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Puigjané expulsado del convento por los swat

El exagerado operativo de seguridad en el bautismo de un hijo de un detenido de La Tablada le costó el traslado a Puigjané.

Dar misa en el templo de Pompeya era la �salida laboral� del fray, que tiene arresto domiciliario.
Hubo tantos patrulleros en el bautismo del hijo de Díaz que fue trasladado a otro convento y no dará más misa.


Por M. B.

t.gif (862 bytes) El bautismo del hijo de uno de los presos de La Tablada, Luis Alberto Díaz, se desnaturalizó por una movilización a lo Rambo, que aterrorizó al barrio de Pompeya y determinó que otro de los presos, el sacerdote Antonio Puigjané, fuera expulsado por sus superiores eclesiásticos del centro Franciscano de Fournier 3156, donde completaba por razones de edad su condena carcelaria, y resultara transferido a otro convento en Coghlan. A raíz del escándalo montado en la iglesia franciscana de Pompeya por los guardianes del Servicio Penitenciario Federal, que llevaron esposado a Díaz a ver el bautismo de un hijo de diecisiete años, Puigjané se ha visto privado de dar misa en ese centro, lo que constituía �en términos carcelarios� su �salida laboral�. 
El responsable del operativo que alarmó a Pompeya y humilló a la familia Díaz fue el prefecto Marcelo Sberna, a cargo de la U-19 de Ezeiza, quien habría enviado seis camionetas pobladas de operativos a lo Swat, a raíz de un rumor: que los presos de La Tablada pensaban fugarse. Así se lo habría dicho a Juan Carlos López, el segundo de Patricia Bullrich en Política Penitenciaria. Díaz, que lleva 21 días en huelga de hambre, denunció el procedimiento que amargó el bautizo de su hijo, en una extensa carta pública de la que aquí se reproducen algunos párrafos.
�Soy papá de dos adolescentes, Oscar y Sebastián, y ambos fueron bautizados recientemente por fray Antonio Puigjané en la iglesia de Pompeya. Mis hijos conocen a Antonio, ellos siempre me visitaron cuando estábamos en la cárcel de Caseros. Allí con Antonio hemos compartido no solamente 10 años de prisión. Por estas razones y por iniciativa y decisión de mis hijos querían que Antonio los bautizara. Así ocurrió con el mayor de mis chicos, Oscarcito, a cuya ceremonia no pude asistir, aunque es algo que está contemplado en la ley. En el caso de Sebastián fue todo distinto. Todo. En el caso de un adolescente no es lo mismo. Quienes hayan concurrido a uno saben lo que intento explicar. El chico entiende el motivo y la dimensión de lo que el cura lee y explica de las citas bíblicas, el significado de la palabra comunión, solidaridad, hermano, que dichas con la autoridad moral y ética de Antonio cobran un valor infinito�.
�El jueves primero de junio me hacen la notificación formal que estoy autorizado a concurrir al Centro Franciscano Argentino, en Pompeya, para el día sábado 3 en el horario de 16 a 18.30 horas. Estos traslados los tiene que hacer la propia Unidad, que dispone de una camioneta con dos custodios de civil que son los encargados de llevar y traer al interno. Llamé a mi hijo y le di la noticia. Nos alegramos y emocionamos de saber que estaríamos juntos. Sorpresivamente me comunican que sería llevado por �División Traslados�, que además la seguridad de los mismos la hace un grupo especial (comandos). Ante eso estuve a punto de negarme a ir con ese dispositivo, pero me resigné. Me esposan y me encierran en una jaula. Al bajar por la avenida Perito Moreno despejan autos con las sirenas y cruzan los semáforos en rojo tratando de llegar con el mayor escándalo posible. Imaginen el pánico que este operativo innecesario causó en el barrio. El lunes 5 nos enteramos que a Antonio lo habían echado de Pompeya. No sé qué pensar, porque si estos señores a los que Antonio tiene que obedecer no se manifiestan con los Collino o los Ogñenovich ¿por qué toman esta represalia con Antonio?�.

 

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