Por Luciano Monteagudo
�Soy un hijo del caos, literalmente, porque nací en un pueblo de Sicilia cercano a un bosque llamado Cavusu, cuyo nombre es una corrupción de la palabra griega Kaos�. Con estas palabras de Luigi Pirandello, inscriptas en sus títulos iniciales, comenzaba Kaos, la bella, conmovedora película de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, inspirada en cinco relatos del gran escritor italiano, recogidos en su libro Novelle per un anno. Producida por la RAI en 1984, Kaos sigue perviviendo hoy en la memoria -por encima de las varias versiones, mudas y sonoras, de El difunto Matías Pascal, o de la lectura hollywoodense de Como tú me deseas (1932), con Greta Garbo y Erich von Stroheim� como la más representativa adaptación pirandelliana que haya asumido el cine en su siglo de vida. Ahora con Tu ridi, ganadora del premio a la mejor dirección en el Festival de Mar del Plata 1999, que se estrena mañana en Buenos Aires, los hermanos Taviani vuelven a demostrar su afinidad con el gran escritor siciliano, a partir de la adaptación de otros dos relatos (Felice y Due secuestri), que tienen sus similitudes y diferencias con los del notable film anterior.
No deja de ser significativo que en Kaos los hermanos Taviani hubieran elegido deliberadamente aquellos cuentos de Pirandello vinculados a las más antiguas leyendas y tradiciones del campesinado siciliano, mucho menos conocidos que sus relatos más intelectuales y cosmopolitas. Por un lado, eran aquellos que más podían ajustarse a su propia concepción humanista del cine, a la manera en que lo habían entendido antes en Padre padrone (1976) y La noche de San Lorenzo (1982). Por otro, Kaos no sólo les permitía hundirse en las raíces más profundas de Pirandello, en la patria de su infancia, sino que les abría las puertas al abismo original de la palabra, a un estado primitivo del universo, representado por una región bárbara y brutal, Sicilia, donde la realidad constantemente se confunde con la leyenda popular y con el mito. (Por algo Sicilia constituye el lugar más rico en vestigios de la cultura griega antigua fuera de Grecia.)
El epílogo del film de los Taviani, titulado �Coloquio con la madre�, es el momento culminante de Kaos: viejo y cansado, el propio Pirandello (interpretado por Omero Antonutti, de notable parecido físico) regresa a su casa natal, en Agrigento, acudiendo al llamado de su madre muerta, respondiendo a la convocatoria de �sombras de sombras�, como él mismo enuncia. Allí pondrá orden en el caos de unas imágenes que lo persiguen en el recuerdo y reconstruirá �un cuento dentro de otro cuento, un sueño dentro de otro sueño� una vieja historia que solía contarle su madre, que en la plasmación visual de los Taviani alcanza una dimensión sobrecogedora, de ecos viscontianos.
Más de medio siglo antes de que los Taviani le rindieran con Kaos el mejor de los homenajes, Pirandello ya parecía prefigurar el camino de estos cineastas, herederos del neorrealismo rosselliniano, cuando en una entrevista periodística, hacia 1932, reclamaba que el cine italiano asumiese �un genuino carácter nacional�. De hecho, Pirandello se había interesado por el cine desde su primer comienzo, aun cuando muchos intelectuales de la época lo descalificaban como una atracción de feria. La abrumadora Enciclopedia dello Spetaccolo de Garzanti da cuenta de que ya en 1913 Pirandello había escrito un guión para una película de Giovanni Grasso, que nunca llegó a realizarse. Dos años después, el escritor publicaba una novela de ambiente cinematográfico, Si gira, reeditada en 1925 bajo otro título, Quaderni di Serafino Gubbio, operatore. Y por aquellos mismos años, comienza a trabajar en una adaptación cinematográfica de Seis personajes en busca de un autor, que tampoco alcanza la pantalla.
El primer film sonoro italiano, La Canzone dell�amore (1930), tuvo suinspiración �libérrima, según los historiadores� en una novela de Pirandello, In silenzio. Y el sonido y el silencio en el cine eran por entonces toda una preocupación para Pirandello, que publica un extenso ensayo en el periódico Il Corriere della Sera, titulado �Sobre si la película hablada abolirá el teatro�. Después de vaticinar, contra los agoreros del momento, que eso nunca ocurrirá, Pirandello se interna más allá de su tema original y pronuncia: �El error fundamental de la cinematografía ha sido, desde un principio, ponerse en un camino falso, en un camino impropio de ella, el de la literatura (narración o drama). En este camino se ha encontrado forzosamente en una doble imposibilidad, a saber: 1) en la imposibilidad de sustituir la palabra; 2) en la imposibilidad de prescindir de ella. Y con este doble daño: 1) un daño para sí misma, al no encontrar una expresión suya propia libre de la palabra (expresada o sobreentendida); 2) un daño para la literatura, la cual se encuentra, forzosamente, con todos sus valores espirituales disminuidos (...) El silencio se ha roto. Ya no se puede rehacer. Desde ahora habrá que dar, a toda costa, una voz a la cinematografía. Buscar esta voz en la literatura es una vana insistencia y un ciego hundirse en su error...�
Es curioso que, precisamente en nombre de Pirandello, tantos films hayan caído en ese error, desde el �según Garzanti� �risibile� film argentino Todo sea para bien (1957, dirección de Carlos Rinaldi, sobre el drama Tutto per bene, con Francisco Petrone) hasta la enésima versión del Enrico IV que en 1984 acometió el italiano Marco Bellocchio, pasando por films hoy definitivamente olvidados de Mario Camerini, Alessandro Blasetti, Marcello Pagliero y hasta William Dieterle, que perpetró en Hollywood una versión del drama Comme prima, meglio di prima, titulada This Love of Ours/Como te quise te quiero (1945), con Merle Oberon y Claude Rains.
�La cinematografía debe liberarse de la literatura para encontrar su verdadera expresión �insistía Pirandello� y entonces realizará su verdadera revolución. Que deje la narración a la novela y el drama al teatro...� En estas mismas palabras parecen inspirados los episodios del Kaos de los Taviani, como El otro hijo, que se interna en la desgarradora historia de un madre que abjura de su hijo; o La tinaja, el interludio cómico, donde bajo el sortilegio de la luna estalla la poesía de unos campesinos que festejan el estómago lleno y la desgracia del padrone. O Mal de luna, donde un campesino embrujado por la misma luna siciliana, astuta y hechicera, se convierte en lobizón. Se diría que en Kaos �como ahora en los dos episodios de Tu ridi, uno de inspiración urbana y el otro de raíz campesina� todo es misterioso, nocturno, �lunar�. O como quería el propio Pirandello, el cine �removiendo el subconsciente que está en todos, imágenes impensadas, que pueden ser terribles como en las pesadillas, misteriosas y mudables como en los sueños...�
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