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Atentados y apocalipsis en el Tercer Secreto de Fátima

Edición inglesa y original portugués del Tercer Secreto de Fátima, que tres pastores atribuyen a la Virgen María.


Por Lola Galán
Desde Roma

t.gif (862 bytes)  En un clima de expectación sólo reservado a los grandes acontecimientos informativos, el Vaticano difundió ayer íntegro el contenido del tercer misterio de Fátima, que habría sido revelado por la Virgen María a tres pastorcitos analfabetos de la localidad portuguesa del mismo nombre el 13 de mayo de 1917. El texto menciona a un obispo vestido de blanco, como ya adelantó la Santa Sede el 13 de mayo pasado durante la visita del Papa a Fátima. Sin embargo, en la versión completa, el prelado, que los videntes identifican con un Papa, “fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas”. Pese a ello el Vaticano interpreta que el obispo en cuestión es Juan Pablo II, herido en atentado por Alí Agca el 13 de mayo de 1981. Y si el Pontífice no murió, fue “por intercesión de la Virgen de Fátima”.
La “revelación privada”, explicó ayer el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, antigua Inquisición, no “relata hechos irreversibles”, lo que demuestra hasta qué punto la libertad humana puede cambiar la historia. Aún así se vio obligado a precisar que las apariciones de Fátima no pueden entenderse en sentido literal como apariciones físicas, imágenes tangibles, sino como “visiones interiores”. En otras palabras, “la Blanca Señora sobre el árbol” no existió más que en la vívida percepción interior de los tres niños.
En este tipo de visión, dijo Ratzinger, el sujeto perceptor “ve con sus posibilidades concretas, con la modalidad de representación y de conciencia que es accesible para él. Las imágenes son, por así decirlo, una síntesis del impulso que llega de lo alto y las posibilidades del sujeto que percibe, es decir, de los niños”.
Esto explicaría, quizá, la descripción algo novelera que hace sor Lucía dos Santos, la única sobreviviente de los tres pastorcitos, hoy nonagenaria, del tercer secreto, celosamente guardado en los archivos secretos del Vaticano desde 1957 y hecho público ayer. Una descripción apocalíptica de ángeles con espadas de fuego, luces deslumbrantes, una ciudad en ruinas sembrada de cadáveres que atraviesa el obispo vestido de blanco antes de ser asesinado cuando reza de rodillas a los pies de una tosca cruz clavada en lo alto de una montaña. “Bajo los dos brazos de la Cruz –concluye el texto– había dos ángeles, cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.”
El tercer misterio suscitó ayer toda clase de preguntas. La esencial era una: ¿Qué induce a la Iglesia a identificar al obispo vestido de blanco con el actual papa Juan Pablo II, teniendo en cuenta que muchos otros obispos han muerto, incluso frente al altar? El cardenal Ratzinger no pestañeó. “La Iglesia no pretende imponer una interpretación oficial del misterio”, dijo. “Es indudable que en él se hace referencia a los muchos mártires habidos en el siglo XX, un siglo particularmente violento. Pero creemos que el punto culminante sea el referido al atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981. El Papa supo al leer el contenido del texto de sor Lucía que se refería a él.” En el documento entregado ayer a la prensa, se reproducen los facsímiles de los tres escritos originales redactados entre 1941 y 1944 por sor Lucía dos Santos, con una letra de caligrafía esmerada, escrita en papel rayado. Bien es cierto que entre la redacción de los textos y las visiones interiores de la ya religiosa han pasado entre 24 y 27 años pero, según la Iglesia, el tiempo no afectó en modo alguno la memoria de la ex pastorcita. “Ella misma ha explicado -dijo ayer el arzobispo Bertone– que ‘eran cosas impresas tan profundamente en nuestra alma que no era fácil llegar a olvidarlas’.” Los dos primeros secretos, el que describe de una forma sorprendentemente convencional la visión del infierno y el que anuncia el inminente final de la Primera Guerra Mundial pero advierte de la segunda conflagración, “si Rusia no se convierte” se hicieron públicos poco después de ser transcritos. ¿Por qué entonces ha tardado más de 50 años en publicarse el contenido del tercero? Las razones, según Ratzinger, son de estricta oportunidad histórica. Por un lado, dijo el cardenal, “estaba el embargo de la vidente”. Sor Lucía había “intuido” que no debía darse a conocer este tercer misterio antes de 1960. “La imagen no hablaba. No tenía sentido hacerlo público porque en ese momento no se habría entendido”, añadió el cardenal. Curiosa intuición para una religiosa que hasta entonces no había dado un paso sin consultar con el párroco local y con el obispo de Leiria. En cuanto a las razones de oportunidad diplomática, hay que recordar que es el segundo misterio el que contiene los ataques más duros a Rusia y al ateísmo y, sin embargo, la Santa Sede no se opuso en su día a su difusión.

 

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