Por Eduardo Tagliaferro y Martín Granovsky
El living, de clase media, con un gran ventanal sobre la avenida Santa Fe, está colmado de recuerdos. Fotos con otros jefes de Estado Mayor de todo el mundo, platos con inscripciones, pequeñas esculturas. Martín Balza se sienta en un rincón, inquieto, y no deja pasar más de diez minutos sin levantarse del sillón, como si un pensamiento accionara un largo resorte y lo obligara a cruzar la habitación en busca de una carpeta más, un dato, un cuadro estadístico. Pensaba escribir sus memorias al retirarse. La causa de las armas lo ha forzado, en cambio, a convertirse en un experto en los vericuetos judiciales.
Página/12 entrevistó durante tres horas al ex jefe del Ejército que en 1995 produjo una autocrítica sobre el terrorismo de Estado. Pero esta vez el tema exclusivo fueron las armas. Durante la conversación, Balza se mostró inquieto y cuidadoso con cada palabra y eludió algunas preguntas. Aunque, como se verá, no tanto.
�¿Cómo define la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador? ¿Como un negociado o como un delito de contrabando?
�En la calle, cada vez que la gente se detiene a hablar conmigo, me cansé de escuchar muchas y graves figuras delictivas que podrían explicar la venta de armas.
�¿Le preguntan si usted cometió los delitos?
�No, y la verdad es que ni yo ni el personal a mi cargo cometimos ningún delito. Ni yo ni nadie del Ejército firmamos decretos ni asesoramos. Además, desconocíamos completamente la elaboración de los decretos.
�¿De qué delitos habla?
�Que lo expliquen todos los funcionarios que intervinieron en la elaboración y firma de los decretos.
�¿Qué quiere decir con �todos los funcionarios�?
�Repito: todos los que elaboraron y firmaron. Es que se trata de un monto importante de material bélico exportado. Se habla de 6500 toneladas de armas, de 400 contenedores que salieron por la Aduana y nadie sabe si adentro fueron chupetines o fusiles. Que otros expliquen.
�Hay dos firmantes de decretos que la Justicia todavía no interrogó: Carlos Menem y Domingo Cavallo. ¿Usted quiere que la Justicia los interrogue?
�Eso me recuerda a una estrofa del Martín Fierro: �Mucho tiene que contar el que tuvo que sufrir�.
�¿La respuesta es sí, que la Justicia debe citarlos?
�Creo que en éste como en todos los temas, por ejemplo en el de derechos humanos, se debe avanzar aspirando a alcanzar lo que nosotros definimos con dos palabras que encierran un concepto de la vida de los pueblos: justicia y verdad. El futuro de las naciones se construye sobre la base del respeto a esos dos conceptos que trascienden lo jurídico y desterrando definitivamente otras dos palabras que quiera Dios que nunca más tengamos que nombrar: impunidad y corrupción.
�¿Usted critica al juez federal Jorge Urso porque no citó a declarar a ...?
�No hago ninguna crítica al juez.
�¿Pero le parece bien que Urso no haya citado ni a Menem ni a Cavallo?
�Admito la pregunta pero omito la respuesta.
�Cuando se enteró de la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador, ¿le preguntó al ex presidente Carlos Menem qué sabía del tema?
�Con los únicos que hablé fue con los miembros de mi cadena de comandos. También con los ministros de Defensa, Oscar Camilión primero y Jorge Domínguez después. Y con el presidente Menem. Según los trascendidosperiodísticos, primero indirectamente y luego en forma manifiesta, se vinculaba a algunos hombres del Ejército y luego a la institución como partícipes de la venta de armas al exterior. Eso me preocupaba.
�¿Se los dijo a Menem y a sus ministros?
�Por supuesto. Y ellos no podían desconocer que el Ejército era totalmente ajeno a cualquier tipo de operación ilegal. No había entregado nada para vender y no le faltaba armamento.
�¿Qué le contestaron?
��General, estamos totalmente de acuerdo y tiene nuestro respaldo.�
�El respaldo, en este caso, puede ser sospechoso.
�Hablo de respaldo entendido como la confianza de que ni el jefe del Estado Mayor ni gente del Ejército estaban comprometidos con ninguna conducta ilegal.
�Hace poco dijo que el presidente Menem había sido mal asesorado en este tema. ¿Con lo que hoy conoce del expediente sigue pensando lo mismo?
�¿Cómo es que ustedes ponen cuando uno no contesta? Tres puntos suspensivos, ¿no?
�¿Eso significa que avanzó en su pensamiento sobre el papel de Menem?
�...
�¿Y con más precisión?
�Muchos de los altos funcionarios con los que yo hablaba no podían desconocer el tema de la venta de armas por una razón más que evidente: ellos habían firmado los decretos. Mi caso fue distinto. Durante 1995 y 1996, cuando empecé a hablar con mi cadena de comando, yo desconocía totalmente la existencia de decretos sobre venta de armas al exterior. Ni el ministro ni el señor Presidente, ni ningún otro secretario, me habían hecho ningún comentario alguno sobre la existencia de los tres importantes decretos a los cuales nos estamos refiriendo hoy.
�¿Cuándo se enteró de los decretos que autorizaron la venta de armas?
�Recién cuando se hicieron públicos en el Boletín Oficial de la Nación.
�Se publicaron para difundir los decretos secretos en tiempos del misil Cóndor y demostrar que el gobierno anterior también había vendido armas a regiones en conflicto.
�Esos fueron los análisis que leí. Ahí tomé conocimiento de que en agosto y octubre de 1991, cuando yo ni siquiera era jefe de Estado Mayor �creo que esto es importante, ¿no?� se firmaron dos decretos de venta de armas a la República de Panamá. Esos dos decretos fueron firmados por el ministro de Defensa Antonio Erman González y por los ministros de Relaciones Exteriores, Guido Di Tella, y de Economía, Domingo Felipe Cavallo, quienes encontraron a la venta compatible con �los programas de acción que en materia de comercio exterior ha fijado el gobierno nacional�. Hay otras firmas también.
�¿Cuáles?
�Por ejemplo las de los miembros de la Comisión de Coordinación de Políticas de Exportación de material bélico que autorizaron la venta. Ese decreto tiene la particularidad de autorizar a la Administración Nacional de Aduanas para que dé curso a la operación mediante una simple solicitud de la Dirección General de Fabricaciones Militares. Se desafectó a la Aduana del control de 374 contenedores, que salieron por puertos y aeropuertos.
�¿Hubo una zona liberada en la Aduana?
�Sí. Pero además se cobraron reintegros y reembolsos por lo que se exportó.
�¿Y eso estaba mal?
�Es que el material exportado tendría que haber sido argentino, nuevo, y sin uso. Y por lo menos en un caso, el de las ametralladoras 12,7 �no hablo de los otros casos porque no lo sé� se trataba de material norteamericano, viejo y usado.
�¿Cuánto se cobró de reembolso?
�No sé. Pero en el caso del decreto 103/95 la operación tiene características similares a las anteriores. Con la única diferencia de que quien propone la venta en este caso, como ministro de Defensa, es Oscar Camilión en lugar de Erman González. El importe total de la operación es de 80 millones de dólares. Pero tengan en cuenta que si el armamento está destinado a una zona en conflicto, el precio se puede duplicar o triplicar en el mercado internacional.
�Usted siempre dijo que Estados Unidos sabía de esta operación. ¿Por qué cree que fue así?
�Como profesional me parece muy raro que existiendo un embargo de armas a Croacia �y lo dije por escrito en el �92� y dadas las características de la zona de operaciones, en un país que tiene costa sobre un solo mar, el Adriático, parece difícil que barcos de ciertos porte puedan salir de un puerto argentino, cruzar el Atlántico, pasar por el estrecho de Gibraltar, entrar a un mar cerrado como el Mediterráneo con la sexta flota asentada allí e ingresar a un mar también estrecho como el Adriático sin que fueran detectados por violar el embargo. Es realmente difícil de comprender que existiendo un embargo de las Naciones Unidas, y estando la fiscalización a cargo de Estados Unidos, esto pudiera haberse materializado.
�¿Habló con los Estados Unidos?
�Recuerdo lo que me dijeron una vez en el Pentágono: que detectan por satélite hasta una pelota de golf. Un barco es más grande que una pelota de golf. Y el estrecho de Gibraltar es más angosto que el Pacífico.
�¿La venta de armas fue un secreto de Estado?
�No tengo conocimiento. Pero en ese caso tendría que haberse manejado en esa categoría, sin usar como carne de cañón a algunos oficiales del Ejército. Por más carnales que fueran las relaciones con Estados Unidos.
�¿Usted está diciendo que cuándo el secreto dejó de serlo se buscó en el Ejército la culpabilidad para exculpar al nivel político?
�Ustedes me piden cada respuesta... Es triste estar sindicado ante el contexto internacional como el hombre que ha organizado una asociación ilícita, cometido falsedad ideológica y malversación. Y más triste cuando uno no ha cometido ninguno de esos delitos.
�¿Usted cree que hubo una asociación ilícita para realizar la venta ilegal?
�Es una respuesta que corresponde a la investigación judicial.
�¿Lo conoce al ex director de Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga?
�No tuve con él más que una relación protocolar, la que corresponde al jefe de la institución que ha sido uno de sus mejores clientes. Lo he tratado a Sarlenga en distintas oportunidades, pero nunca, absolutamente nunca, he conversado con él sobre los decretos.
�¿Sabe si Erman González intentó desplegar una política de producción de armamento y exportación, como dijo Cavallo?
�No, con González no hablé absolutamente nada de eso. Quiero recordar también que ninguno de los ministros que tuvieron trato conmigo �Di Tella, González y Camilión� me hicieron nunca una referencia a los decretos. Cuando esta causa fue adquiriendo estado público siempre les manifesté a los ministros y secretarios que Venezuela y Panamá no habían comprado armamento.
�¿Qué argumentos les daba?
�No entraba en mucho detalle. Me parecía sumamente raro. Yo desconocía qué gestiones se podrían haber hecho en otros niveles, pero lo que yo estaba en condiciones de asegurar rotundamente es que ni Panamá ni Venezuela tenían absolutamente ningún tipo de armamento argentino.
�¿Por qué era tan rotunda su afirmación?
�Si Panamá hubiera comprado material bélico, Estados Unidos no lo hubiera ignorado y yo lo hubiera conocido, por la relación fluida y de respeto que teníamos. Con respecto a Venezuela lo mismo, por las relaciones bilaterales que tenemos con el Ejército venezolano.
�¿Usted le hizo este comentario a Menem?
�(Silencio.) Al presidente Menem no recuerdo habérselo hecho.
�¿Menem tampoco se lo preguntó?
�No.
�¿Y a Di Tella, Erman González o Camilión?
�Sí.
�¿Y a Cavallo?
�No. Con Cavallo no hablé nunca.
�¿Y se acuerda de qué le dijeron los tres ministros que hoy están procesados por este caso?
�Creo recordar que no fue Di Tella el que me dijo lo siguiente: que el armamento se había vendido a una empresa, y que si la empresa lo había desviado era problema de ella. Sin embargo, no se puede poner en duda que existe un desvío del material bélico. El armamento podría haber ido a cualquier parte, pero adonde seguro no iba a ir era a Venezuela y Panamá.
�Teniendo en cuenta que se transportaron muchos containers y que un centenar de camiones entraron y salieron de guarniciones militares desde distintos puntos del país hacia el puerto, ¿la operación tendría que haber sido advertida por los servicios de Inteligencia?
�¿Por cuáles?
�De la SIDE.
�Ah, porque si la inteligencia del Ejército hubiera actuado, habría sido ilegal. Volviendo a la pregunta anterior, he escuchado que se ha dicho que se autorizaba a vender a determinadas firmas, Debrol en un caso, y Hayton Trade en otro.
�En esta maniobra aparentemente hay diferentes categorías, algunos que lideraron el negocio, otros que ejecutaron el negocio y otros que miraron para el costado, en una postura de obediencia debida. ¿En qué nivel se ubica usted a sí mismo?
�En ninguna. El personal del Ejército, el ex jefe del Estado Mayor que habla y el personal del Ejército que estaba a mis órdenes en ningún momento obró por obediencia debida. No incurrió en nada ilícito. El Ejército no entregó absolutamente nada para vender, nadie se lo pidió, era totalmente ajeno. Y esto que digo yo ha sido ratificado por el actual jefe del Estado Mayor del Ejército.
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