![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
Por Raúl Kollmann ![]() El encuentro entre los ministros y la Comisión se produjo el miércoles, pero buena parte de su contenido se mantuvo en secreto. Los integrantes del Gabinete dialogaron por primera vez con la Bicameral sobre la preocupación que existe por el inminente juicio oral. La postura del Gobierno es dar la batalla para conseguir más y mejores pruebas para afrontar las audiencias que, según los cálculos, empezarían antes de fin de año. En el banquillo de los acusados estarán el armador de autos truchos Carlos Telleldín, último poseedor de la Trafic que estalló frente a la AMIA, y un grupo de policías bonaerenses, encabezados por el ex poderoso comisario Juan José Ribelli, imputados como cómplices del atentado. En principio, la idea era que la Task Force integrada por dos departamentos de la SIDE, la Brigada Antiterrorista de la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la División Inteligencia del Servicio Penitenciario se dedique a investigar las 60 causas paralelas del caso AMIA: entre otras, el fabuloso enriquecimiento de Ribelli, el caso de un testigo falso preparado para desviar la investigación, la participación del comerciante en autos Alejandro Monjo, la desaparición en la Policía Federal de casetes con desgrabaciones de escuchas de la causa y el resto de los expedientes que tienen un atraso notable. En esas causas paralelas se esperaba encontrar algún indicio adicional para el juicio oral, ya que quien intentó desviar la investigación, manejó dinero sin explicación o estuvo relacionado con la mafia de los autos, pudo tener que ver con el núcleo que organizó el atentado. Lo cierto es que los hombres del Gobierno diagnosticaron una situación mucho más precaria de la esperada, al punto que utilizaron los calificativos de causa semivegetativa o causa seca para referirse a la pesquisa que encabezó el juez Juan José Galeano, supuestamente con la colaboración de las fuerzas de seguridad. Esto es lo que explica el carácter del escrito que firman los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia que vienen trabajando en el caso desde el principio y los fiscales asignados a la Task Force, Germán Bincaz, Pablo Rechini y Alberto Fohrig. Estos son algunos de los puntos que le piden que investigue el grupo especial. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Además de estos puntos hay otros en los que se pide investigar las conexiones entre los funcionarios argentinos e iraníes, las declaraciones de un testigo falso, Ramón Emilio Solari y dos datos claves que son fundamentales para el juicio oral: qué carrocería llevaba la Trafic cuando explotó y dónde se encuentra otra carrocería que fue la que originalmente tenía la camioneta cuando, pocos días antes del atentado, seguía en manos de Carlos Telleldín. El escrito que enumera las órdenes iniciales para la Task Force es un reconocimiento de los agujeros que tiene la investigación, fundamentalmente porque fue catastrófica en sus dos primeros años. En la Casa Rosada y en la Justicia están alertados porque sostienen que el millonario Ribelli y los integrantes de su banda están preparándose con uñas y dientes para el juicio, coordinando esfuerzos, movilizando fondos y especialistas, para voltear las acusaciones. Como respuesta, el Gobierno y el Equipo Especial parecen haber emprendido una carrera contra reloj para ayudar a juntar más pruebas.
|