Por Enrique Escande
El fútbol provoca en la actualidad alegrías y entusiasmos
masivos en Argentina desde la contundente producción de la Selección
en las eliminatorias del Mundial 2002 hasta la obtención de Boca
de la Copa Libertadores y la cercanía de River con el título
del Clausura.
Si la Selección, Boca y River transitan eufóricos por los
caminos del triunfo, el eclipse sobre las minorías es casi absoluto.
La victoria del equipo nacional sobre Colombia en Bogotá logró
sumar a este estado ideal de acontecimientos futbolísticos el resultado
positivo de una intención seductora que superó desencuentros
y rencores recientes.
Las críticas, exigencias y presiones heredadas por la Selección
desde la etapa encabezada por Daniel Passarella habían puesto en
la picota al conjunto que dirige Marcelo Bielsa hasta el comienzo de las
eliminatorias.
El equipo y los jugadores estaban obligados a rendir examen y, consciente
de la situación, el técnico insistió varias veces durante
sus apariciones públicas en la necesidad de curar heridas entre la
Selección y su público, distanciados como nunca en las últimas
dos décadas.
Juan Verón, Claudio López, Gabriel Batistuta, Diego Simeone
y otros dejaron de tener crédito hasta el primer partido de las eliminatorias
ante Chile, y hasta se levantaron numerosas voces que pidieron terminar
con la convocatoria de extranjeros para promocionar lo que había
en casa. Pero, como casi siempre, los triunfos arreglan todos los problemas,
disipan las dudas, tapan las bocas de los críticos y recuperan los
amores que se daban por perdidos.
Con cuatro victorias en cuatro jugados, doce goles a favor, dos en contra
y cuatro puntos de ventaja en la tabla sobre Brasil, la Selección
logró enamorar otra vez al hincha. No obstante, queda claro que quienes
cayeron en el lazo de la seducción terminaron de enamorarse el jueves,
en lo que se consideraba el examen más exigente del primer tramo
de las eliminatorias, y ahora ven a la Selección encaminada cómodamente
hacia Corea y Japón pese a que faltan jugarse catorce encuentros.
Detrás de la victoria, lo que impresionó fue la actitud del
equipo, de sus individualidades, y la voracidad de Gabriel Batistuta y Hernán
Crespo, dos de los delanteros más caros del mundo. El triunfo, que
pudo ser más amplio, también tuvo un efecto contundente sobre
algunas dudas que reaparecieron en el partido anterior, cuando la selección
argentina se vio en problemas para ganarle 1-0 a Bolivia y asomaron algunas
críticas, incluso las de Diego Maradona, sobre la manera de afrontar
situaciones complicadas por la sólida construcción de muros
defensivos de parte de los rivales.
Dos
miradas sobre el momento de Argentina
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Por Ariel Greco
Los de acá y
los de allá
La excelente
tarea de la Selección ante Colombia dejó en segundo
plano una cuestión que ante el menor tropiezo vuelve a plantearse:
¿jugar con los de acá o los de allá? El partido
del jueves entregó un dato que puede aportar para esclarecer
la discusión. En la cancha, Colombia puso más jugadores
de acá que la propia Selección. Y ningún
cuatro de copas. Tanto Bermúdez, Angel, Yepes, Córdoba
y, en menor medida, Grisales, son figuras de los mejores equipos
argentinos del momento, y cada domingo hacen diferencias jugando
para sus clubes. A ese grupo se les puede sumar Iván Córdoba,
todavía en proceso de adaptación en Italia tras su
salida de San Lorenzo. Esas figuras de acá casi
no tuvieron oportunidades y se vieron opacados por las estrellas
de allá. Y es muy probable que a los propios
jugadores argentinos que se destacan en nuestro medio les hubiese
sucedido lo mismo. Si bien Bielsa asegura que todos tienen las mismas
chances, también remarcó cada vez que lo consultaron
que él toma muy en cuenta el nivel de la competencia en que
se desempeña cada jugador. Y por eso no es casual que, en
cada convocatoria y en cada equipo que forma, el ochenta por ciento
esté actuando en Europa. Casi todas las fechas, Batistuta
enfrenta a un defensor de nivel mundial. Un domingo lo marca Thuram,
al siguiente lo espera Maldini, en el otro le toca Couto, entre
semana por la Copa lo recibe Stam o Desailly, y así con cada
uno de los de allá. Igual con los defensores:
que Bati, que Del Piero, que Shevchenko, que... y siguen las firmas.
En cambio, acá un domingo te marca una gran figura, al otro
el suplente de uno que se fue el campeonato pasado, y al siguiente
el pibe de reserva que debutó porque el titular quedó
libre por falta de pago. Tal vez allí se puedan encontrar
las ventajas de los de allá sobre los de
acá.
Adrian De Benedictis
No necesita gran esfuerzo
El camino hacia
el Mundial de Japón y Corea parece más corto. La Selección
argentina rápidamente se ubicó en lo más alto,
con cuatro partidos jugados e igual cantidad de victorias. Pero
más allá de las estadísticas, la realidad indica
que el equipo conducido por Marcelo Bielsa no tiene que esforzarse
demasiado para marcar diferencias. Después del triunfo en
Bogotá, esa sensación terminó de confirmarse.
Si se considera que Argentina ganó el segundo partido más
complicado de la serie el primero es Brasil, también
como visitante, al equipo le sobró tiempo y demostró
que jugando sólo un rato le es suficiente para irse victorioso.
Hasta el momento, Argentina no fue aplastante ni mucho menos. Con
pequeños momentos de Batistuta, otros de Ortega, y otros,
quizás, de Verón, el equipo fue dominador del rival
de turno. Porque está claro que ni en el 41 ante Chile
la Selección marcó una gran superioridad sobre los
trasandinos, y tampoco desplegó un funcionamiento brillante
ante los limitados venezolanos. Quizás la experiencia europea
de los integrantes del plantel sea uno de los factores principales.
Pero no sólo por los nombres, sino también por el
estilo. Como también le sucede a Brasil, más allá
del pobre empate frente a Uruguay. Porque a esta altura, nadie duda
de que ambos ya tienen un lugar asegurado en el torneo del 2002.
De esta manera, el fútbol sudamericano continúa perdiendo
posiciones con las máximas potencias. Habrá que esperar
qué sucede en diciembre cuando se enfrenten Boca y el Real
Madrid. Además de que sea por la Copa Intercontinental, en
esa final estará presente la jerarquía absoluta.
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