|
|
|
|
|
|
|
|
|
  Cuando a los 29� del segundo tiempo César La Paglia hizo un gol de rebote desde 25 metros (sic) con la ayuda involuntaria de Passet, los jugadores, los hinchas presentes y los telespectadores de Boca confirmaron que anoche no era una noche cualquiera en Santa Fe. Como si la Copa hubiese operado como una lámpara que al frotarla permitiera concretar los más absurdos sueños. Así, el partido recuperatorio de la fecha 15ª �postergado por la disputa de las finales de la Libertadores� se convirtió, mal que le pese a un Unión que le tocó sufrirlo, en la continuidad casi natural de la fiesta. Boca tuvo una primera parte de ensueño: soñaba que jugaba bien, que el Mellizo tenía su mejor partido en mucho tiempo, con desborde y gol; que Palermo convertía de cabeza tras gran anticipo, que aparecía en toda su dimensión la promesa continuamente pospuesta de La Paglia... Unión tuvo un primer tiempo de pesadilla: soñaba que no tenía la pelota, que Cabrol la miraba pasar y no la cazaba, que Prátola no agarraba a nadie y pegaba hasta hacer penales alevosos, que los laterales llegaban tarde, que Passet no terminaba de levantarse que ya se tenía que volver a revolcar. Cuando se despertaron, Boca ganaba: había hecho tres goles. Antes de levantarse para volver despiertos en el segundo, los de Unión hicieron uno y así se fueron a tomar agua al vestuario, como quien busca cambiar el sueño, despejarse un poco y sacarse los fantasmas. Los de Boca no: preferían seguir así. Y tenían razón: la producción desequilibrante de Guillermo y el regreso de ese lesionado vivo (La Paglia) habían permitido a Boca tener un volumen de juego, como se dice, superior al habitual en el último tramo del Clausura. Con Traverso agrandado en el medio, Battaglia consolidado a su derecha e Ibarra con todo el corazón colonista �eso parecía� ocupando el lateral, los de Bianchi recuperaban e iban enseguida. Llegaban por los costados y otra vez �como antes: hizo su primer gol de cabeza desde que volvió� estaba Palermo para conectar. El segundo fue parecido, con Unión más echado al ataque, pero siempre expuesto. Y se hizo de ida y vuelta. Pudo ponerse el santafesino 2-3 y hubiera estado bien, pero el rebote afortunado de La Paglia volvió a poner las cosas en claro: era noche de brujas o de genios en Santa Fe y Boca tenía la Copa. Habrá que ver qué capacidad de hacer milagros tiene.
EMPATARON DE VISITANTES ANTE BANFIELD Y RAFAELA
|
