EE.UU., LAS DEMOCRACIAS DE AMERICA LATINA Y EL DILEMA ARGENTINO
Qué dijeron en privado Clinton y Albright

Adalberto Rodríguez Giavarini y Madelaine Albright en Washington.  �La mayoría de los líderes de América latina no se preocupa.� Riesgo I: Que el gobierno argentino  quede como el alumno que regala una manzana a la maestra, como el �nerd� de América latina.

El tema Por Martín Granovsky

 Los dos tenían el mismo guión, que casi repitieron de memoria, aunque por separado, ante Fernando de la Rúa y Adalberto Rodríguez Giavarini. La primera parte dice así: �La vida institucional de las democracias latinoamericanas, al menos de muchas de ellas como Perú, es cada vez más débil�. Y la segunda parte señala: �Nos inquieta que, salvo ustedes y alguno más, la mayoría de los líderes de América latina no se preocupe por la salud de las otras democracias�. El mensaje del presidente Bill Clinton y la secretaria de Estado Madelaine Albright es, en estos días, uno de los temas que más analizan en el tiempo muerto de los vuelos largos el presidente argentino y su canciller. El mensaje, y también sus dilemas.
Tal como anticipó en exclusiva Página/12, Clinton sacó el tema ante De la Rúa en el tramo a solas del encuentro que mantuvieron los dos el martes 13 en la Casa Blanca. Pero también hubo una reunión a solas entre los jefes diplomáticos el miércoles 14. Mientras miraban desde el balcón del Departamento de Estado que da a la calle C el operativo contra el incendio de la planta baja, Albright lanzó el problema para medir la reacción de su colega sobre un punto: ¿qué puede hacer la Argentina por lo que Rodríguez Giavarini acaba de definir como un asunto de �calidad institucional�, si el resto de América latina se mueve con parsimonia y sin ganas?
La preocupación de Washington incluye a Colombia, Perú, Venezuela y Paraguay. La preocupación de la Argentina también, pero agrega un dilema suficientemente dramático como para quitar el sueño al Gobierno:
  La Argentina tiene una coincidencia absoluta con los Estados Unidos sobre la necesidad de presionar a esos países para que, además del voto, queden garantizadas la libertad de prensa y de expresión y la independencia de la Justicia. Pero si transparenta demasiado esa coincidencia correrá varios riesgos a la vez. Uno, quedar como el alumno que regala una manzana a la maestra, como el nerd de América latina. Otro, reeditar un gesto de menemismo puro. El tercero, distanciarse nuevamente de Brasil. Y el cuarto, generar un aislamiento tan grande que impida cualquier gestión colectiva, cualquier presión eficaz, cualquier cambio institucional. 
  Otro camino es acompañar, por ejemplo, a México y Brasil. México sigue una tradición: compensa con arrestos antinorteamericanos su inexorable integración económica con el vecino del norte. Brasil, como antes los Estados Unidos, o como ahora los Estados Unidos frente a un Pakistán, digamos, busca cualquier fórmula que le garantice estabilidad en las fronteras. Fujimori es una solución horrible para los peruanos, por el fraude electoral y la violación de las libertades individuales, pero un Perú anárquico atemoriza a Brasil tanto como lo preocupaba un Lino Oviedo chamameceando en la triple frontera. El riesgo de esta opción es que la inacción ante la estabilidad barata termina generando las condiciones de la inestabilidad futura, y puede transformar a toda América latina en una región degradada. �Los nubarrones que aparecen de tiempo en tiempo sobre las democracias latinoamericanas no solo dañan el espacio político de los países donde ocurren, sino que lesionan la credibilidad y el prestigio democrático de toda América latina�, dijo el jueves con picardía de marketing el presidente mexicano Ernesto Zedillo en la cumbre del Grupo Río en Cartagena. 
Con Colombia y Perú los Estados Unidos ya avanzaron solos. Se trataba de darles asistencia financiera y militar en la lucha contra el narcotráfico, un campo que, con buen sentido, el resto de los países no quiere compartir porque no tiene recursos y porque ve que no habrá salida en Colombia aceptando el esquema simplote de guerrilla-más-narcos-versus-Gobierno. Las dificultades, naturalmente, superan la cuestión del comercio de drogas. Colombia no encuentra una salida a la impasse política y militar que surge de que el Estado y la guerrilla de las FARC comparten el dominio del territorio y no tienen ni tendrán la fuerza suficiente para torcerse el brazo. 
Perú, que ha sido tomado como el símbolo de la democracia barata, es una parábola más común al resto del continente: un presidente que gana gracias al descrédito de la clase política tradicional (�En Perú los partidos políticos se debilitaron no por responsabilidad del gobierno, sino porque la población no les dio su respaldo�, se ufana Fujimori con cierta razón y cierto cinismo), disuelve el Congreso con apoyo militar, encabeza una guerra sucia contra la guerrilla delirante de Sendero Luminoso, desoye los mecanismos americanos de defensa de los derechos humanos, después queda convalidado en elecciones y consigue un nuevo congreso, y se hace reelegir dos veces usando el aparato de inteligencia del Estado para destruir a la oposición e incautar medios de difusión críticos como el de Baruch Ivcher.
Fujimori sabe que es observado. Por eso el mismo viernes anunció el diálogo con Ivcher, quizás para ganar tiempo, y la formación de subcomisiones estatales de libertad de prensa y de Justicia, quizás para diluir las críticas. Pero a la vez sabe que las últimas elecciones, ganadas con fraude, ya son un hecho consumado. Por eso elogió, autoelogiándose, la posición �realista�, como la llamó, de Fernando Henrique Cardoso frente a la última votación, y recibió con alegría la declaración de John Hamilton, el embajador de los Estados Unidos en Lima, de que Washington respetará los resultados electorales aunque �las elecciones fueron profundamente defectuosas�. Frente a tanto pragmatismo, casi no era necesario que Zedillo dijera que �si no queremos que instancias ajenas a América latina pretendan tutelar nuestros avances políticos, nosotros mismos debemos cuidar fraternalmente el fortalecimiento de nuestras democracias�.
La salida de compromiso, como es habitual en estos casos, no fue ni la opción pura de los Estados Unidos ni la latinoamericana, y la OEA apareció como el híbrido ideal para encarnar un promedio. En diez días más la misión encabezada por el secretario general César Gaviria y el canciller canadiense Lloyd Axworthy visitará Perú. Axworthy ya dijo que la misión �no será de observación electoral ni se encargará de responder a los resultados específicos de la elección misma�. Sí se fijará en el �proceso electoral, los tribunales judiciales, las cortes constitucionales y la libertad de prensa, porque el tema es cómo se podría respaldar la democratización, en términos de salvaguardar los derechos del pueblo contra el uso arbitrario e injusto del poder estatal�.
La cantidad de disyuntivas que pueden construirse es infinita. Las tensiones en los sistemas políticos son nuevas. Pocos grados separan la resistencia al poder del Estado de la violación sin vueltas de la soberanía; y, al revés, el respeto irrestricto de la soberanía, de un lado, y de otro la indiferencia frente a la degradación regional y la violación de los derechos humanos.
Es posible que un panorama tan complejo termine dibujando así la conveniencia argentina: un poco más adelante que Brasil en la preocupación por la calidad institucional de los demás, pero no tanto como para ser visto como el país vicario de Washington en América latina. 
¿De qué modo se diseña en los hechos una política de ese tipo? Tal vez no alcance una vuelta al mundo en el Tango 01 para imaginarlo. O tal vez haya que pensar, también, en el efecto negativo sobre las instituciones políticas que el economista chileno Ricardo French-Davis atribuye a un �nuevo populismo�: el populismo de buscar el favor de los mercados. 

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