Por Fernando D�Addario
 �Cada vez hay menos lugares donde depositar la confianza. Por eso, ves la lucha de las Madres y sentís la necesidad de apoyar lo que hacen.� Con sencillez, Juan Carlos Baglietto resume un sentimiento que excede el compromiso ideológico e inclusive el artístico. El peso propio de las Madres, casi una isla de credibilidad en medio del escepticismo generalizado, provoca hoy adhesiones espontáneas. La de los músicos se viene plasmando, en el caso particular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a través de una serie de conciertos a beneficio, que ya contaron con la presencia de, entre otros, Víctor Heredia, Ignacio Copani y Teresa Parodi. Esta noche, a las 19, el dúo Vitale-Baglietto se sumará
al ciclo de recitales solidarios, con una actuación que se llevará a cabo en la sala B del Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). La entrada costará 7 pesos, y lo recaudado será destinado a la Comisión Pro-Casa de las Madres.
�Para nosotros es un placer, pero también un deber no hacernos los distraídos en estas cosas�, confirma Vitale, quien ya en otras ocasiones, aunque más informalmente, participó junto con Baglietto de jornadas solidarias con las Madres. El show incluirá canciones del disco Postales del alma, y otras �postales más viejas�, algunas de ellas poco conocidas por el público. En diálogo con Página/12, Baglietto sostiene que �hay épocas en que todos se acuerdan de las Madres y otras en que parecería que tienen que luchar solas. Es que todo se va degradando. La urgencia, los problemas personales, hacen que uno a veces se olvide de las cosas importantes, las que no deberían tener fecha de vencimiento�. El músico explica que esta discontinuidad en el compromiso no es producto de una ligereza personal sino que es �la naturaleza del argentino�. Pero, aclara, �no es que uno se sienta menos comprometido que otros, ni que sea un insensible, sino que necesitamos que se nos refuerce todos los días la posibilidad de movernos por las causas que lo merecen�.
Durante la dictadura, Baglietto ya pertenecía al movimiento que desembarcó años más tarde en Buenos Aires bajo el nombre de �nueva trova rosarina�. Estudiaba arquitectura, tenía 20 años, pelo largo y modales rockeros. No era recomendable para la �moral� militar. �Pero tampoco -reconoce� yo entendía muy bien lo que estaba pasando. Admito que estaba demasiado preocupado en mis propios líos personales, estaba en mi propio caos, dentro del caos generalizado. Yo no tuve ni familiares ni amigos directos desaparecidos, pero después me fui enterando de gente conocida, vecinos, que fueron secuestrados por los militares. Yo, con mi pelo y mi guitarra, ya era subversivo para los milicos, pero no tenía una militancia política, y no la tuve tampoco después, más allá de un acercamiento al PI.� Y concluye: �Uno no puede vivir toda la vida en un frasco. Me encantaría seguir boludeando, pero la vida te va poniendo en otro sitio. No sé si esto que hacemos sirve o no, pero todo lo que se haga para refrescar la memoria es positivo�.
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