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De la Rúa sumó a Alvarez a la cena con los senadores de su partido

Intenta de ese modo descomprimir el conflicto entre los legisladores y el vice. El gesto es además un claro aval a Alvarez.

Por Felipe Yapur
t.gif (862 bytes)  En un principio se trataba de una cena entre correligionarios, entre los senadores y un ex senador que hoy ostenta el cargo de Presidente de la Nación. Allí varios de los radicales de la Cámara alta tenían pensado desgranar duras críticas sobre la estrategia de confrontación que lleva adelante el vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez con los representantes del PJ y que para varios radicales “atenta” contra el armado de un canal de diálogo con la oposición. Pero una rápida maniobra del titular del Ejecutivo frustró, en principio, la idea original: Fernando de la Rúa invitó a Chacho Alvarez a participar de la cena. De esta manera el Presidente evita tener que convertirse en un mediador entre los duros del bloque de la Alianza y el vicepresidente. Ahora, en el entorno de Alvarez y en el de varios senadores radicales delarruistas dicen que el conflicto “terminó”.
Para los radicales más críticos, entre los que se encuentran el titular del bloque, Raúl Galván, Mario Losada, Leopoldo Moreau y Alberto Maglietti, la actitud de Alvarez perjudicaba el diálogo que quieren mantener con la bancada opositora que controla la Cámara alta. El vicepresidente, molesto por esta actitud, dio una vuelta de tuerca y acusó a los radicales de no defender con convicción al Gobierno. Entonces, para los radicales la oportunidad de quejarse contra el vicepresidente era la cena prevista para hoy con De la Rúa en la residencia de Olivos.
Alvarez había buscado ponerle fin a la embestida justicialista en el Senado. Acusó a los legisladores del PJ de ser una “banda de extorsionadores que sólo se preocupan por mantener sus privilegios”. Y el único senador frepasista Pedro del Piero ayer relanzó su propuesta de un proyecto para que se publicaran en Internet el listado de los empleados del Senado, su sueldo y su función. La oposición le respondió con la intención de sancionar este miércoles un proyecto de ley que reglamentara los decretos de necesidad y urgencia en sintonía con la postura expresada tanto por diputados como por senadores de la oposición respecto del proyecto de derogación de los decretos de ajuste aprobado en la Cámara alta.
Algunos de los legisladores oficialistas creían ver en la comida la posibilidad de lograr un reconocimiento del Presidente a la estrategia que se están dando con la oposición a diferencia de lo que está realizando Alvarez porque, sostienen, “De la Rúa fue senador, conoce los tiempos de la cámara y cómo hay que manejarse dentro de ella”. Pero esta crítica a la actitud asumida por Alvarez ponía en aprietos a De la Rúa, quien se vería obligado a mediar y –como reconoció un senador muy cercano al Presidente- “en una mediación las partes en conflicto tienen que resignar algo. Y De la Rúa no quería adoptar ese papel, porque a Alvarez le debe el fuerte respaldo que le dio cuando lo acompañó sin titubear durante la implementación del último ajuste”.
“Ahora habrá que ver quién tiene el coraje de hablar”, dijo con cierta euforia una fuente cercana a la vicepresidencia cuando se confirmó la invitación a pesar de que todavía Alvarez no haya confirmado su participación.
Algo similar opinan en las oficinas de un senador ultradelarruista donde afirman que “la maniobra del Presidente significa lisa y llanamente una derrota de los duros del bloque. Ahora varios de los que estarán en la comida se guardarán las críticas. Es lo que sucede siempre”.
Sin embargo, así como hay coincidencia en que la jugada del Presidente acallará o disminuirá las críticas, también prevén que el único que expresará su disconformidad será Moreau. En el círculo del senador no lo niegan, pero tampoco hacen alarde de la posición que adoptará esta noche. Reconocen que a Moreau no le pareció “oportuno” el momento en que el vicepresidente lanzó su estocada contra el PJ y sostienen que preferirá hablar de política planteando que es mejor “ir un poco más allá” con laspolíticas de gobierno: “No es posible que sólo los sectores asalariados tengan que acompañar el cierre de las cuentas públicas y a los grupos económicos concentrados ni siquiera se los toque”, deslizó un asesor del senador a modo de síntesis de lo que dirá esta noche en Olivos.

 

OPINION

Por Enrique M. Martínez *

A mi amigo el vice

Me parece bárbaro que el vicepresidente de la Nación haya expresado su vocación de coordinar en forma directa un programa de empleo, mostrando así su preocupación por el mayor problema argentino actual. Me resultaría muy doloroso que ese programa consista en un subsidio a las empresas que tomen personal. Porque ese programa fracasaría y además sería un tributo intelectual al modelo concentrador que venimos soportando hace diez años.
Fracasaría porque las empresas hoy no necesitan gente, necesitan quien les compre para ocupar su capacidad ociosa y recién más tarde ocupar a gente. Les falta demanda. No tomarán personal porque sea más barato.
Sería un tributo al pensamiento neoliberal, porque una y otra vez se insiste en que el problema se resuelve bajando el costo del trabajo, sea con menores salarios o con que otro ponga la plata, vía menores aportes a la seguridad social o directamente con subsidios.
En lugar de eso, el vicepresidente podría llamar al subsecretario de Asuntos Municipales del Ministerio del Interior, el doctor Rubén Martí. Podría preguntarle por sus programas de desarrollo local y reforzarle el presupuesto.
Podría apurar a los senadores para que aprueben la ley pyme, para que la Secretaría de Pequeña y Mediana Empresa pueda usar los 12 millones de los que dispone para capacitación pyme y, si le gustan los resultados, aumentar la partida.
Podría llamar a Ana Repetto, la directora del Programa de Desarrollo Productivo Local del Ministerio de Desarrollo Humano y conocer el programa de redes productivas sociales, buscándole luego el presupuesto que necesita.
Podría visitar a Claudia Berra, coordinadora de los programas Trabajar en el Ministerio de Trabajo y charlar con su entusiasta equipo, en la pequeña oficina que ocupan. Conocería así de primera mano las fortalezas y debilidades de este programa y cómo reorientarlo.
Si así se entusiasmara podría llamar a la gente del Foncap, el banco para microempresas que funciona en el Ministerio de Desarrollo Social; a la gente del Fontar, que depende de Dante Caputo y puede subsidiar iniciativas tecnológicas de las pymes; podría visitar el Consejo Federal de Inversiones, que dispone de fondos a los que les falta una orientación más clara; podría charlar con el presidente del Banco Nación y conocer las posibilidades que este banco tiene de apoyar a las pymes con más de 500 sucursales.
Si por unos días el vicepresidente hablara con funcionarios de carne y hueso, jóvenes y no tanto, que nunca tuvieron enfrente al número dos de un gobierno nacional, pero conservan una ilusión de cambio y de progreso general; que no hablan de riesgo país o de déficit fiscal, pero ven cotidianamente a los pobres y a los pequeños empresarios, que no piden mucha plata sino sólo algo de atención, en ese caso se ahuyentaría el malhumor y mejoraríamos el rumbo. Así de simple: por hablar con la gente. Lo que siempre hizo. Vamos Chacho todavía.

* Diputado nacional (Alianza).

 

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