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Por Claudio Zlotnik Mi gobierno respeta la independencia de la autoridad monetaria, aseguró Fernando de la Rúa. A mí me parece que hay que respetar tanto las instituciones como las leyes, opinó José Luis Machinea. De esta manera, el Gobierno salió a respaldar a Pedro Pou al frente del Banco Central. Lo mismo hicieron los principales banqueros del país, cuando Página/12 los consultó sobre el reclamo que Carlos Ruckauf hizo a través de este diario de unir fuerzas entre el PJ y la Alianza para echar a Pou del Banco Central. El propio Pou pronunció una encendida autodefensa en su discurso frente al auditorio de más de un millar de banqueros que lo escuchaban en la Reunión Anual de ABA (Asociación de Bancos de la Argentina). Tenemos que sentirnos orgullosos como nación de que la independencia del Banco Central haya sido plenamente respaldada y respetada, dijo, saliendo así al cruce a la ofensiva del gobernador bonaerense y, a la vez, cuidando su sillón. En un reportaje publicado por este diario el domingo pasado, Ruckauf se mostró partidario de disminuir los encajes bancarios (dinero que las entidades financieras están obligadas a inmovilizar) y destinar esos fondos a medidas reactivantes de la economía. Si no cambia la política (monetaria), cambiemos al presidente del Banco Central, propuso el mandatario provincial (ver aparte). En la sesión inaugural del encuentro de ABA, los dichos de Ruckauf fueron la comidilla de los banqueros. A ellos, la figura de Pou les merece confianza y respeto. Y lo defienden contra viento y marea. De alguna manera, se entiende. Fue él quien les cuidó el negocio durante eltormentoso efecto Tequila y las sucesivas crisis financieras internacionales. Y, al mismo tiempo, fue quien impulsó una política que propició la concentración del sistema financiero. El respeto a las instituciones no es sólo un valor esencial para la vida republicana, sino también condición necesaria para avanzar hacia el desarrollo económico, juzgó ayer Pou, jugando de local en el colmado salón Libertador del Hotel Sheraton, una audiencia que le aplaudió vivamente su discurso. Durante su exposición criticó a los funcionarios del Gobierno que hacen declaraciones que ponen en duda la voluntad de honrar nuestros compromisos. Pero las cualidades que los banqueros ven en Pou son, justamente, los aspectos más rechazados por políticos y economistas críticos del proceso de concentración y extranjerización del sistema, sean éstos del PJ o de la Alianza. La política monetaria encarada por el mandamás del Central -obligando a los bancos a inmovilizar uno de cada cinco pesos de sus depósitos terminó perjudicando a las pequeñas y medianas empresas. En la actualidad, las entidades poseen 19.000 millones de pesos depositados en el exterior como requisitos mínimos de liquidez. El mismo perjuicio significó el masivo ingreso de bancos extranjeros al sistema financiero argentino y la estricta normativa que utiliza el BC para calificar a las empresas endeudadas. Pou, economista ortodoxo, fundador del CEMA junto al ex ministro Roque Fernández, se negó una y otra vez a flexibilizar la política del organismo rector que dirige. Y ayer no fue la excepción. Frente a De la Rúa, Machinea y el propio Carlos Alvarez, insistió: Los requisitos de liquidez deben ser significativamente mayores en la Argentina que en los países industrializados. No tenemos un colchón de liquidez excedente y tratar de usar (esos fondos inmovilizados) sería un grave error. Incluso se animó a más, cuando recomendó una mayor flexibilidad de precios, incluyendo los salarios, compatible con la rigidez de nuestro esquema cambiario, como una de las tareas pendientes para el Gobierno. De la Rúa, sentado a pocos metros de la tarima ocupada por Pou, tomaba apuntes de cada concepto. La posibilidad de disminuir los encajes bancarios para inyectar esos fondos a la economía interna fue el centro del reclamo de Ruckauf. Incluso, asumió que, si Pou se negaba a hacerlo, habría que buscarle reemplazante (ver aparte). Pero tanto De la Rúa como Machinea desecharon en forma tajante esa posibilidad. Yo soy partidario de que se cumpla la ley, afirmó el ministro, en referencia a la estabilidad de la que goza Pou en su cargo, por mandato del Senado, hasta el 2004. Me pareció extraño (la declaración de Ruckauf), añadió. De la Rúa argumentó en el mismo sentido, aunque eludió pronunciarse sobre la gestión del banquero. Con el presidente del Banco Central no se está conforme ni disconforme, dijo. Pero el fuerte rechazo que Pou despierta en la Alianza y el PJ no se limita a su trabajo eminentemente técnico. El funcionario es protagonista en media docena de causas judiciales, todas ellas referidas a polémicas liquidaciones de entidades financieras, como el Banco Integrado Departamental, el Medefin, el Basel y el Austral. También está sospechado de haber favorecido al banquero menemista Raúl Moneta en su condición de dueño de los bancos República y Mendoza. Y se encuentra procesado por el juez Gabriel Cavallo, en una causa en la cual se investiga la quiebra de los bancos Patricios y Mayo. Por ahora, Pou ha logrado sortear las presiones. El propio equipo económico, que antes de asumir en el Palacio de Hacienda era crítico de la gestión del banquero, ha decidido mirar para otro lado y respaldarlo. Aun cuando se trate de uno de los ideólogos de la dolarización de la economía, un fantasma que más de una vez debió ser ahuyentado por Machinea. Pero Pedro Pou resiste. Sus espaldas no sólo están protegidas por el establishment financiero. También lo respaldan los organismos financierosinternacionales, en especial su amigo Claudio Loser, uno de los pesos pesado del Fondo Monetario.
AVAL
DE ESCASANY A LA POLITICA DE AJUSTE FISCAL Creemos firmemente
que avanzamos por el camino correcto y que muy pronto se verán
los frutos de la acción del Gobierno, que usted encabeza. Frutos
que se reflejarán en un mayor crecimiento, empleo y bienestar para
todos, dijo Eduardo Escasany, titular del Banco de Galicia y de
la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), ante la mirada satisfecha
del presidente Fernando de la Rúa, en el acto de inauguración
de la Reunión Anual de banqueros.
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