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Por Felipe Yapur Al momento del recuento de votos nadie puede dudar de que los diputados de la Alianza lograron frenar en la sesión del jueves, incluso con el apoyo de algunos de sus disidentes, la intentona del justicialismo de rechazar los decretos de necesidad y urgencia del ajuste. Los números y el disciplinamiento provocaron en la conducción del oficialismo alegría y hasta los animó a pronosticar que a partir de ahora hay cada vez menos espacio para la disidencia. Sin embargo, el peligro de la aparición de más rebeldes permanece todavía latente, al menos así lo hicieron saber algunos diputados radicales durante la reunión de bloque previa a la sesión: Este es el último sapo que nos tragamos, graficó uno de ellos. Más allá de las diferentes lecturas que disciplinados y rebeldes hacen de la situación interna del bloque, todos coinciden en que no hay ni habrá fractura. Cada sector entiende que existe todavía lugar para que uno u otro sector cambie. Los disciplinados creen que una votación tan difícil como la del jueves de hecho se convalidaron los decretos que reducen el salario y desregulan las obras sociales encarrilará a los disidentes porque la lógica de un partido en el gobierno, en el poder, implica a veces la implementación de políticas ingratas. Del lado de la disidencia la lectura es, obviamente, al revés: Ni los frepasistas ni los radicales son insensibles frente a la reacción popular, por lo que nadie se opondrá a retornar a las ideas que dieron origen a la Alianza. Otro punto de coincidencia de ambos sectores es lo que sigue de ahora en más. Todos sostienen que es preciso implementar políticas que reactiven la economía. Los disidentes aspiran a generar un eco favorable en el proyecto presentado días atrás donde proponen el restablecimiento de las contribuciones patronales, derogando exenciones y reducciones a las empresas de servicios privatizados, entre otras medidas. Entre los disciplinados hay consenso a la hora de discutir ese proyecto aunque algunos ya reconocieron que es poco viable. Estos creen que es mejor trabajar para lograr una baja en las tarifas de las empresas privatizadas y la diagramación de un nuevo plan social, en definitiva, como graficó un legislador de este grupo: Tenemos que redactar una agenda positiva. Pero más allá del buen ánimo de los dos grupos para discutir nuevas propuestas llámese agenda positiva o retorno a las fuentes lo cierto es que la disidencia no está tan desactivada como creyeron ver luego de la sesión del jueves los referentes de la bancada aliancista, Darío Alessandro y Horacio Pernasetti. Es que a la luz de los datos que arrojaba la computadora de la presidencia de la Cámara, el jueves parecía que los disidentes se habían fracturado. Sólo dos de ellos habían votado en contra del mandato de bloque: Alicia Castro y Ramón Torres Molina; se abstuvieron los socialistas Héctor Polino, Alfredo Bravo y Jorge Rivas, el frepasista Enrique Martínez y la radical Carrió. En tanto votaron respetando la decisión de la mayoría los también rebeldes Federico Soñez, Eduardo Macaluse, Jorge Giles y Elsa Quiroz. Estos tres últimos necesitaron luego explicar su actuación. Ayer, en una Cámara baja desolada hicieron conocer una declaración donde indican que no fue un voto a favor del ajuste, sino contra el oportunismo de quienes durante 10 años causaron el desguace del Estado, la privatización de la Nación y el desempleo de millones de compatriotas. El dato que no había trascendido de la discutida reunión del bloque de la Alianza previa a la sesión y que demuestra la posibilidad de nuevas incorporaciones a la lista de disidentes fueron las exposiciones de dos legisladores radicales. Alfredo Allende y Luis Brandoni advirtieron, para sorpresa de varios, que ésta es la última vez que votamos por algo que perjudica a la gente, los que nos votaron para llegar al Parlamento, dijeron casi al unísono para luego reiterar la vieja comparación de este es el último sapo que nos tragamos. Es verdad, como reconocieron algunos, que éstos no son dirigentes de peso ni influyentes dentro del bloque, pero sí llevaron a disidentes como Martínez a afirmar que la adhesión en elbloque por un cambio de rumbo es más importante que lo que reflejan las votaciones en el recinto.
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