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Un poco de adrenalina deportiva para el canal de los documentales

Discovery Channel emitirá hoy la segunda y última parte de �Eco Challenge�, un evento deportivo de alto riesgo realizado el año pasado en la Patagonia. El documental será visto en 149 países.

Por Patricia Chaina
t.gif (862 bytes)  Las competencias expedicionarias que combinan deportes con situaciones extremas se convirtieron en una nueva vedette de las televisaciones deportivas. Así lo demuestra el especial sobre el “Eco Challenge” que Discovery Channel –junto con Artear en el evento realizado por primera vez en Latinoamérica desde la Patagonia argentina–, ha diseñado para inyectarle adrenalina deportiva al canal dedicado por excelencia al documentalismo. La transmisión, de la que hoy Discovery emite la segunda y última parte –repite el sabado 24 de 15 a 19, las dos ediciones juntas–, permite apreciar paso a paso el recorrido que doscientos atletas, encuadrados en 54 equipos internacionales, realizan en este caso sobre el paisaje montañoso de la cordillera rionegrina.
La competencia se desarrolló en diciembre de 1999, durante doce días, y el ganador fue el equipo de Nueva Zelandia. A través del seguimiento de los 19 equipos de cámaras que registraron la competencia, los televidentes podrán disfrutar de diferentes maneras: podrán seguir las vicisitudes de los competidores, que atraviesan en kayak lagos como el Nahuel Huapi, o en canoa los ríos alimentados por glaciares en los que abundan los rápidos. Y eso cuando la ruta no indica que tengan que cruzarlos a nado, en las noches húmedas y frías, claro que por zonas de río manso. No están afuera de la aventura los segmentos de montañismo en los que afrontan el desafío de escalar cerros como el Tronador, pasando por una intensa tormenta de nieve en el trayecto. Las cabalgatas por los valles que no siempre son plácidas y serenas, y los tramos de trabajo con “cuerdas fijas” que deben desarrollar a lo largo de la ruta montañosa, descendiendo de paredes rocosas y verticales o ascendiendo por grandes cascadas o por majestuosas agujas de granito.
Rostros tensos, cuerpos en acción, rumbos perdidos, accidentes, equipos de rescate sobrevolando las nubes entre los cerros, van organizando la narración de una puesta en escena sin un final previsible, y por eso mismo cargada de una dosis emocional que potencia el programa. Para los deportistas, además de la gratificación que genera “el hecho de competir”, como sostienen Sebastián Tagle del equipo Team Argentina, la competencia da lugar a ansiedades diversas: “Sobre todo se extraña una buena comida y dormir en la propia cama”, asegura. Y Virginia Elizalde, capitana del equipo Energizer Aconcagua –ambos entrevistados por Página/12–, coincide con él. El recuerdo de las noches secando la ropa al calor de una fogata, después de cruzar un río a nado, lo confirma.
Sobre esta trama de acciones extremas, la cordillera. Bariloche. Pero que aquí no muestra su típico perfil turístico, sino, sus zonas secretas. Sus encantos guardados sólo para el viajero atrevido que logra internarse en largas caminatas por las orillas del río Limay, o para los intrépidos que llegan haciendo rafting a las confluencias de los arroyos de deshielo. La televisación es meritoria en cuanto a la variedad de puntos de vista que ofrecen tanto las cámaras de seguimiento terrestre, como las que toman vistas subacuáticas o aéreas. De ahí que este evento haya contado con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación. La transmisión, según estiman los directivos de Discovery, se podrá ver en 149 países a lo largo de este año. Pero no puede dejar de considerarse que la realización de la competencia le reportó económicamente a la ciudad de Bariloche una suma que los mismos ejecutivos evalúan en 5 millones de pesos. Y a nivel nacional, “se espera que el impacto promocional generado a partir de la proyección del documental sea de uno 70 millones –asegura Carmen Hier, directora de Comunicaciones de Discovery Latinoamérica– en base a los resultados obtenidos en otras naciones anfitrionas como Marruecos (1998) y Australia (1997)”.

 

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