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Por Diego Schurman Si es así no voy. Carlos Menem acompañó la frase con un gesto casi imperceptible. Como frunciendo el ceño. Pero fue suficiente. Su interlocutor entendió que la única manera de llevar al ex presidente al encuentro partidario era amordazando a sus detractores. Es decir, a toda la amplia gama de justicialistas y menemistas arrepentidos que participarán del semanario La identidad del peronismo hoy. A Menem no sólo le preocupa el contenido de la reunión, que amenaza con convertirse en un escenario de disputa por la conducción partidaria. Conocedor del poder y sus símbolos, dejó trascender su disgusto por no figurar en las invitaciones como el presidente del partido. No es un detalle menor en un encuentro donde prometen participar sus archienemigos internos Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf. La aprensión del ex mandatario se generó cuando recibió una copia del listado de panelistas que expondrán entre el jueves y el sábado en la sede del PJ. Allí aparecen dirigentes que hace rato vienen tomando distancia de la arenga menemista. O más: que nunca la hicieron propia. El ministro de Educación bonaerense, José Octavio Bordón, es uno de ellos. Lo mismo que Eduardo Curia, cercano al equipo que asesora económicamente a la CGT rebelde de Hugo Moyano. O también Irma Roy, quien en las últimas elecciones porteñas se presentó por afuera de la estructura partidaria. Como si las quejas realizadas en privado no fueran suficientes, Menem encontró en su amigo Alberto Kohan una voz para difundir su estado de ánimo: Para criticarlos están los que no son peronistas. La idea de Menem es ir al seminario. Pero lo que tenemos que discutir allí es cómo llevar adelante el justicialismo, no otra cosa señaló ayer a Página/12 el secretario General de la Presidencia. El mensaje borró por unos instantes la risa gardeliana que Boca instaló en el rostro de Antonio Cafiero. Pero rápido de reflejos, el senador y promotor del seminario a través de su Instituto Universitario Juan Perón, buscó un puente para evitar la fuga del ex presidente. Por estas horas una de las encargadas de esa tarea es la ex subsecretaria de Derechos Humanos, Alicia Pierini. La tarea no será sencilla. A la luz de los hechos, parece inevitable la crítica a un gobierno después de diez años de gestión. Y más inevitable será frenar las quejas de los expositores, que no piensan eludir los legados del modelo menemista, como la hiperdesocupación y la exclusión social. El diputado Mario Cafiero, hijo de Antonio, e invitado para debatir sobre la identidad peronista y la globalización, ya dijo que no está dispuesto a callarse. Vamos a criticar lo que se tenga que criticar. ¿Nadie le pidió en las últimas horas atemperar las críticas para garantizar la presencia de Menem? le preguntó este diario. No se trata de dar nombres. Tenemos que hacernos cargo de lo que pasó. Eso es inevitable. A Menem ya lo intentaron seducir con una presencia hegemónica de panelistas que aprobaron, o al menos justificaron, su política neoliberal. Están allí los gobernadores Carlos Reutemann y Adolfo Rodríguez Saá, y los ex funcionarios Carlos Corach, Jorge Castro, Ricardo Romano y Martín Redrado. Pero Menem es desconfiado. Ya tuvo varios tropiezos después de abandonar el poder. Entre ellos la imposibilidad de encolumnar a todo el PJ desde al conducción del Consejo Nacional Justicialista. Ni aún con el faltazo de Duhalde su presencia aún no fue confirmada se sabe si aceptará el convite a un encuentro que será coordinado por el periodista y dirigente del PJ, Carlos Campolongo. El ex presidente se siente más cómodo en eventos como el que le organizó su círculo áulico el Coliseo. La excusa fue el relanzamiento de una fundación. Pero el objetivo fue recuperar el centro de escena en cálido ambiente, con aplausos adulones y presencias estelares, como la de Charly García. También se regodeó en el exitoso Sábado Bus. La política de Nicolás Repetto no es incomodar a sus invitados. Y de haber ganado el auto, en la competencia del corchito, hubiese transformado esa agradable velada en un día de gloria. Aún así se fue exultante del set televisivo. Está claro que Menem ahora está preocupado por lo que está generando el seminario aún sin haber comenzado. De hecho, ayer llovieron cuestionamientos. El jefe de la banca de Diputados, Humberto Roggero, dijo, intentando hacer equilibrio, que la administración menemista produjo efectos no queridos, no esperados y no deseados Pero el que anduvo sin ambages fue el ex ministro de Cultura, Julio Bárbaro. El PJ se tiene que sacar de encima la invasión liberal que llegó de la mano de Menem, o en caso contrario nos vamos a convertir en un partido conservador que perdería su identidad popular. El general Perón contenía a la izquierda y a la derecha pero nunca al imperialismo. Hoy con Menem en la cúpula del partido, tenemos las voces del imperialismo y los poderes económicos dentro de las filas del partido, atacó. Un allegado al ex presidente, resumió, burlón, lo que Menem respondería si le pidieran una autocrítica de su gestión. Yo, argentino.
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