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Página/12 tuvo acceso al balance personal de los tres presidentes más importantes que participaron en la cumbre del Mercosur en Buenos Aires: el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el chileno Ricardo Lagos y Fernando de la Rúa. En tres memos quedan claras las preocupaciones, los matices y los planes de cada uno. Fernando Henrique Cardoso escribió estos apuntes en su notebook, durante el viaje de vuelta a Brasilia (se transcriben en traducción libre del portugués al castellano): �Bien la reunión del Mercosur. Y bien con De la Rúa. No necesité halagarlo como hacía con Menem. Son distintos, evidentemente. Menem era todo gestos. De la Rúa no es divertido, pero me pareció un conversador menos aburrido de lo que suponía, y fue claro que quiso halagarme él a mí. Hasta me dejó manejar el carrito de golf para pasear por la Quinta de Olivos, como si me dijera que ésa era mi casa. Creo que estamos mejor con los argentinos. Los funcionarios no hablan de dolarización, ni de OTAN, abandonaron esa idea de las cláusulas-gatillo por la devaluación del otro y hasta Ruckauf no critica más a Brasil. Además acordamos el conflicto de los autos. Veo que estamos todos más racionales, aunque tengamos desacuerdos. Me parece que los argentinos entendieron por qué nosotros tenemos una posición distinta sobre Fujimori. No es que nos guste. Pero compartimos 1600 kilómetros de frontera. Y con selva y narcos. Queremos la democracia en Perú, pero queremos más la estabilidad de Brasil. Queda el tema de Chile. Está bien que se incorpore al Mercosur. El problema son los aranceles. Nosotros los vamos a bajar, aunque no tanto como ellos, que los tienen en el 9 por ciento. Chile nos interesa. Hacia afuera, una región de países que cooperan entre sí tiene fuerza. A Chile le falta perfeccionar la democracia, pero cuando lo haga y se sume a Uruguay, la Argentina y Brasil, tendremos cuatro países de desarrollo institucional importante. Ojalá Paraguay también se afirme. Haremos lo posible. Y no nos vamos a apurar expulsando a Lino Oviedo de Brasil. Que la Justicia lo resuelva. Paciencia, mucha paciencia�. Ricardo Lagos descansó en las dos horas de viaje a Santiago. Luego pasó un rato por su departamento más bien chico, de profesional de clase media, y escribió su propio resumen: �Fue una reunión rara. Pintaba para más, se desinfló en el medio y terminó bien arriba, con elogios entre nosotros, los presidentes. No sé qué impresión habré dejado en Buenos Aires. Eufórico no me fui de la Argentina, pero triste tampoco. Estoy tranquilo con nuestras relaciones con la Argentina y con Brasil. Tengo que preguntarle a Soledad (Alvear, la canciller chilena) qué opina de Luiz Felipe Lampreia. Ni siquiera participó de la conferencia de prensa. Me pareció que no puso fuerza suficiente para incorporarnos a nosotros. Y que fue mucho más débil que Fernando Henrique en ese punto. Hay que seguir trabajando. Chile necesita aglutinar una fuerza latinoamericana, porque mejorará nuestra capacidad de hacernos oír y porque se fortalecerá la posibilidad de llevar una posición común a las discusiones del ALCA para discutir la integración con Estados Unidos. Igual, no voy a cerrar ninguna tratativa con el Nafta, pero sin una vía rápida garantizada en el Congreso la veo difícil. ¡Qué complicado lo de los aranceles! Voy a subrayar la importancia de la incorporación política de Chile y la coordinación de políticas macro como hicieron los europeos en Maastricht cuando fijaron pautas comunes de comercio y déficit fiscal hasta que pudieron llegar a la moneda única. La cosa es así: nosotros ganamos aumentando la fuerza internacional juntándonos con ellos y ellos ganan incorporando al país mejor calificado de la región por Standard & Poors. La democracia ya la vamos mejorando. Eran escépticos cuando yo decía que Chile conmigo se sacudiría pero pasó. Pinochet fue desaforado y la Mesa de Diálogo terminó con el compromiso de las Fuerzas Armadas de reconstruir información sobre los desaparecidos en seis meses, o quizás un año. Y no firmamos un pacto de impunidad para nadie�. Fernando de la Rúa dedicó la mañana del sábado a tirar buenas ondas sobre la economía y después garabateó algunas notas a mano, con su lapicera de tinta negra: �La reunión del jueves al mediodía con Cardoso fue extraordinaria. Despejamos todas las dudas del pasado y quedó claro que nuestra relación es estratégica. Bien la agenda económica. Me gusta la idea de fortalecer joint ventures dentro del Mercosur y ampliar con ellos el comercio electrónico. Me parece que Fernando Henrique escuchó bien cuando le dije que si Brasil entra en un proceso de desregulación de telecomunicaciones como nosotros, podemos discutir juntos el tema en el marco del ALCA. Estuvimos de acuerdo en bajar aranceles intrazona coordinadamente. ¿Y Lampreia? ¿Qué pensará? El tema de compartir decisiones no lo entusiasma demasiado. De todos modos, no vi trabas para las política de coordinación macro, y al final aunque Itamaraty proteste siempre termina firmando los acuerdos del Mercosur. No pusieron objeciones para refirmar el principio de adhesión a la democracia representativa, el Estado de Derecho y el respeto irrestricto a los derechos civiles y políticos, como dice la carta de Buenos Aires, estuvimos de acuerdo en el crecimiento como condición para una mejor calidad de vida y contra la exclusión. Me contaba Adalberto cómo discutieron los documentos en el Palacio San Martín. Pusieron dos pantallas y una mesa circular, fueron proyectando los textos y los sometieron a consideración. Cuando estaban aprobados ahí mismo, en tiempo real, los guardaban ya redactados. Hubiera sido mejor avanzar con Chile, pero por lo menos en el comunicado conjunto figura esa frase sobre una mayor participación de Chile, y también Bolivia, en los foros de la estructura institucional del Mercosur. La cuestión de Chile no es simple para nadie, y los propios chilenos lo entienden de esa manera. No es solo que tienen aranceles más bajos. Es que tienen un arancel uniforme del 9 por ciento para todo el sector industrial y según me explicó Lagos se comprometieron a bajarlo tres puntos más en los próximos tres años. Ahora, Chile algo tendrá que hacer, porque la integración le conviene mucho, igual que a nosotros y a Brasil, y porque podrá acceder a un mercado común que es más de diez veces su economía. Con Fernando Henrique y con Ricardo nos estamos viendo una vez por mes. Y andamos bien. También con Jorge Batlle. Tiene muñeca política, no cabe duda. Si Paraguay se estabiliza y aquí la economía crece en serio, el Cono Sur no estará nada mal.� (Aclaración al lector: los tres textos no existen, o no existen tal como están vertidos en esta página. Pero fueron elaborados después de consultas tan variadas y a un nivel tan alto en los tres gobiernos que cualquier semejanza con la realidad no es, en absoluto, pura coincidencia.)
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