mil dólares.�
Cruzando el pasillo, un grupo de jóvenes sentados en mullidos sillones sigue atentamente las secuencias de una película. �El cine en tu living�, dice Juan Ocampo, al frente de una empresa distribuidora de DVD�s a domicilio. �Enviamos a cualquier punto del país sin cargo de correo �sostiene Ocampo�. Los argentinos están tan poco acostumbrados a las compras vía Internet, que no lo pueden creer.� El DVD está señalado por los especialistas como el próximo reemplazante de las videocaseteras. Y para que el cliente, en el living de su casa, se sienta realmente como en el cine, la empresa de Ocampo hasta le envía como obsequio un verdadero paquetito de pop corn.
�¿Tenés páginas en hebreo?�, preguntó el hombre a la encargada de una página de la comunidad judía, mientras a pocos metros, medio centenar de chicos y chicas ocupa las máquinas del stand del gobierno porteño para chatear con algún amigo o desconocido. Más allá de rubias del futuro, novedades del cyberespacio, páginas web y deportes on line, la estrella de la Feria que arrasa con el interés del público es la conversación virtual. Una multitud de adolescentes utiliza las pantallas para quedar colgada en el chateo. De los 770 mil usuarios de Internet en Argentina, la franja mayoritaria tiene entre 20 y 29 años. El 73 por ciento pertenece a Capital y conurbano. Todos parecían estar en la Feria. Chateando.
�Nos vemos, bye, bye�, se despedía una chiquilla de su interlocutor, pantalla mediante. �Nos vemos�, le respondían del otro lado de la línea. Después, los dos noviecitos dejaban las dos PC, una junto a la otra, y seguían deambulando por los pasillos de la Feria.
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