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ESTADOS UNIDOS DIO UN PRIMER PASO PARA EL LEVANTAMIENTO DEL EMBARGO A CUBA
Empieza a caer el Muro del Estrecho de Florida

Después de cuatro décadas de vigencia, el Congreso norteamericano hizo ayer historia al dar luz verde al cese parcial del embargo a la isla de Fidel Castro. El deshielo coincide con la derrota de los cubanoamericanos en el caso Elián.


Business is business. La intensa presión de los agricultores y las empresas de los sectores alimentario y farmacéutico ha conseguido abrir la primera brecha en cuatro décadas en el embargo económico norteamericano a Cuba. Aunque su alcance práctico sea limitado, el significado político de esta brecha es histórico. La debilidad política del exilio cubano de Miami tras su derrota en el �caso Elián� (niño balsero, que podría regresar hoy mismo a Cuba si no median objeciones de la Corte Suprema) también ha sido determinante en el hecho de que, por primera vez en cuatro décadas, Estados Unidos se apreste a levantar la prohibición de venderle alimentos y medicinas a su vecino caribeño.
El acontecimiento se produjo ayer, cuando, tras cinco horas y media de intensas negociaciones, la mayoría republicana en la Cámara de Representantes de EE.UU. alcanzó un acuerdo entre los abanderados del exilio de Miami y los defensores de los intereses de los agricultores y las empresas. Hartos de que sus electores no puedan hacer lo mismo que los europeos, canadienses y mexicanos, los defensores de los agricultores y las empresas, liderados por el congresista George Nethercutt, presionaban con dureza para que el pleno de la Cámara de Representantes vote una ley levantando el embargo a Cuba en lo relativo a productos agrícolas y farmacéuticos.
La novedad del caso es que esta vez las voces del exilio cubano, lideradas por Ileana Ross-Lehtinen, no podían parar el golpe. A favor del levantamiento parcial del embargo se perfilaba en la Cámara de Representantes una mayoría compuesta por republicanos y demócratas. El último recurso de Ross-Lehtinen y los suyos era negociar con Nethercutt un modo de amortiguar la previsible primera gran derrota política en el Capitolio de Washington del exilio cubano. El acuerdo establece que los norteamericanos podrán vender alimentos y medicinas a Cuba sin temor a ser perseguidos legalmente. En paralelo, los exportadores norteamericanos serán autorizados a viajar a Cuba por razones de negocios, aunque no como turistas. La condición impuesta por Ross-Lehtinen para quitarle alcance práctico a esa medida es que se prohíbe que el gobierno federal o los bancos de EE.UU. concedan créditos para tales ventas. Cuba tendrá que pagar en metálico los productos norteamericanos, lo que dada su escasez de efectivo le ata mucho las manos. Nethercutt, que se define como un conservador más preocupado por la defensa de los intereses de sus electores agrícolas del estado de Washington que por el mantenimiento de viejos dogmas políticos, ha sido decisivo en el cambio de rumbo de la mayoría republicana. 
Ayer, Nethercutt saludó el acuerdo alcanzado con los defensores del exilio como �un enorme avance para nuestros agricultores�. Y anunció que seguirá presionando hasta que ese pacto interno republicano se convierta en ley estadounidense. Dennis Hastert, presidente republicano de la Cámara de Representantes, medió en el pacto, que debe ser presentado al pleno de la Cámara, donde su ratificación es más que posible. El Senado, por su parte, ya se pronunció el año pasado a favor de suavizar las sanciones a Cuba en materia de alimentos y medicinas, pero esa iniciativa se estrelló entonces en la Cámara de Representantes. El acuerdo de ayer prohíbe también a la Casa Blanca incluir los capítulos de medicinas y alimentos en futuras sanciones contra países contrarios a la política norteamericana. Los asesores de Bill Clinton han expresado en las últimas semanas su oposición a esta última iniciativa, que, dicen, atará las manos de los presidentes. 
En lo relativo al asunto cubano, Clinton y los suyos siguen guardando un ambiguo silencio. Los partidarios de levantar parcialmente el embargo,apoyados editorialmente por The Washington Post, han asegurado que EE.UU. podría venderle a la isla un mínimo de 1600 millones de dólares anuales en alimentos y medicinas, lo que crearía 20.000 puestos de trabajo adicionales en la primera potencia del planeta. Esas cifras quedarán muy reducidas con la cláusula que prohíbe al gobierno y los bancos norteamericanos financiar las exportaciones a la isla. Pero se espera que Cuba pueda triangular la financiación por medio de otro país.
La muerte del inteligente y carismático líder del exilio cubano Jorge Mas Canosa y la irritación de muchos anglos y afroamericanos de EE.UU. con la actitud de esa comunidad en el �caso Elián� fueron los elementos políticos que han abierto las puertas a un hecho impensable en Washington hace apenas tres o cuatro años.

 

Claves para un deshielo

Ayer los líderes republicanos en el Congreso norteamericano llegaron a un acuerdo para levantar parcialmente el embargo que pesa desde hace 38 años sobre Cuba. Todo indica que en los próximos días una mayoría bipartidista en ambas cámaras aprobará una ley que permitirá que empresas norteamericanas exporten alimentos y medicamentos a la isla. 
El Senado se había mostrado desde hace tiempo favorable a tal medida. Pero el acuerdo de ayer rompió con una tradición de férreo anticastrismo en la Cámara de Representantes. Fue el resultado de dos factores. 
a) La presión desde las empresas y los estados agricultores de la Unión. Se estima que Estados Unidos podría facturar un mínimo de 1600 millones de dólares con la exportación de alimentos y medicamentos a Cuba. El levantamiento parcial del embargo también crearía unos 20.000 puestos de empleo. Los agropecuarios norteamericanos siempre resintieron su exclusión de un mercado donde ahora comercian Canadá, México y Europa. 
b) La debilidad del lobby anticastrista. La comunidad cubano-americana nunca se recuperó de la muerte de su líder Jorge Mas Canosa. En los últimos meses, además, la apasionada involucración de los políticos cubano-americanos en el caso Elián les ha significado derrota tras derrota. Los demás anticastristas en el Congreso estaban igualmente debilitados. Ayer el mismísimo Jesse Helms �autor de la famosa ley HelmsBurton de 1996, que endurecía el embargo� se mostró a favor del acuerdo. 
Pero los anticastristas lograron incluir importantes salvedades en el aligeramiento del embargo. Primero, Cuba sólo podrá pagar sus compras a Estados Unidos en efectivo, del que está crónicamente escasa. Segundo, Estados Unidos no abrirá su mercado a Cuba, cuyo poder de compra quedaría entonces aun más restringido. Por último, el Congreso no permitirá un aumento del turismo norteamericano a la isla. El gobierno cubano declaró ayer que el acuerdo �no modifica el bloqueo, lo empeora�. 

Elián más cerca de su casa

Hoy podría ser un día negro para la comunidad cubano-americana. No sólo se avizora un aligeramiento del embargo contra su archienemigo, Fidel Castro, sino que también podría ocurrir finalmente el retorno del balserito Elián González a Cuba. Es que a las 16 (hora local) vencerá la orden judicial que impedía el regreso del niño. Lo único que podría impedir esto sería una orden de último momento dictada por la Corte Suprema, que todavía no ha revelado si aceptará o no el caso. Ayer el padre de Elián, Juan Miguel, y su abogado, Greg Craig, presionaron para que la Corte deje las cosas como están. Recordaron que la posición de los familiares del niño en Miami ya había sido rechazada por el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) y la Justicia en primera y segunda instancias. La actitud de la Corte pende de un hilo, sin embargo. Es posible que rechace de plano considerar el caso; después de todo, sólo aceptan el 1 por ciento de las apelaciones. Pero la extensión de la prohibición que Elián salga del país será decidida por un solo juez: Anthony Kennedy, quien maneja los casos elevados desde el circuito 11 del sistema federal. El puede extender o revocar la orden judicial por su cuenta, o someter el tema a sus ocho colegas en la Corte. Por lo tanto, ayer todavía quedaban algunos resquicios de esperanzas para los familiares de Elián en Miami. �Creen mucho en Dios�, fue el modo en que un portavoz resumió su actitud. 

La Habana no se conforma

El acuerdo alcanzado ayer por los líderes republicanos del Congreso norteamericano era mucho menos impresionante visto desde Cuba. De hecho, el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, declaró sin rodeos que el embargo �no modifica el embargo, sino que lo hace peor�. En principio, las causas son las restricciones incluidas dentro del mismo acuerdo. Estas (especialmente el requerimiento de que Cuba pague sus importaciones con efectivo) impedirían que la isla se beneficie del todo del aligeramiento del embargo. El acuerdo es también sospechoso porque se conoce tan poco sobre él. �Hablan de acuerdo, pero nadie puede enseñarlo, no hay texto�, explicó Alarcón, quien agregó que el acuerdo se logró mediante �formas gangsteriles de la democracia; quieren impedir que haya debate�. �No hay texto del famoso acuerdo, hay mucho ruido y esto se parece mucho a un pasaje a lo desconocido�, concluyó el dirigente cubano.

 

 

Dos perspectivas argentinas

Por Marcelo Stubrin*.
Una buena noticia

La decisión del Congreso Americano de levantar, en parte, el bloqueo impuesto hace muchas décadas a Cuba, se inscribe en el marco de las buenas noticias. En efecto, hace pocos años, mientras sancionaban la enmienda Helms-Burton, los congresistas amenazaban a numerosas empresas canadienses, españolas y de otros países del mundo con graves sanciones si continuaban invirtiendo en la isla. Sin embargo, las inversiones continuaron, cadenas hoteleras internacionales y compañías aéreas de todas las banderas se empeñaron en rechazar la segregación que les imponía la cacería de votos hispanos que desataban desde Washington, codo a codo, republicanos y demócratas.
La tradición argentina y latinoamericana fue consecuente en su condena el bloqueo y reclama por el cese de todas las sanciones económicas que afectan mucho más enérgicamente a los pueblos que a los gobiernos.
Hoy, el escenario empieza a cambiar. La tolerancia como regla de la política internacional se impone en los Estados Unidos, con doble mérito en un año electoral. La Justicia fue imparcial, devolvió a Elián González a su padre y el Congreso comenzó con el proceso de liquidar el último resabio de los tiempos en que las películas de espionaje mostraban a los rusos como feos muy feos y malos muy malos.
Es una paradoja: en Cuba, la verdadera historia comenzará recién cuando deje de ser el enemigo del gigante vecino y pueda desarrollar su futuro en armonía plena con las demás naciones del continente.

* Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de la Nación.

Por Rosendo Fraga*.
Hacia la normalización

Las señales del Congreso norteamericano flexibilizando el bloqueo a Cuba implican el sinceramiento de la situación planteada con el ocaso de la Guerra Fría, pero una década más tarde de la Caída del Muro.
El régimen castrista había dejado de ser una amenaza de seguridad para EE.UU. desde que desapareció la URSS y en América Central se pacificaron los fenómenos de insurgencia que afectaron a Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
Sólo la influencia del exilio cubano en la política interna norteamericana explica la demora con la cual las relaciones entre Washington y La Habana comenzaron a adecuarse a un mundo en el cual las ideologías dejaron de constituir amenazas en materia de seguridad internacional.
Es decir que la decisión de los legisladores norteamericanos indica ante todo que los exiliados cubanos ya no tienen el poder que impidió el realismo en las relaciones con Cuba.
El caso Elián puso en evidencia que el poder y la influencia del exilio cubano en EE.UU. ya no era el del pasado.
Desde esta perspectiva, el caso del niño balsero parece haber influido en el comienzo del cambio de la política norteamericana hacia Cuba.
Es así como el caso Elián, que en un principio pareció transformarse en una situación favorable a los anticastristas, terminó detonando un sinceramiento realista de la política norteamericana, que se encamina hacia una gradual normalización de las relaciones con Cuba.

* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

 

 

Opinion
Por Martín Granovsky

Qué giro, chico

Qué cambiará en la vida cotidiana de los cubanos después del histórico relajamiento del bloqueo? En los próximos días, casi nada, porque la fisura del embargo tiene todavía condiciones muy restrictivas. Pero poco a poco los cubanos terminarán atenuando el punto débil de su muy bien rankeado sistema de salud, que son los remedios, y además comprarán alimentos que hoy no tienen. Luego, frente a la previsible liberalización del comercio con los Estados Unidos, irán obteniendo más y más divisas para abastecerse de otros insumos saltando por encima del estrangulamiento externo en que los sumió la extinción de la Unión Soviética. 
Políticamente, el enigma es mayor. ¿Menos bloqueo significa una ruptura a plazo fijo del régimen político que hoy comanda Fidel Castro? La apertura, ¿será tan desgastante para el PC como en la Polonia comunista? ¿Junto con el desarrollo tecnológico y las divisas llegará la liberalización, igual que en la URSS del final? ¿O Fidel administrará el paso del Estado al mercado como los chinos?
Mientras la economía, la vida cotidiana y la política se adaptan al comienzo del fin del bloqueo, algo es seguro: la medida del Congreso norteamericano empezará a marcar un giro diplomático en todo el continente. 
Desde 1962, cuando Washington dispuso el bloqueo, en América latina quedó formado un genoma que solo Carlos Menem intentó desordenar:
El Departamento de Estado siempre buscó no quedar solo en la condena de Cuba. Consiguió aliados cuando logró mayoría para expulsar a Cuba de la Organización de los Estados Americanos, pero en los �70 la ola de normalización de relaciones con La Habana invalidó el efecto político del aislamiento. Recién volvió a rodearse de aliados para la cuestión en los últimos años, cuando la Argentina, en compañía de Chile, condenó a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en un vuelco iniciado por Menem y continuado por Fernando de la Rúa.
Los gobiernos latinoamericanos no comulgan con Fidel, pero hace 38 años que ven en la condena o la tolerancia de Cuba un símbolo de sus relaciones con los Estados Unidos. Sienten que, si secundan a la Casa Blanca, están resignando uno de los escasos signos de identidad que los liga con la historia de este siglo. Su posición es simple: ni hablar de la situación interna de Cuba hasta que el bloqueo quede levantado. 
Esa secuencia es la que ahora el poder de los lobbyies norteamericanos comienza a resquebrajar, con resultados previsiblemente más contundentes que los buscados por Menem. Y de paso, como clave lateral de la historia, conviene retener la increíble fortaleza del lobby agrícola. Si puede fisurar el bloqueo a Cuba, ¿qué no será capaz de hacer contra la Argentina? 

 

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