Por Esteban Pintos
 �Todos debemos estar pensando que estamos en el lugar equivocado.� Gustavo Cerati bromea pero no tanto sobre la Argentina y este momento -bien cercano al de la furia que él mismo describió hace ya más de una década�, hablando de su reciente experiencia como simple espectador y casi anónimo músico electrónico en el festival Sónar de Barcelona. Aquí, se sabe, no es anónimo ni mucho menos, como tampoco lo es en el resto de la América de habla hispana. En este rol de estrella es que, mañana y el sábado en el estadio Obras, coronará en Buenos Aires una serie de recitales en los que compartió cartel con Café Tacuba, posiblemente la banda latina más importante y reconocida del momento. �Nos parecemos porque ambos somos propuestas populares, pero que juegan con resultados o combinaciones que no son lo que necesariamente se consume a la orden del día�, reflexiona. Por otra parte, Cerati cuenta por qué le dirá seguramente que no a un ofrecimiento para abrir una serie de recitales de Beck por Estados Unidos y también se permite hablar sobre el camino de sus ex compañeros de Soda Stereo, así como de la ¿ya olvidada? polémica por un hipotético número uno del rock argentino. Y, también, de su �intensa� experiencia compartiendo escenario con Charly García.
�En principio, suena cautivante la idea de un espectáculo compartido con Café Tacuba. ¿Cree que representan dos concepciones opuestas de lo que ha dado en llamarse rock latino?
�Mi invitación para que participen en Obras se dio a partir de los resultados que dio la combinación, contrastante, de ambas cosas. Diría estilísticamente contrastante, porque además de que somos de dos lugares diferentes, probablemente las fuentes o de dónde vienen las cosas produzcan también un resultado diferente. Pero hay también mucha aproximación en cuanto a la forma de encarar la música en sí, más allá de los estilístico. Quiero decir: mi respeto y admiración por los Tacuba sobre todo se subraya a partir de su último disco, en donde también �se juegan�. A veces uno piensa que jugarse artísticamente es un riesgo económico y en realidad eso no pasa mucho por la cabeza de los músicos. Quizás una de las cosas que más me interesa, además conociendo un poco la historia interna a través de ellos, es que ese disco ha servido para una unión mayor en la banda, desde la necesidad de producir música alejados un poco de toda la presión que le pueda sobrevenir a un grupo popular. Todo eso, me parece, se acerca a lo mío, aunque seamos diferentes.
�¿Siente a Café Tacuba como un grupo en algún modo tributario de Soda Stereo?
�Soda Stereo puede o no haber sido una influencia capital para Café Tacuba, pero sin dudas fue un grupo que iluminó la penumbra underground de todos los países latinoamericanos que visitamos. Y a partir de eso, se generó .-no como los únicos artífices, ni siquiera lo hicimos filantrópicamente ni nada por el estilo.- una cosa que no se puede obviar. Creo que Café Tacuba es el producto ya despojado de la imitación, produciendo lo suyo y con un nivel de vanguardia que me parece muy interesante.
�Esa dicotomía vanguardia-masividad también ha estado presente en toda su carrera. Usted toca música electrónica para 100 personas y también canta en un estadio de fútbol...
�He probado de todos los gustos. Cuando hablo de vanguardia hay que tener cuidado con el término, porque lo estoy diciendo desde el lugar popular, ¿no? De cómo uno presiona a su manera para que las antenas de la gente se pongan un poco más alertas, que la consumición mínima... Qué es la que tenemos todos.
�¿Cómo ve, pasado un cierto tiempo, aquella especie de polémica por el �número 1� que instaló Andrés Calamaro con sus declaraciones casi boxísticas?
�Lo de Calamaro más o menos es como comparar a Mariah Carey con David Bowie... No tiene ningún sentido, digo: la única cercanía tiene que ver con la cultura de rock. Pero yo estoy tan lejos de Calamaro como de Rodrigo, la verdad. Lo conozco a Andrés y tengo buena onda, pero se me hace imposible comparar las cosas. Me parece que es una idea más bien periodística, él juega con eso y creo que se divierte, como Charly lo hace también. A mí no me divierte mucho la idea... No puedo decir mucho al respecto, no podemos tomarlo en serio. No tengo mucho para decir, desconozco bastante la obra de ellos en realidad. Conozco momentos, vi algunos videos, escuché algunas canciones, pero no estoy interesado.
�¿Qué hay de su posible participación como �número de apertura� de una gira de Beck?
�El tema es que después de hablar con los Café Tacuba de esto, no me deja muy entusiasmado... Me dijeron que parecía que estaban pidiendo permiso todo el tiempo y yo no sé si a esta altura de mi vida estoy como para eso. Si apenas tuviera tres discos hechos, todavía... Pero, ahora, no sé si me gustaría: no por Beck, que seguramente tiene la mejor intención, sino por todos los sabuesos que están detrás de una historia así.
�¿Ya estás grande para eso?
�Estoy más exigente.
| Los ex Soda, empresarios
�¿Qué comentario puede hacer de las actividades empresariales que han encarado Charly Alberti y Zeta Bossio, sus ex compañeros en Soda Stereo?
�Creo que está muy bien lo que hicieron. No conozco muy bien la situación de Zeta, pero sé que meterse en ese mundo todavía me sigue resultando extraño, aunque sea un mundo cercano, es muy lejano. Más que nada por el efecto burocrático de las compañías, sobre todo una multinacional. Pero le han ofrecido algo que le atrajo y seguramente lo hará bien. Ambos son muy eficientes en lo que han elegido. De Charly lo descuento, porque él siempre fue el empresario de Soda Stereo, siempre fue por ese lado. Si había que conseguir sponsors, ahí estaba él. Todos los instrumentos gratis que recibimos fue gracias a él, él tenía esa habilidad... Así que esté desarrollando eso, y teniendo en cuenta la pasión que tiene por las computadoras y por Internet y por lo que él cree es el futuro... Las veces que lo he visto últimamente, la verdad es que lo he visto muy bien y eso es lo mejor. A Zeta también lo vi, fugazmente, en los premios Gardel, y también sentí que estaba bien. No hizo falta ni hablar. Y yo también estoy muy bien, no sé si soy más adolescente o no... (risas). Tengo algunos proyectos además de mi condición de músico puro, que tienen que ver con la creación de un sello, pero desde un lugar muy diferente al de un empresario. En ese sentido, está claro que yo fui más para ese lado, es lo que siempre me interesó. |
| Una noche con Cristo
�¿La pasó bien cuándo tocó con Charly García en Obras? Se lo veía un tanto ajeno al caos escénico habitual en estos casos.
�Sí, la pasé bien. Es cierto que no pertenezco al mundo ni al entorno de Charly, pero con él tengo una muy buena relación y las invitaciones cruzadas a tocar, tienen que ver con eso. A mí me parece que Charly, más allá de toda la cáscara de que se habla, es un tipo que ejercita la libertad de una forma descomunal. Realmente cuando uno lo ve, produce envidia. En muchos aspectos, uno no puede estar en el lugar de él y no es de mi interés. Tendría que trabajar demasiado para eso.
�Tal vez él lo haga por ustedes...
�También puede ser, ya se ha comparado varias veces con Cristo... (risas). Pero a mí me alucina mucho el ejercicio de libertad que hace. No paré de reírme ni un instante y de divertirme viendo cómo realmente las cosas se cocinaban detrás de bambalinas. Así que arriba del escenario, cuando estuvimos, fue como una punta de lo que realmente pasó. Me divertí mucho, pero no sé si puedo soportar muchas noches así... (risas) |
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