Por Fernando Almirón y Fernando Cibeira
El Senado quedó conmovido por el duro cruce que protagonizaron ayer el vicepresidente Carlos Alvarez y el bloque de legisladores justicialistas. Alvarez amaneció con los botines de punta. Durante una entrevista radial comparó a la Cámara alta con el viejo Concejo Deliberante de la Capital, aseguró que no se dejará �extorsionar� por los senadores de la oposición y dijo que el actual cuerpo era �una vergüenza�. �Chacho habla gansadas�, respondió de inmediato el senador justicialista Jorge Yoma, autor de un proyecto que trataba de impedir que se disuelva la imprenta del Congreso y se recorten los salarios del personal parlamentario por decreto. Alvarez consideró esta iniciativa como un intento por arrebatarle sus facultades administrativas como presidente de la Cámara, y se enojó. El bloque del PJ lo acusó de �falta de mesura y equilibrio�. El malhumor se extendió al bloque de la Alianza: �Chacho nos puso a todos en la misma bolsa�, se quejaron los radicales, que ahora quieren hablar con Fernando de la Rúa.
Alvarez acusó recibo del proyecto de ley que impulsó en la Cámara alta el riojano Yoma y otros 15 senadores de la oposición por el que se intentaba recortarle las atribuciones administrativas que le corresponden como presidente del cuerpo. Y salió fuerte a enfrentar a los legisladores. �No me van a extorsionar actuando como una banda, confiscándome algo que yo no administro en provecho personal�, advirtió ayer por la mañana Alvarez.
De inmediato, el vicepresidente agregó una serie de datos sobre los beneficios de los que gozan todos los senadores: �Algunos de ellos iban a comer los viernes con sus familias y pagaba el Senado�, aseguró que la Cámara �parece una agencia de turismo� debido a la cantidad de viajes de sus miembros y que descubrió que se pagaban 40 mil pesos por mes por �una cochera vieja enfrente (del Palacio) para autos en desuso del Senado. Alguien cobraba ese negocio�, concluyó, aunque sin dar nombres.
�No les caigo simpático porque no soy parte de esa corporación, tengo otra visión de la política y no voy a tolerar que me hagan aprietes�, concluyó Alvarez del cuerpo que preside.
A las pocas horas, los senadores del PJ salieron en conjunto a responderle. El presidente de la bancada, Augusto Alasino, deploró en una conferencia de prensa convocada al efecto la �falta de mesura, de equilibrio y la intemperancia� con que Alvarez se refirió a los legisladores. �Es una vergüenza caer tan bajo en su desesperación por no poder justificar este ajuste y esta baja de salarios�, agregó el senador Jorge Villaverde. Otro legislador peronista, Héctor Maya, presentó en el recinto una cuestión de privilegio �para que Alvarez diga quiénes son los senadores garroneros que comen gratis con sus familias en el Congreso y quiénes son los apretadores en esta cueva de privilegios en la que él trabajó durante 6 años como asesor de (Deolindo Felipe) Bittel y por la que también pasó el actual presidente de la Nación�.
Alasino ratificó que, pese a las críticas del vicepresidente, su bloque está dispuesto a continuar con el diálogo político con la Alianza, aunque sólo señaló como interlocutores válidos al presidente De la Rúa, a los senadores radicales y al jefe de la UCR, Raúl Alfonsín.
No son los únicos que prefieren puentear a Alvarez a la hora de la interlocución. Los legisladores radicales también quieren hablar con De la Rúa �porque no tenemos contacto con el Gobierno�, aseguran. El bloque oficialista se mostró �sorprendido� por las declaraciones del vicepresidente que �olvidó� hacer la distinción que debería haber hecho entre legisladores aliancistas y de la oposición. También los ofendió la comparación con el Concejo Deliberante. �Sabíamos que estaba muy caliente por el avance del PJ, que le mostró los dientes�, confió a Página/12 un senador radical, quien agregó: �El defendió su posición, pero nosotros tenemos que defender la posición del Gobierno�.
opinion
Por Horacio Verbitsky |
Hombres de palabra
Cuando los decretos sustituyeron a las leyes, en la República de Weimar se crearon las condiciones para el surgimiento �de uno de los regímenes más terroríficos de la historia de la humanidad: el nazismo. Por ello hoy en la Argentina se impone alzar un grito de alerta frente a los mareos del soberano que decide sobre la excepcionalidad�. La sociedad argentina �exige prudencia al gobierno, en atención a la necesidad de que la seguridad jurídica en la República no resulte vulnerada o vulnerable� ya que �Quevedo advertía que no hay nada más peligroso para un país, que tener razón y no encontrar justicia�. La tajante advertencia forma parte de un proyecto de resolución presentado a la Cámara de Diputados por un grupo de legisladores de la oposición que denuncian la reiterada firma de decretos de necesidad y urgencia por parte del gobierno nacional. El presidente Fernando de la Rúa ha firmado desde que asumió el 10 de diciembre mayor cantidad de esos institutos de emergencia que cualquier otro mandatario de la historia argentina en el mismo lapso, incluido su predecesor, Carlos Menem. Uno de ellos fue revocado por la mayoría justicialista en el Senado y remitido a la Cámara de Diputados.
El texto presentado en Diputados considera �que estos abusos menoscaban ante la sociedad argentina y la comunidad internacional al Poder Legislativo y debilitan la seguridad jurídica de la República. Conductas de la naturaleza que se denuncian, sobre todo teniendo en cuenta el contexto latinoamericano, muestran en el Poder Ejecutivo Nacional una actitud de desprecio hacia la función de control que los poderes republicanos deben ejercer sobre el poder administrador�. Los fundamentos del proyecto aducen que cuando una sociedad no es advertida a tiempo �termina aceptando y, aun sin quererlo, consolidando comportamientos de autoritarismo que debilitan el fundamento ético de la democracia como estilo de vida y lesionan el sistema republicano que sustenta nuestra Constitución Nacional�. Con su conducta, �el Poder Ejecutivo nacional pone en tela de juicio la naturaleza del poder legisferante en la Argentina. Hace abuso de los decretos de necesidad y urgencia�, no obstante que �tales recursos se caracterizan por su excepcionalidad, y en tal sentido se menoscaba al Congreso de la Nación�. Los firmantes sostienen que su proyecto �debe servir de advertencia al gobierno nacional, ya que desde la oposición estamos dispuestos a resistir con toda energía todo intento de menoscabar o suspender total o parcialmente las funciones constitucionales del Poder Legislativo�. El texto de la bancada opositora añade que �el gobierno nos quiere convencer de que todo se impone frente a las necesidades� y la �invocación de la emergencia�, que deviene una �noción abstracta�.
El proyecto de declaración incluye con toda intencionalidad citas del constitucionalista radical Jorge Reinaldo Vanossi:
�En la Argentina ha quedado borrada la diferencia entre ley y decreto. Ese es el signo de los nuevos tiempos: como las formas no importan, como lo único importante es lograr resultados a toda costa, hemos venido ainstalar en la República el maquiavélico estilo, universalmente cuestionado, de que el fin justifica los medios�, dice. La posibilidad de que el proyecto sea tratado por el cuerpo legislativo es nula, no por una razón de número sino de cronología. Este texto fue firmado por el presidente Fernando de la Rúa y el vicepresidente Carlos Alvarez, cuando ambos eran diputados nacionales, en 1992. Una síntesis aun consta en la página en Internet que consigna la obra legislativa de De la Rúa y su texto completo está registrado en el diario de sesiones de la Cámara de Diputados. Ocho años más tarde, los decretos de necesidad y urgencia ya no debilitan la seguridad jurídica sino que se han convertido en su condición necesaria. Ya no pavimentan el camino al nazismo sino que, por el contrario, quienes los resisten son �antipatriotas�, ponen en peligro la gobernabilidad y conspiran contra el país. Así calificó el actual gobierno la decisión del Senado de revisar uno de los decretos de necesidad y urgencia firmados por De la Rúa. Un gobernante que no respeta su palabra no puede pretender el respeto de los gobernados. Esta conversión de algo en su antítesis, sin que el doctor De la Rúa y el licenciado Alvarez hagan ni siquiera un intento de explicar los motivos que los llevaron a cambiar de opinión en forma tan radical conduce a una peligrosa deslegitimación de la democracia y la política y propicia reacciones anárquicas y autoritarias. |
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