Por Gabriel Alejandro Uriarte
�En Austria se vive un clima de terror.� El escritor austríaco radicado en la Argentina Alfredo Bauer conoce muy bien lo que dice. Forzado a emigrar cuando su país natal fue anexado por Adolf Hitler, desde entonces sigue de cerca los fenómenos de neonazismo en Europa. Y no comparte la tendencia actual de subestimar lo que significó la entrada al poder de los neonazis de Joerg Haider. A sólo meses de su formación, el gobierno conservador-neonazi ha aplicado una política de recortes de los subsidios a la cultura, exclusión de opositores de los medios y creación de �secciones especiales� de la policía para la represión interna. Todo acompañado por una campaña xenófoba contra los extranjeros. Esta semana, la Unión Europea (UE) avanzó hacia blanquear todo esto al anunciar que levantaría las sanciones diplomáticas que pesaban contra Austria. Bauer insiste que lo que vemos es sólo el comienzo: cada día se acerca más la �haiderización� de Alemania. Y la Tercera Vía no hace más que contribuir a su realización.
�Hasta ahora la política más destacada del gobierno negro-pardo ha sido un ajuste. ¿Es Haider el neoliberalismo por otros medios?
�Bueno, ajuste por otros medios, sí. En lo económico, es un ajuste neoliberal por otros medios. Muy violento. Combinado con una violenta demagogia y la liquidación de conquistas políticas y sociales. Y en forma más crasa que aquí, que es mucho decir.
�¿Qué conquistas?
�Por ejemplo, las de la mujer. Se abolió el Ministerio de la Mujer. Se liquidan también los beneficios para la mujer que trabaja. Buscan que vuelva a la cocina. Es su manera de disminuir las cifras de desocupación. En cambio, se dan premios a quienes tienen muchos hijos. Esto es un problema, porque los extranjeros tienen muchos hijos. Pero el objetivo del gobierno sigue siendo mantener y aumentar la �austricidad� pura. También con la cultura. Para ellos la cultura está muy bien cuando tocan conjuntos folklóricos alpinos. Pero todo lo demás es una actividad parasitaria que no interesa a la mayoría de la población y no es más que un drenaje de fondos públicos. También atacan a los universitarios al decir que los �eternos estudiantes� son parásitos. Es la demagogia fascista clásica.
�¿Es la quita de subsidios una forma de reprimir la cultura?
�Sí. El gobierno elimina oposición por dos medios: uno, recortes de subsidios; dos, un drástico copamiento de los medios de comunicación, especialmente aquellos dependientes del Estado. En estos últimos el gobierno se ha asegurado una mayoría y discrimina violentamente. No deja entrar a la oposición. Echa gente. Ellos no lo ocultan. Yo le voy a citar una declaración del mismo Haider. Dice que �si yo alimento a un perro y el perro me muerde, es lógico que yo deje de alimentarlo porque si no me va a volver a morder�. Le voy a decir que durante años yo he recibido cierta ayuda como escritor del Estado austríaco y me considero un perro contra Haider, porque lo muerdo y no me va a alimentar más. Pero lo voy a seguir mordiendo.
�¿Cuáles son los próximos pasos del gobierno negro-pardo?
�Ahora han lanzado una contraofensiva ideológico-política. Como en el caso Waldheim, se juega la carta de la no injerencia. Dicen que en Austria no se queman hogares de extranjeros ni sinagogas. Esto ya es bastante relativo porque me consta que hay actos de violencia. Hay un clima de terror en aumento. Los diarios escriben: �¿Qué quieren, si no hay Auschwitz y los judíos viven?�. Pero el canciller Wolfgang Schuessel ya se desdijo de su compromiso de compensar a quienes fueron trabajadores forzados en Austria durante la guerra. Sin ir más lejos, la compensación suscitó una campaña de que �los judíos quieren beneficiarse, los judíos se aprovechan, quieren enriquecerse hablando de indemnización para los trabajadores forzados�, etc.
�Pero usted habló de un �clima de terror�...
�El terror contra los extranjeros se manifiesta en la calle. Un negro en Innsbrück fue atacado a cuchilladas. Un inmigrante africano fue muerto cuando lo intentaban deportar atado y amordazado. Han amenazado a la obispo Gertrud Knoll, candidata a presidente en las últimas elecciones, diciéndole �qué lástima que Hitler no te mandó a la cámara de gas�. ¿Por qué? Porque fue una oradora en la multitudinaria manifestación anti-Haider del 19 de febrero. De hecho, las delegaciones extranjeras a esa manifestación fueron chicaneadas y agredidas por la policía.
�Se dice que la policía es fuertemente pro-Haider.
�No del todo. Hay que recordar que la policía está agremiada. Pero se han creado �secciones especiales� dentro de la fuerza encargadas de reprimir y agredir a manifestantes, darles con palos, lanzaaguas, gases lacrimógenos. Las cosas que antes siempre ocurrían en otros países pero no en Austria. Estas �secciones especiales� evidentemente suscitaron resistencias dentro de la misma policía. La policía austríaca no es como la de aquí.
�Estas �secciones especiales�, ¿tienen existencia formal?
�Sí, sí. Son una tropa represora. No son paramilitares ni parapoliciales.
�Usted también sostiene que hay una política deliberada de excluir a grupos opositores de los medios...
�Sí, a los contestatarios. Los medios, especialmente la radio y la televisión, tienen un estatuto por el cual todos los partidos tienen garantizado el acceso. Pero eso están siendo desplazados y se está excluyendo a quienes se oponen al gobierno. Haider siempre despotricaba contra la dictadura socialista, pero ahora él está aplicando esa dictadura, particularmente en la radio y en la televisión.
�Hace poco hubo fuertes señales de que se suspenderían las sanciones diplomáticas de la Unión Europea contra Austria. ¿Sirvieron de algo?
�Yo decía que en pocas cosas estoy de acuerdo con Haider, pero concuerdo con él sobre las sanciones: no son para tomarlas en serio. El no se las tomaba en serio y yo tampoco. Era de esperarse que después de un cierto tiempo quedaran en la nada.
�¿Podría el levantamiento de las sanciones tener el efecto de blanquear a Haider, quien quedaría como una expresión legítima y no nazi de la derecha?
�A nivel de Estado, sí.
�Sobre Alemania, usted había comentado que se veía venir un fenómeno similar al de Haider en ese país. ¿Cree esta �haiderización� está próxima?
�Sí. Alemania como potencia está en un proceso revanchista. Busca revertir los resultados de la Segunda Guerra Mundial. La anexión de la República Democrática Alemana iba en esa dirección. Ahora, Alemania sigue su expansión por medios pacíficos hacia el Báltico, hacia Polonia, hacia los Balcanes, y hacia Rusia incluso. La derecha clásica, fundamentalmente la democracia cristiana, a la larga probablemente no capitalice este proceso. Distintos sectores minoritarios formarán un partido tipo Haider. En Passau, hubo un congreso del partido neonazi alemán y se reunieron 4000 personas. Uno de los oradores, un tal Horst Mahler, dijo �hay que emanciparse del materialismo judío�. De esos grupos podría formarse un partido grande. Le puedo mencionar al líder democristiano en Renania del Norte-Westfalia, Jürgen Ruttgers...
�¿El mismo que lanzó la campaña de �niños (alemanes) en lugar de indios� cuando se habló de importar expertos en informática de la India?
�Sí. El y el gobernador de Baviera Edmund Stoiber hablaron por años con Haider, quien ya dijo que en Alemania hacía falta un partido como el suyo.
�¿Existe este sentimiento revanchista a nivel popular?
�Creo que todavía no tiene demasiado apoyo a ese nivel. Creo que todavía no está en la fase de masiva agresividad hacia afuera. Pero essólo una cuestión de tiempo. La xenofobia interna siempre es la escuela preparatoria para la agresión exterior.
�¿Es inevitable el surgimiento del movimiento �haideriano� en Alemania?
�No. La izquierda también se está fortaleciendo y se está definiendo ideológicamente. La República Democrática Alemana no murió en vano. Está el Partido del Socialismo Democrático (ex comunistas), que se está izquierdizando y está en pleno crecimiento en el oeste. También colaboran con el pequeño partido comunista del oeste.
�En Alemania, el gobierno del socialdemócrata Gerhard Schroeder aplicó una política de ajuste basada en la doctrina de la Tercera Vía. Al alentar ese tipo de políticas, la Tercera Vía, ¿disminuye la capacidad de la izquierda para enfrentarse a fenómenos como el de Haider?
�Los socialdemócratas alemanes no cumplieron con sus promesas de campaña. No redujeron el desempleo y aplicaron una política de ajuste. Y la desilusión de los votantes favorece sin ninguna duda a los neofascistas.
�¿Entonces la Tercera Vía debilita a los partidos que la adoptan ante �populistas de derecha� como Haider?
�Sí, sí. Yo creo eso.
�La Unión Europea paga el precio de
no priorizar la expansión al Este�
El País de Madrid
Por Berna G. Harbour
Desde Madrid
Timothy Garton Ash, el hombre que se ha atrevido a historiar el presente, pone la democracia en un platillo de la balanza y el nacionalismo en el otro. Y cuando el nacionalismo gana peso, como ha ocurrido en la ex Yugoslavia, lo pierde la democracia. Este profesor de Oxford de 44 años ha buceado entre los cambios, las guerras y pasiones de Europa Central y del Este y los ha entretejido de forma palpitante en su Historia del presente. Ya había conseguido un gran éxito con El Expediente, un libro basado en el fichero que le había �dedicado� la Stasi, la policía secreta de la ex Alemania oriental. Se siente algo decepcionado porque de aquellas revoluciones no naciera una política nueva. Pero, también se pregunta, ¿y quién la tiene?
�El libro se presenta como una historia de Europa, pero realmente escribe sobre el Este. ¿Y el Oeste? ¿Cómo valora la posición de Occidente hacia ese Este que intenta alcanzar la normalidad?
�Bueno, sí hay algo sobre Occidente en mi libro, y es precisamente cómo se equivocó la Unión Europea a principios de los noventa al fijar unas prioridades erróneas. Pusieron por delante la unión monetaria, antes que la ampliación o que la política exterior común. Y ahora estamos pagando el precio de aquello. De lo que estoy seguro es de que cualquier cosa que decidamos debe ser para toda Europa. Creo que no se puede empezar a construir la casa por el techo y después todo lo demás.
�¿Cree que hemos visto ya todas las guerras de los Balcanes o habrá más?
�Creo que lo que ha pasado con los últimos conflictos es que se ha destruido la ilusión de que habíamos puesto fin a la guerra. Hoy, la guerra es posible en Montenegro o Macedonia y probable en zonas de la antigua Unión Soviética como el Cáucaso y Asia Central. Conforme se amplíe la Unión Europea, el problema estará más cerca de nosotros.
�Europa es sin duda tierra de etnias, minorías y conflictos. ¿Lograremos alguna vez convivir en paz?
�Muchos de nosotros hemos vivido en paz, pero el problema de las minorías no es algo que ocurra en lugares remotos de Europa. Nosotros tenemos la cuestión irlandesa y los españoles la de vascos y catalanes. Una de las principales cuestiones es que en Europa no hemos sabido conciliar formas de Estado democrático con grandes minorías. Donde hay minorías, sigue habiendo inestabilidad. No hemos resuelto este tema.
�El Reino Unido está viviendo su propia revolución en términos de autonomía. ¿Seguirá habiendo un Reino Unido en el futuro?
�Bueno, de hecho aquí ya podemos hablar de �Reino Desunido�. Pero creo que no veremos una Gran Bretaña desintegrada. Irlanda del Norte tendrá su propia trayectoria, aparte, pero los escoceses ya están retrocediendo de su pasado independentista. Así que habrá una Gran Bretaña reformada, una especie de monarquía federal británica.
�Usted califica de �desastrosa� la campaña de la OTAN en Kosovo. ¿Y la administración de la ONU, es también desastrosa?
�Ambas son desastrosas, pero cuando lo digo lo hago desde el punto de vista de apoyo a la intervención, y aún creo que la mayoría de la gente en Kosovo está mejor que si no hubiera habido intervención. Pero fue desastrosa.
�¿Y Milosevic? ¿Cree que Occidente debe hacer algo más contra Milosevic?
�Sí, creo que Occidente debe hacer algo. Las sanciones han sido otro error de la política, y lo único en lo que está de acuerdo la oposición serbia es en que las sanciones han ayudado a Milosevic, porque ayudó a sugente a enriquecerse con el contrabando, y le ayudó a mostrar a Serbia como un campo de batalla. Quitar las sanciones será apoyar la democracia en Serbia.
�Relata en su libro cómo la revolución silenciosa de la sociedad civil logró acabar con el régimen de Meciar en Eslovaquia. ¿Por qué no fue así en Serbia?
�La respuesta es la cuestión nacional. Una de las cosas esenciales es la ecuación que forman democratización con nacionalismo. Si el nacionalismo gana, la democracia pierde. Y esto es lo que ha pasado en Serbia. Hace tiempo un amigo serbio me dijo: �Serbia puede tener Kosovo o puede tener democracia. Pero las dos cosas a la vez no�.
�¿No hay esperanza, entonces?
�El problema es que los líderes opositores serbios como Djindjic o Draskovic son ahora casi tan impopulares como Milosevic. La única esperanza está en el movimiento estudiantil de resistencia. Pero es difícil estar esperanzado sobre un cambio democrático en Serbia.
�Usted fija la frontera entre la Europa Central y Oriental entre Eslovaquia y Ucrania.
�Ningún país tiene su destino predeterminado. Es un absurdo peligroso. La diferencia entre los 40 años de dictadura en los países de Europa del Este y los 70 de la Unión Soviética es muy profunda, y la construcción de la normalidad es enormemente más difícil allí. Por eso hablo de esa frontera, pero no deberíamos aceptarlo así.
�En lo que respecta a ideología, esos países han vivido 10 años en la pugna entre libertad y represión, entre nacionalismo y tolerancia. Y ahora que eso se ha resuelto en algunos de ellos, ¿ve ideologías claras en el Este?
�No tienen ideologías claras, pero nosotros tampoco. Ninguno de nosotros la tiene hoy. La �tercera vía� de Blair es un thatcherismo de rostro humano. Siento una cierta decepción porque esperaba que esos grupos como Solidaridad, donde se mezclaba a la vez el conservadurismo, el sindicalismo y el catolicismo hicieran nacer algo nuevo. Pero han pasado 10 años y no ha sido así. No lo han hecho.
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