En la Cumbre de Presidentes del Mercosur, que finalizó ayer,
se consolidó la voluntad política de los países miembros
y asociados de avanzar más intensamente hacia una integración
regional plena. El documento final con la firma de los presidentes de Argentina,
Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile, más el canciller de Bolivia, agregó
también el compromiso para enfrentar en forma conjunta los
problemas sociales más agudos de la región, entre ellos
la erradicación de la pobreza y todas las formas de discriminación.
La incorporación de Chile será selectiva y gradual, en tanto
que en el plano estrictamente económico se acordó la política
automotriz regional y se establecieron algunas pautas para eliminar gradualmente
los aranceles en el comercio intrazona.
Las declaraciones de todos los ministros y presidentes durante la Cumbre
de Buenos Aires no dejaron dudas sobre la importancia política y
estratégica que el mentado relanzamiento tiene para los
países de la región. Ante cada pregunta por las divergencias
económicas o los conflictos sectoriales los integrantes de las delegaciones
de todas las naciones del Mercosur ampliado recurrieron a los
mismos argumentos. A saber: que el Mercosur es una opción estratégica
para insertarse en la globalización; y que los conflictos sectoriales
o las diferencias arancelarias no deben interferir en esta estrategia.
La voluntad política, una vez más con prescindencia de las
diferencias en materia de estrategias comerciales propias, también
se manifestó en el establecimiento de un cronograma para la incorporación
gradual de Chile como socio pleno, un objetivo que el actual presidente
trasandino, Ricardo Lagos, había anunciado incluso desde su campaña
electoral. No obstante el logro de haber conseguido la definición
de plazos de integración el canciller, Adalberto Rodríguez
Giavarini, habló del próximo semestre, las dudas no
fueron completamente despejadas. El ministro extraordinario de Brasil para
el Mercosur, José Botafogo Gonçalves, se mostró escéptico
al destacar que Chile no está dispuesto a conversar sobre una
convergencia arancelaria y habría que preguntarle si
tiene interés en conformar un mercado sudamericano. Sin embargo,
también quedó claro que nadie pensó en ningún
momento en pedirle a Chile que suba sus aranceles, una opción completamente
fuera de discusión, como se encargó de reafirmar el
ministro de Hacienda trasandino, Nicolás Eyzaguirre.
En la declaración final de los presidentes se avanzó en el
fortalecimiento institucional del bloque comercial, en especial se acordó
en el Arancel Externo Común (AEC), en los plazos para la armonización
de estadísticas y la coordinación macroeconómica, en
los mecanismos para la resolución de controversias y en la progresiva
eliminación de incentivos y subsidios a las inversiones. Pero en
dos cuestiones sensibles, la políticas automotriz y azucarera, los
avances fueron relativos.
Brasil y Argentina limaron rápidamente
sus asperezas en el tema automotor y superaron a principios de semana los
desacuerdos sobre la inclusión en el intercambio compensado de las
maquinarias agrícolas, ómnibus y vehículos de carga.
Pero el nivel del AEC continuó generando tironeos durante toda la
semana con Paraguay y Uruguay, especialmente con este último. Las
distintas realidades de estos dos países, el primero sin producción
propia y el segundo sólo con un pequeño sector autopartista,
motivaron los sendos rechazos a aceptar aranceles de importación
altos para una industria de la que no participan y cuyos productos mayoritariamente
importan. Finalmente, se resolvió un régimen, que comenzará
a regir el 1º de agosto próximo hasta el 1º de enero del
2006, que contará con tres acuerdos: uno bilateral entre Argentina
y Brasil y otros dos que contarán a estos dos países incluyendo
uno a Paraguay y otro a Uruguay.
En el sector azucarero, rubro
en el que Brasil es el primer productor mundial y posee un régimen
especial de subsidios, mientras que en Argentina es el principal sustento
de las economías de algunas provincias del NOA, se decidió
a buscar mecanismos para llegar a un libre comerciointrazona manteniendo
algún AEC. Ante la exigencia de Brasil por la baja de aranceles Argentina
consintió futuras bajas graduales, con acuerdo de las provincias
productoras para que puedan reconvertir sus economías.
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