Por Felipe Yapur
En un principio se trataba de una cena entre correligionarios, entre
los senadores y un ex senador que hoy ostenta el cargo de Presidente de
la Nación. Allí varios de los radicales de la Cámara
alta tenían pensado desgranar duras críticas sobre la estrategia
de confrontación que lleva adelante el vicepresidente Carlos Chacho
Alvarez con los representantes del PJ y que para varios radicales atenta
contra el armado de un canal de diálogo con la oposición.
Pero una rápida maniobra del titular del Ejecutivo frustró,
en principio, la idea original: Fernando de la Rúa invitó
a Chacho Alvarez a participar de la cena. De esta manera el Presidente evita
tener que convertirse en un mediador entre los duros del bloque de la Alianza
y el vicepresidente. Ahora, en el entorno de Alvarez y en el de varios senadores
radicales delarruistas dicen que el conflicto terminó.
Para los radicales más críticos, entre los que se encuentran
el titular del bloque, Raúl Galván, Mario Losada, Leopoldo
Moreau y Alberto Maglietti, la actitud de Alvarez perjudicaba el diálogo
que quieren mantener con la bancada opositora que controla la Cámara
alta. El vicepresidente, molesto por esta actitud, dio una vuelta de tuerca
y acusó a los radicales de no defender con convicción al Gobierno.
Entonces, para los radicales la oportunidad de quejarse contra el vicepresidente
era la cena prevista para hoy con De la Rúa en la residencia de Olivos.
Alvarez había buscado ponerle fin a la embestida justicialista en
el Senado. Acusó a los legisladores del PJ de ser una banda
de extorsionadores que sólo se preocupan por mantener sus privilegios.
Y el único senador frepasista Pedro del Piero ayer relanzó
su propuesta de un proyecto para que se publicaran en Internet el listado
de los empleados del Senado, su sueldo y su función. La oposición
le respondió con la intención de sancionar este miércoles
un proyecto de ley que reglamentara los decretos de necesidad y urgencia
en sintonía con la postura expresada tanto por diputados como por
senadores de la oposición respecto del proyecto de derogación
de los decretos de ajuste aprobado en la Cámara alta.
Algunos de los legisladores oficialistas creían ver en la comida
la posibilidad de lograr un reconocimiento del Presidente a la estrategia
que se están dando con la oposición a diferencia de lo que
está realizando Alvarez porque, sostienen, De la Rúa
fue senador, conoce los tiempos de la cámara y cómo hay que
manejarse dentro de ella. Pero esta crítica a la actitud asumida
por Alvarez ponía en aprietos a De la Rúa, quien se vería
obligado a mediar y como reconoció un senador muy cercano al
Presidente- en una mediación las partes en conflicto tienen
que resignar algo. Y De la Rúa no quería adoptar ese papel,
porque a Alvarez le debe el fuerte respaldo que le dio cuando lo acompañó
sin titubear durante la implementación del último ajuste.
Ahora habrá que ver quién tiene el coraje de hablar,
dijo con cierta euforia una fuente cercana a la vicepresidencia cuando se
confirmó la invitación a pesar de que todavía Alvarez
no haya confirmado su participación.
Algo similar opinan en las oficinas de un senador ultradelarruista donde
afirman que la maniobra del Presidente significa lisa y llanamente
una derrota de los duros del bloque. Ahora varios de los que estarán
en la comida se guardarán las críticas. Es lo que sucede siempre.
Sin embargo, así como hay coincidencia en que la jugada del Presidente
acallará o disminuirá las críticas, también
prevén que el único que expresará su disconformidad
será Moreau. En el círculo del senador no lo niegan, pero
tampoco hacen alarde de la posición que adoptará esta noche.
Reconocen que a Moreau no le pareció oportuno el momento
en que el vicepresidente lanzó su estocada contra el PJ y sostienen
que preferirá hablar de política planteando que es mejor ir
un poco más allá con laspolíticas de gobierno:
No es posible que sólo los sectores asalariados tengan que
acompañar el cierre de las cuentas públicas y a los grupos
económicos concentrados ni siquiera se los toque, deslizó
un asesor del senador a modo de síntesis de lo que dirá esta
noche en Olivos.
OPINION
Por Enrique M. Martínez *
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A mi amigo el vice
Me parece bárbaro que el vicepresidente de
la Nación haya expresado su vocación de coordinar
en forma directa un programa de empleo, mostrando así su
preocupación por el mayor problema argentino actual. Me
resultaría muy doloroso que ese programa consista en un
subsidio a las empresas que tomen personal. Porque ese programa
fracasaría y además sería un tributo intelectual
al modelo concentrador que venimos soportando hace diez años.
Fracasaría porque las empresas hoy no necesitan gente,
necesitan quien les compre para ocupar su capacidad ociosa y recién
más tarde ocupar a gente. Les falta demanda. No tomarán
personal porque sea más barato.
Sería un tributo al pensamiento neoliberal, porque una
y otra vez se insiste en que el problema se resuelve bajando el
costo del trabajo, sea con menores salarios o con que otro ponga
la plata, vía menores aportes a la seguridad social o directamente
con subsidios.
En lugar de eso, el vicepresidente podría llamar al subsecretario
de Asuntos Municipales del Ministerio del Interior, el doctor
Rubén Martí. Podría preguntarle por sus programas
de desarrollo local y reforzarle el presupuesto.
Podría apurar a los senadores para que aprueben la ley
pyme, para que la Secretaría de Pequeña y Mediana
Empresa pueda usar los 12 millones de los que dispone para capacitación
pyme y, si le gustan los resultados, aumentar la partida.
Podría llamar a Ana Repetto, la directora del Programa
de Desarrollo Productivo Local del Ministerio de Desarrollo Humano
y conocer el programa de redes productivas sociales, buscándole
luego el presupuesto que necesita.
Podría visitar a Claudia Berra, coordinadora de los programas
Trabajar en el Ministerio de Trabajo y charlar con su entusiasta
equipo, en la pequeña oficina que ocupan. Conocería
así de primera mano las fortalezas y debilidades de este
programa y cómo reorientarlo.
Si así se entusiasmara podría llamar a la gente
del Foncap, el banco para microempresas que funciona en el Ministerio
de Desarrollo Social; a la gente del Fontar, que depende de Dante
Caputo y puede subsidiar iniciativas tecnológicas de las
pymes; podría visitar el Consejo Federal de Inversiones,
que dispone de fondos a los que les falta una orientación
más clara; podría charlar con el presidente del
Banco Nación y conocer las posibilidades que este banco
tiene de apoyar a las pymes con más de 500 sucursales.
Si por unos días el vicepresidente hablara con funcionarios
de carne y hueso, jóvenes y no tanto, que nunca tuvieron
enfrente al número dos de un gobierno nacional, pero conservan
una ilusión de cambio y de progreso general; que no hablan
de riesgo país o de déficit fiscal, pero ven cotidianamente
a los pobres y a los pequeños empresarios, que no piden
mucha plata sino sólo algo de atención, en ese caso
se ahuyentaría el malhumor y mejoraríamos el rumbo.
Así de simple: por hablar con la gente. Lo que siempre
hizo. Vamos Chacho todavía.
* Diputado nacional (Alianza).
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