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ENTREVISTA A LA CANTANTE URUGUAYA LAGRIMA RIOS
La perla negra del tango

Tiene 76 abriles y el orgullo de ser la única cantante negra del género, a ambas orillas del Río de la Plata. Después de años de discriminación, actualmente preside la organización Mundo Afro.

Lágrima Ríos actuará hoy en La Plata y mañana en La Trastienda.
Cantará tangos, candombes y milongas, acompañada por Afrocandombe.


Por Fernando D�Addario

t.gif (862 bytes) Cuando Lágrima Ríos se presente esta noche en el Auditorio de Bellas Artes de La Plata (acompañada por Yabor y la cuerda de tambores de Afrocandombe) y mañana en La Trastienda revalidará los alcances de uno de sus apodos: �La perla negra del tango�. Este apelativo alude a un dato concreto: es la única cantante negra de tangos del Uruguay, título nobiliario que, por razones obvias (en Buenos Aires ya casi no quedan negros), extiende su validez a la otra orilla del Río de la Plata. Lágrima tiene 76 años, está pensando en un nuevo disco de candombe y sigue cantando en conjuntos de carnaval, como buena uruguaya del Barrio Sur. 
En Montevideo preside la Organización No Gubernamental Mundo Afro, dedicada a difundir la cultura negra. �Hay quienes creen que en Uruguay no hay discriminación contra los negros, pero existe un racismo disimulado. Algunas cosas están cambiando. Por ejemplo, ahora podemos decir que después de 170 años Uruguay tiene un negro en su gobierno, el diputado por el Frente Amplio y profesor de literatura Edgardo Ortuño. Y tampoco habíamos tenido nunca una edil negra, y ahora sí, Beatriz Ramírez, también del Frente Amplio. Y una de las maneras que tenemos de mostrar lo que somos, es a través de nuestro folklore, el candombe.�
La simbiosis perfecta entre su apodo y su naturaleza expresiva hizo que Lida Melba Benavídez Tabarez sea un simple apunte burocrático y �Lágrima�, su verdadero nombre. En la entrevista con Página/12 cuenta que �hace ya muchos años, Alberto Mastra me dijo que debía cambiar mi nombre. Y me dio a elegir dos: �Armonía�, que me gustaba pero no me terminaba de convencer, o �Lágrima�. Cuando escuché la palabra Lágrima sentí como algo premonitorio. Las lágrimas me acompañaron durante toda mi vida, soy una persona muy emotiva, el llanto es parte de mí�.
Su padre fue estibador en el puerto de Montevideo. �Eramos tan pobres que había días que no teníamos nada para comer. Pero en el conventillo nos ayudábamos entre todos. Por ejemplo había una vecina que, para no ofender, llamaba a nuestra pieza y le decía a mi mamá: �Te preparé esto, fijate a ver si te gusta�. En el conventillo aprendí la palabra solidaridad. Pero también sufrí mucho por ser negra. En mi cuadra, los chicos no querían jugar conmigo, porque los padres les habían inculcado ese racismo. En mi infancia, mis mejores amigos eran judíos. Me volví retraída, tremendamente tímida, prefería irme a un rincón, sola. Sólo de noche, cuando me subía a un escenario, le perdía el miedo a todo.� El tango, en cambio, se le vino encima como una acumulación de pérdidas. Desencuentros amorosos, un hijo que debió exiliarse en tiempos de dictadura, una infancia pobre, lograron que sus sueños de contadora pública se diluyeran frente al desgarro cotidiano que sólo podía curar subiéndose a un escenario. 
�¿Qué papel tuvo la música en la preservación de la cultura negra?
�Cuando trajeron a los negros a trabajar como esclavos, los eligieron de distintas regiones de Africa. Fue para que todos hablaran distintos dialectos y no pudieran entenderse entre sí. La única vía de comunicación que tenían era el tambor... 
�En el plano artístico, ¿también sufrió discriminación por ser negra?
�Mire, una vez gané un gran concurso nacional de tango. Y uno de los premios era actuar con el conjunto del español Orosmán Gato Fernández. Yo estaba muy contenta, pero una vez, en la casa de Galicia le dijeron que en los estatutos de la institución estaba escrito que no se permitía el ingreso de negros a los bailes. Y me tuve que ir. Sentí una gran humillación. Muchos años después, yo formé un grupo de negros a capella. Eramos cuatro hombres y yo. Ya habían sacado esa reglamentación de los estatutos de esa institución, y me volvieron a invitar, me regalaron y me hicieron un desagravio. Es que yo, siendo negra, era uruguaya, y en Uruguay se les había abierto las puertas a los españoles cuando éstos estaban muy mal en Europa... 
�¿Es cierto que conoció a Gardel? 
�Sí, en 1928 estuvo en el conventillo en el que vivíamos. Resulta que la encargada tenía un hijo que era un gran concertista de guitarra. Y Gardel andaba buscando un guitarrista. Al final no lo quiso, porque lo que quería era uno que no tocara tan bien. Yo tenía tres años, estaba en el patio del conventillo, y lo conocí. No era alto, sino más bien petisón, gordito, el pelo aplastado. Tenía un traje oscuro y un sobretodo. En esa época yo, claro no entendía nada, pero después recordé esa imagen.
�Siempre se discutió el origen africano del tango...
�En Montevideo no existen dudas sobre su raíz negra. Mucho antes de que yo naciera, pero también lo he visto con mis ojos, en los carnavales, los personajes de los conjuntos de negros y lugolos (que son los blancos que se pintan de negro) bailaban tango, o tangó, como se le decía. Claro, después fue cambiando, con las distintas corrientes inmigratorias, pero el candombe y el tango tienen el mismo origen. 
�¿Cómo la trataban los tangueros argentinos cuando iban a Uruguay?
�Muy bien. Canté con Goyeneche, con Pichuco, con Edmundo Rivero, con Alberto Podestá. Me acuerdo que yo abría el espectáculo para el Polaco, y una noche vino a verme y después pidió que en el club hicieran al revés, por el loquero que se armaba en mis shows, porque yo cantaba tangos, milongas y candombes acompañada con mis tamboriles. De Pichuco me hice muy amiga, lo mismo que de su mujer. Le traía a Buenos Aires la bebida uruguaya que le gustaba, Uvita. 
�También se la vio en cine.
�Sí, aparecí en películas de Hugo del Carril, Sandrini y Palito Ortega.
�¿Qué hacía con Palito Ortega?
�La película se llamaba Viva la vida, y fue a filmarla allá. Nosotros cantábamos candombe y él se integraba al grupo. Bueno, lo intentaba, porque la verdad es que no cantaba muy bien el muchacho.

 

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