Por Susana Viau
El lunes 17 de abril, cuando se notificó de la citación
de la Oficina Anticorrupción, Jorge Castro tuvo un estallido de
furia. Debía responder por qué había exigido a la
Jefatura de Gabinete el pago de 50 mil dólares por un evento que
la secretaría que tuvo a su cargo Planeamiento Estratégico
no había auspiciado y que en cambio había contado con el
patrocinio de Microsoft. Para complicar la situación de Castro,
el mismo día llegaba a manos de José Massoni un segundo
expediente de la sindicatura involucrando al mentor ideológico
de Carlos Menem y consejero del jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes.
Según esta nueva denuncia, Castro facturó al Estado 12 mil
ejemplares de su libro Cinco prioridades nacionales, sólo que la
fantasmal editora C y M Group declaró haber confeccionado apenas
3000. Entre las solicitudes de pago del evento y del libro existen llamativas
coincidencias: en ambas, y pese a tratarse de actividades distintas, figura
la empresa Ekelco; las dos fueron tramitadas con carácter de urgente,
con igual fecha y a una semana del cambio de gobierno. Los auditores que
siguieron sin resultado la pista de las Cinco Prioridades consideraron
que tanto Castro como el ex jefe de Gabinete Jorge Rodríguez podrían
hallarse incursos en el delito de defraudación a la Administración
Pública.
Puro Group
Al ex secretario de Planeamiento Estratégico le gusta repetir en
sus charlas una pregunta de Martin Heidegger: ¿Por qué
existe algo y no simplemente nada?. Sin embargo, simplemente nada
fue lo que los auditores de la Sigen encontraron cuando comenzaron la
prolija búsqueda de Cinco prioridades nacionales: nada había
en la Biblioteca Nacional, nada en las librerías, nada en el Senado,
nada en las reparticiones oficiales. Pero, para no enmendarle la plana
ni a Heidegger ni a Castro, al final hallaron algo. No fue el volumen
sino una nota en la que Castro reclamaba a Rodríguez el pago de
la impresión con carácter de urgente, acompañada
de las correspondientes facturas. La urgencia era atendible: el pago se
reclamaba el 29 de noviembre, diez días antes del cambio de gobierno.
De acuerdo a lo conversado oportunamente recordaba Castro
a Rodríguez y vistas las dificultades ocasionadas por la
última reducción presupuestaria, solicito a usted tenga
a bien proveer los medios necesarios para la financiación de la
impresión encargada por esta secretaría a mi cargo, a la
imprenta Ekelco SA que en su conjunto asciende a la suma de $ 34.080.
Las facturas emitidas por Ekelco fijaban el precio por 12 mil ejemplares
y estaban posdatadas: tenían fecha del 1º de diciembre de
1999, o sea seis meses después de presentado el libro en el Salón
Blanco de la Casa de Gobierno y posteriores tanto al pedido de pago realizado
por Castro (29/11) como a la autorización firmada por el jefe de
Gabinete Jorge Rodríguez (30/11).
En vista de que resultaba imposible dar con el libro en los lugares habituales,
la Sigen se dirigió al Registro de la Propiedad Intelectual. En
el Registro tampoco había rastros de Cinco prioridades... y, como
última chance, los auditores fueron remitidos a la Cámara
del Libro. Allí sí estaba archivada una nota en la que C
y M Group solicitaba un número de inscripción para el volumen.
La cantidad de ejemplares declarada por C y M Group no fueron, por cierto,
los 12 mil volúmenes que figuraban en las facturas de Ekelco sino
3 mil. En la sede de C y M Group, en la calle Paraguay al 900, los funcionarios
de Sigen nunca pudieron dar con nadie que aclarara sus sospechas. El teléfono
de la supuesta oficina está registrado a nombre de Montero Ruiz,
un apellido que evoca a un ex intendente de Buenos Aires (Saturnino Montero
Ruiz), también ex presidente del Banco Ciudad durante la gestión
de Carlos Grosso. Luego de analizar el caso, los técnicos de la
Sigen concluyeron que nos hallaríamos ante una defraudación
a la Administración Pública. Incurso en dicha conducta se
hallaría el funcionario autorizante, quien obvió normas
obligatorias de contratación y emitió una resolución
sobre una factura posdatada, así como también el ex secretario
de Planeamiento. Los auditores recomendaron, asimismo, la apertura
de un sumario y el envío del caso a la Oficina Anticorrupción.
Pero los auditores habían observado algo más: el texto de
la nota de Castro reclamando el pago de los libros era casi idéntico
a otro que ese mismo día el ex secretario había presentado
pidiendo 50 mil pesos por la realización del seminario Búsquedas
de consensos en torno al programa de alfabetización informática
celebrado en el Hotel Caesar Park. Además, uno de los presupuestos
solicitados para elegir la empresa organizadora de ese evento estaba firmado
también por la polifuncional Ekelco. La Sigen ya había demostrado
que a esas jornadas Castro y Rodríguez habían concurrido
en calidad de invitados especiales, y que la organizadora y encargada
de costear el evento había sido la empresa Microsoft. La intervención
de la Sigen evitó que el Estado desembolsara el dinero. No ocurrió
lo mismo, en cambio, con la impresión de Cinco propuestas..., cuyas
facturas fueron pagadas en el acto.
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