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Ayer comenzó en Colombia la muy ansiada conferencia internacional de dos días sobre cultivos de drogas y medio ambiente. Asistieron representantes del gobierno colombiano, 21 países de Europa y América y, por supuesto, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Estas presentaron un plan propio para la erradicación de la droga. Sería financiado por el gobierno colombiano, Estados Unidos y países europeos. Estaría bajo el control de las FARC, vigiladas por una comisión multilateral. La propuesta tiene la gran ventaja de que integra a las FARC, el poder de facto en las zonas de cultivo, a los esfuerzos antinarcóticos. Pero podría tener un propósito menos inocente. Al ofrecer un plan alternativo antidroga, las FARC podrían querer impedir que la Unión Europa (UE) se pliegue al multimillonario �Plan Colombia� antidrogas propuesto por el gobierno colombiano. Las FARC ya saben que Bogotá tiende a interpretar �antidrogas� como �contrainsurgente�. Es decir, contra ellos, la �narcoguerrilla�. La cumbre de ayer se llevó a cabo en la localidad de Los Pozos en la �zona de distensión�, los 42.000 kilómetros cuadrados que el gobierno colombiano les cedió a las FARC en 1998. Gozando ya de una atribución de Estado, el territorio, ayer la guerrilla se dedicó a obtener otro: el reconocimiento internacional. A medida que llegaban, los delegados de los 21 países �incluyendo a Alemania, Francia, el Vaticano, España, Italia, México, Japón y Venezuela� fueron recibidos por una �guardia de honor� guerrillera. El aeropuerto estaba lleno de emblemas y consignas revolucionarias. Tras llegar, los delegados caminaron por una �calle de honor� flanqueados por combatientes guerrilleros. Un funcionario del gobierno calificó esto como �innecesario, inútil e inapropiado�. Una vez dentro del complejo de edificios donde se realizó la cumbre, los representantes se reunieron con el virtual anfitrión del encuentro: Pedro Antonio Marín �alias Manuel Marulanda Vélez, alias �Tirofijo��, el comandante supremo de las FARC. Junto a él estaba casi la totalidad de la plana mayor de su fuerza, incluyendo al �canciller� Raúl Reyes. Estados Unidos se había ausentado con aviso, en protesta por el asesinato en 1999 (reconocido por las FARC) de tres indigenistas norteamericanos. Durante la reunión los delegados afrontaron el formidable problema del narco en Colombia. Se estima que actualmente 120.000 hectáreas están dedicadas al cultivo de la coca. Las FARC controlan la mayor parte del territorio donde se realizan esos cultivos, control que les significa un ingreso anual de 500 millones de dólares. Su protección imposibilita al gobierno adoptar una política de sustitución forzosa. La táctica alternativa �la fumigación indiscriminada desde aire� ha tenido efectos desastrosos en la salud y propiedad de los campesinos afectados. Las FARC no tardaron en presentar un proyecto para terminar con el narcotráfico en Colombia. Se instalaría un �programa piloto� de sustitución de cultivos en la localidad de Cartagena del Chairá, de unos 10.000 habitantes. El gobierno y las FARC formarían un �mando conjunto� que buscaría �prevenir la siembra de coca y establecer planes de infraestructura social�. Se �contratarían expertos� para que estudiasen el suelo y su aptitud para cultivos legales. Cada seis meses, observadores internacionales monitorearían el desarrollo del proyecto. Las FARC prevén un plazo de cinco años para el �programa piloto� en Cartagena de Chairá. Si los resultados de esta primera fase son favorables, se extendería el plan al resto del país. Los fondos vendrían del Estado colombiano, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y las Naciones Unidas. El plan de las FARC coincide con las gestiones de Bogotá en pos del Plan Colombia. La coincidencia podría indicar un intento de desbaratarlo. El Plan Colombia aglomera en un mismo esquema el proceso de paz y la solución al problema del narcotráfico. Los fondos requeridos ascendían a 7500 millones, 3500 de los cuales vendrían del exterior. Ayer el secretario de Relaciones Exteriores de la UE, Javier Solana, se entrevistó con el presidente Andrés Pastrana para discutir el Plan Colombia. Solana prometió que la respuesta de Europa será �positiva y generosa�. Las FARC siempre recelaron de ese tipo de ayuda �antidrogas�, un rótulo que crecientemente se traduce en la lucha contrainsurgente. De todos modos, es dudoso que las FARC esperen en verdad acabar con el cultivo de la coca en el actual contexto. Es notable que, como con el actual proceso de paz, los tiempos para el proyecto de las FARC son bastante largos, con nada menos que cinco años para evaluar el éxito del �programa piloto�. Parecería ser que, para una organización cuyo crecimiento explosivo de la última década se debió en gran medida a los recursos que extrajo del narcotráfico, sustituir los cultivos sería como matar a la gallina de los huevos de oro.
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