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ENTREVISTA A LA CANTANTE MARIA JOSE CANTILO
�En la cárcel aprendí mucho�

Fue hippie y rockera en los 70 y 80, y en los 90 estuvo presa en una resonante causa por tenencia y tráfico de drogas. Hoy, con 45 años y disco nuevo, afirma que sólo cree �en el poder del karma�.

Recuerdo: �Durante el allanamiento me pusieron un montón de cosas que no tenía, esas que a la larga me incriminaron como comerciante de drogas�. 

Cantilo acaba de grabar su nuevo disco y lo vende en los shows.
La cantante es devota de Sai Baba y asegura que no guarda rencores.


Por Cristian Vitale

t.gif (862 bytes) La cárcel no la derrotó, aunque el dedo colectivo la señaló con ese estigma del �algo habrá hecho�. �Ya rendí las materias más difíciles de mi vida, las que menos me gustaban. Ahora tengo derecho a ser feliz�, dice, varios años después del problema judicial que la sacó de un plumazo de las páginas de espectáculos de los diarios y revistas. Parte de la búsqueda es su nuevo disco, el tercero en su carrera, llamado Sairán. Un repertorio de rock y blues producido por su hijo de 21 años, Gaspar Banegas. �Es un repertorio medio cuadradote, que mi hijo se encargó de depurar. Creo que nos adaptamos mutuamente. Si bien no es ni a palos la música tipo Rage Against the Machine que le gusta a él, su aporte me sirvió para modernizarme. Por ahora lo vendo en recitales, no lo quiero regalar a cualquier compañía.� La otra parte de su búsqueda es espiritual, tiene que ver con la definición de Sairán: �Es un saludo que emplea la gente de Sai Baba, de quien soy devota�.
�¿Por qué esa necesidad de Sai Baba?
�Siempre tuve la necesidad de un papá muy grande a quien pedirle cosas. Cuando era chica iba a un colegio de monjas y rezaba al Dios que nos inculcaban los católicos, ese señor de barba que se enojaba si te portabas mal. Con el tiempo empecé a cuestionar esas cosas y me incliné hacia la religión hindú, el yoga e Indra Devi. Sai Baba me enseñó el poder de la paciencia. Reconozco que es una actitud infantil la de tener un cuadro de él en la pared y prenderle velas, pero me siento cómoda.
�En el disco hay un cover de James Taylor pero ninguno de Miguel Cantilo, su hermano. ¿Por qué?
�Yo soy autora. Y si voy a trabajar independiente y a pulmón prefiero jugarme por lo mío. Admiro a mi hermano pero cada cual está en la suya. De todas maneras, a veces tocamos juntos y ya reconocí que muchas veces quise convencer a Miguel de armar un dúo. Nos hubiese ido bárbaro, como a Pimpinela. Pero nunca lo logré. Es una asignatura pendiente.
Su historia musical empezó a los seis años. Cantaba �La Bienhechora� para nueve hermanos. Educada en un colegio de monjas, en el �72, cansada de los dueños de la moral se fue a El Bolsón diez años y tuvo cuatro hijos, Abril y Mariano �que aún viven allí, en el paraje Las Golondrinas�, Gaspar y Luna. Entre fogón y fogón vendía choclos hervidos en la feria, que ella misma cosechaba en su chacra. Pero, en medio de pinos y alerces, soñaba con volver a Buenos Aires y cantar �Aventurera del rock�. Volvió en el �82. Guerra de Malvinas, los militares en patética retirada. Y ella cantó en el festival Barock. Ocho mil rockeros (muchos de ellos bastante machistas) la miraban de reojo. Pero una personalísima versión de �Hurricane� de Dylan, los hechizó. Ese mensaje iba a operar como paradigma de su vida posterior, en algo que no tardaría en conocer de cerca: �Lo metieron en una jaula, donde tratan de hacer de un hombre una rata�.
Después editó su primer disco María José Cantilo (1984), se desnudó para Playboy, editó el segundo MJC y amigos (1990) con Oscar Moro y Kubero Díaz. Y entrados los noventa se rodeó de gente que la llevó a experimentar literalmente la letra de aquella canción. Estuvo dos años y ocho meses detenida en Ezeiza. Y una vez libre, en el �94, retomó la senda del yoga y la música. Hoy, viuda de 45 años, tiene novio y otra visión: �Las comunidades que centraban su vida en el libertinaje, las drogas y las modas duraron muy poco. Sólo sobrevivieron las que se tomaron la libertad en serio, esas que se construyeron para huir de la neurosis ciudadana�.
�¿Qué significó la cárcel en su vida?
�En la cárcel aprendí mucho. Pero me hice cargo. Lo asumí, lo elaboré y lo superé. No pretendo enterrar esa etapa de mi vida para que nadie la vea. Y la prueba está en que cargué con el estigma al hombro, caminé con él y siempre di la cara. Pero después de tanta oscuridad, me dediqué aasimilar luz. Lo primero fue Aimé... y después libros, música y amor. Ahora sólo tengo que evitar que me vuelva a pasar lo mismo. Sé que no va a ser así.
�¿Le dejó alguna enseñanza el hecho de haber estado presa?
�Que no se puede andar bardeando por la vida. En un tiempo trabajaba con gente de energía muy baja. Arriesgué demasiado. Me vino el palo y me costó digerirlo. Me metí en un tema que lindaba con la ilegalidad. Uno nunca quiere hacer mal, pero a veces bardea, de inconsciente nomás. Hoy lo superé: tengo una pareja y siento que después de tantos huracanes y sismos que hubo en mi vida es como si ahora ella se encauzara armónicamente.
�¿Qué sensación le quedó de la Justicia?
�Que está ejercida por seres humanos falibles, que creen que están cumpliendo un deber. Yo vi cometer barbaridades conmigo y con otra gente que estaba detenida. Durante el allanamiento me pusieron un montón de cosas que no tenía, esas que a la larga me incriminaron como comerciante de drogas. La gente juzga a quien no debe juzgar y se le escapan los peces gordos todo el tiempo. A los jueces también. Pero yo no los juzgo, porque sé muy bien lo que es sufrirlo. Hoy, sólo creo en el poder del karma.
�¿Y por dónde pasa ese �poder del karma�?
�Por la energía de la gente que te escucha cantar, te atraviesa y hace la música junto a vos. Es como hacer el amor. A lo largo de mi vida fui decantando la fascinante pasión terrenal y carnal por la armonía espiritual. Pero nunca renuncié a lo sanguíneo. Es un doble juego hermoso.
María José no habla más. Se apaga el grabador, se termina el café. Su nena llora. Y Rubyn, el Huracán, está ahí, esperando que continúe la canción.

 

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