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Denuncian extraños robos en cuatro cajas de seguridad de un banco

Aunque ninguna caja fue abierta por la fuerza, cuatro usuarios denunciaron que les robaron valores en el Lloyds Bank por un total que ronda el millón. Para el banco, no hubo robo.

Por Carlos Rodríguez
t.gif (862 bytes)  En lo que va del año, cuatro usuarios de cajas de seguridad de la sucursal Alto Palermo del Lloyds Bank, en Santa Fe 3060, denunciaron ante la Justicia que le fueron sustraídos todos los valores que tenían allí depositados y que suman cerca de un millón de pesos, entre dinero en efectivo y joyas. Ninguna de las cajas fue abierta por la fuerza, lo que hace pensar que “el hurto fue cometido por algún empleado infiel” que utilizó “un doble juego de llaves o un complejo sistema láser”, dijo a Página/12 Nydia Zingman de Domínguez, abogada de los damnificados. En las cartas documento enviadas a los querellantes, el gerente general de la entidad bancaria, Colin Mitchel, niega la existencia de los hechos, aunque reconoce que se ordenó una investigación en la que interviene el juzgado de instrucción 28, a cargo de Pablo Bruno. La abogada Zingman de Domínguez aseguró que, “aunque no hayan sido violentadas las cajas, existen antecedentes judiciales que avalan el reclamo de los clientes”.
Este diario, a través de Zingman, tomó contacto con los propietarios de dos de las cajas: dos hermanas que tenían vinculación con el banco desde hacía más de 20 años y un profesional que había alquilado una caja de seguridad hacía diez años. Ellos contaron su problema pidiendo reserva del nombre y la abogada identificó a un tercer denunciante, Juan Sosa, quien había vendido un departamento de su propiedad y resolvió depositar en una caja de seguridad el dinero recibido. “Todos los perjudicados, que no se conocen entre sí y que hicieron sus denuncias por separado, declararon que tenían entre 150 y 250 mil dólares, más joyas valiosas cuya propiedad fue acreditada por cada uno”, explicó Zingman.
Las hermanas, que dicen haber perdido los ahorros “de toda una vida”, incluyendo el valor de venta de algunos bienes familiares, recordaron que la sucursal del Lloyds se mudó hacia fines de 1998 y creen que a partir de allí “puede haberse iniciado el proceso que terminó con una duplicación del juego de llaves”. Por una cuestión de confianza, ellas dejaron en manos del banco la mudanza, en lugar de hacerlo por sus propios medios. En el traslado intervino un escribano y la empresa Juncadella. Cinco días después de la mudanza ellas recibieron la nueva llave.
El robo, en el caso de las hermanas, fue comprobado el 9 de marzo pasado, una vez que regresaron de las vacaciones y la primera denuncia la hicieron ante la comisaría 21ª. Todavía no fueron llamadas a declarar por la Justicia. “Lo único que nos llamó la atención es que, después de lo ocurrido, cambiaron las normas de seguridad en la bóveda donde están las cajas y hasta instalaron cámaras de TV que antes no había”. Cuando comprobaron la falta de todos los valores, una de las mujeres comenzó a gritar “me robaron, me robaron” y de inmediato concurrió personal de la comisaría 21ª, “encabezado por un subcomisario de apellido Rodríguez”.
En el otro caso, el propietario concurrió al banco el 31 de marzo y se encontró con la caja “vacía de valores”. Lo único que le dejaron fue la escritura de su casa. El también comprobó que “después del suceso se ajustaron las medidas de seguridad, lo que está confirmando que el banco tiene perfecto conocimiento de que nuestras denuncias son ciertas”. Antes podían abrir las cajas en el mismo recinto donde están depositadas. “Ahora hay que salir del lugar y dirigirse a un box habilitado en forma reciente. Y cuando salimos, un empleado cierra la reja que lleva al lugar donde están las cajas de seguridad”.
Este damnificado, además de hacer la denuncia en la comisaría 21ª, fue a prestar declaración ante el juez en lo penal Juan José Mahdjoubian, aunque la causa se unificaría con la que lleva el juez Bruno. Además de la denuncia criminal, por el hurto, los damnificados hicieron otra ante la Justicia civil, para reclamar una indemnización (ver aparte). En esa causa son representados por la abogada Zingman de Domínguez, experta en juicios de este tipo que representa a 120 víctimas del robo contra la sucursal Recoleta del ex Banco Crédito Argentino. Uno de los primeros pasos fue presentar denuncias ante la sucursal del Banco Lloyds, ante la casa central en Buenos Aires y ante la sede de la entidad en Londres. Página/12 tuvo acceso a las cartas documento enviadas por el Banco Lloyds a algunos de los damnificados, con la firma de su gerente general, Colin Mitchel. En lo esencial, el banco afirma que “la caja de seguridad por Ud. alquilada (figura el nombre de cada damnificado) se encuentra en perfecto estado de funcionamiento”, negando así cualquier tipo de irregularidad. Sin embargo, se admite que existe una causa abierta “en el juzgado nacional número 28, a cargo del doctor Pablo Bruno”. Después de la primera denuncia, el Lloyds distribuyó entre sus clientes una circular en la que recuerda que “no se hace responsable por eventuales pérdidas o daños que sufrieran los elementos guardados en las cajas de seguridad” y que “la cobertura de algún tipo de seguro” deberá ser “contratada individualmente por los propios interesados”.
La semana anterior se conoció el robo de seis cajas de seguridad del Banco Río ubicado en la esquina de Montevideo y San Juan, en pleno centro de la ciudad de Mendoza. Tampoco hubo violencia y la jueza que interviene en la causa, Alejandra Mauricio, analiza la posibilidad de que hayan sido abiertas mediante un complejo sistema que se acciona con rayos láser. Zingman cree que algo similar puede haber ocurrido en el Lloyds. La semana anterior, Zingman recibió una nueva denuncia, contra otro banco extranjero de primera línea con sucursales en el país, por la presunta violación de la caja de seguridad que tenía una bailarina del Teatro Colón cuyo nombre fue mantenido, por ahora, en reserva.

 

Los casos previos

La abogada Nydia Zingman de Domínguez recordó que ya hay “45 casos ganados” de juicios contra entidades bancarias por robos (con boquete) o hurtos (sin violencia) en cajas de seguridad. Sobre la especialidad tiene una cátedra en la Universidad de Buenos Aires y otra en el Colegio de Escribanos de Buenos Aires. “Los damnificados deben saber que se trata de un delito que prescribe a los diez años de cometido y que hay formas de demostrar la existencia del dinero y los valores depositados en las cajas, aun cuando no se declaran previamente ante el banco”, explicó Zingman.
El leading case en la materia fue el juicio que Guido Kogan le inició, en 1988, al Banco de Mendoza, después de que faltaran 8000 dólares de su caja de seguridad. El banco tuvo que pagar 10.000 pesos más otros 5000 en concepto de “daño moral”. La abogada destacó que “la Justicia ha determinado que el banco tiene que responder por los valores, porque de lo contrario no tendría razón de ser el contrato que lleva al cliente a alquilar una caja de seguridad para tener seguros sus valores”.
Lo que debe demostrar el denunciante es “su honradez, la forma en que obtuvo el dinero (venta de bienes personales, herencias, etcétera) y documentos que acrediten que era poseedor de las joyas que declara”. El resto se consigue “con testigos, fotografías en las que el damnificado exhiba las joyas, recibos y contratos de compra-venta”.

 

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