El País de Madrid
Por Juan Jesús Aznárez
Desde México, D.F.
Francisco Labastida Ochoa, de 57 años, economista, candidato del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones presidenciales del domingo, promete un México más justo y próspero, gobernado por un partido también renovado, alejado de los vicios acumulados durante sus 71 años de hegemonía. Ganó las primarias del partido en noviembre último después de 65 años de �dedazos�, la antidemocrática práctica que consistió en la designación directa del sucesor por el presidente saliente. La mayoría de los sondeos difundidos anticipa un empate técnico con Vicente Fox, candidato del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), mientras el centroizquierdista Cuauhtémos Cárdenas se encuentra tercero.
�Fox le ha recomendado ganar por más 10 puntos para que su victoria sea creíble.
�No es razonable en un país, como en México, donde hay pluralidad política y leyes, y las leyes en México son muy claras al igual que en muchas naciones: gana quien tiene más votos. Entonces, un llamado a decir que sólo se gana con 10 puntos de diferencia, es un llamado a desconocer la ley. De hecho, esto fue lo que empezó a generar cierto ambiente de incertidumbre en el país.
�Usted declaró que probablemente Fox cantará victoria y llamará a la gente a tomar las calles.
�Creo que tiene esa propensión, inclusive salieron documentos en ese sentido, pero me parece que no va a arrastrar a una gran cantidad de mexicanos. Son sólo pequeños escenarios de problemas, los que van a generar tensión. El pueblo mexicano es fundamentalmente un pueblo maduro o sensato. No va a tener éxito.
�Pero el PRI está coaccionando al votante pobre y rural, según las muchas críticas escuchadas.
�Hay una campaña bien orquestada de parte del PAN y del PRD (Partido de la Revolución Democrática, centro izquierda), para atraer simpatía y hacer publicidad sobre esta materia. Ahí están instancias jurídicas para dirimir cualquier asunto que se considere que está rompiendo con las normas que establece la ley.
�Hay denuncias con nombres y apellidos.
�Prácticamente no se ha presentado ninguna queja ante el IFE (Instituto Federal Electoral), de violación de leyes, sino quejas ante los medios de comunicación para hacerse publicidad con ello.
�¿Cómo piensa democratizar el partido con tantos dinosaurios dentro?
�La inmensa mayoría de los miembros del partido estábamos demandando, con mayor o menor vigor, que el partido se democratizara y eso ya pegó, ya arraigó, ya se quedó.
�¿Está convencido de que no habrá resistencias?
�Absolutamente convencido. Me tocó vivir el proceso para cambiar el partido. Eso fue en la XIV Asamblea, en 1989, cuando Luis Donaldo Colosio (asesinado en 1994) era presidente del partido y traía el proyecto de modernización. No cuajó, no triunfó. El único estado en donde se hizo la elección democrática fue en Sinaloa, donde yo era gobernador. Ahora se hizo en muchos estados, en 11, sin resistencias. La democratización ya arraigó.
�La vieja guardia se incorporó a su campaña para ayudarlo en los momentos difíciles. Imagino que le pasarán factura.
�Usted ya conoce el sistema. La posición del candidato es una y la posición y la fuerza del presidente es otra. El que tiene el poder es el presidente, el presidente electo o el presidente en funciones. No he hecho ningún compromiso que no sea publicable, ningún compromiso sobre cosas que yo no aceptaría.
�El PRI ha perdido a buena parte de los jóvenes, profesionales e intelectuales. Difícilmente puede plantearse un futuro como partido sin recuperarlos. Si gana ahora puede perder dentro de seis años.
�Tenemos que acercarnos más con los jóvenes y con los intelectuales, sin lugar a dudas, pero independientemente tenemos que dar respuestas satisfactorias a las clases medias, y evitar que los jóvenes se vayan al exterior o a Estados Unidos. Casi hemos perdido las clases medias en México. Hay que reconstruirlas con apoyo a las pequeñas y medianas empresas como lo ha hecho España, o Estados Unidos, Japón, Alemania o Italia. Eso va a obligar a muchas negociaciones para que no se rompa el tejido social.
�No parece un reto fácil.
�Cuando yo recuerdo las cifras de España y digo, bueno, España tiene más de 240.000 restaurantes, bueno, ¿qué es un restaurante de ésos? Es, al final de cuentas, un negocio familiar que ha permitido que tengan clases medias fuertes en España. España vivió durante 30 años, mucho en base al turismo, a la pequeña y mediana empresa, a la construcción de viviendas. Nosotros estamos planteando también el impulso a la construcción de viviendas. España es un ejemplo a seguir.
�¿Hay fondos para tantos cambios?
�México tiene las condiciones económicas que no había tenido en un cuarto de siglo. Diferencias de coyuntura, y un déficit del 1 por ciento del producto bruto interno �PBI� contra el 16 por ciento del PBI antes. El déficit de la balanza comercial es financiado en un 85 por ciento con inversión extranjera. Somos un país desregulado cuando antes regulábamos el 80 por ciento de la economía. Es un país abierto, antes éramos un país cerrado, se necesitaba permiso de importación para todo. Y tenemos tratados de libre comercio con muchos países.
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