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Por F. C. 
El jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, volvió
el fin de semana de sus vacaciones y en el ala política del Gobierno
se apresuraron a marcar los límites a la rigurosidad de la política
económica. El vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez afirmó
que “no hay margen para tolerar un nuevo ajuste”. Casi a coro,
el ministro del Interior, Federico Storani, sostuvo que no cree necesario
un nuevo ajuste por los síntomas de reactivación de los índices
económicos pero, si hiciera falta, otro tijeretazo “no tiene
sentido”. Chacho, además, le dedicó un párrafo
a De Santibañes. “El equivocó su rol, tuvo intervenciones
muy desafortunadas: quiso ser el superministro que marcaba rumbos”,
lanzó el vicepresidente que, como se sabe, no le tiene simpatía
al ex banquero. En el sector político del gabinete hay urgencia por cambiar la dirección del discurso del Gobierno, llevándolo hacia el terreno de lo social más que del cierre de las cuentas. Chacho fue más que explícito. “Si no reactivamos la economía y no bajamos el desempleo, esta situación de crisis se resuelve con más conservadurismo y no, como dicen algunos, con más progresismo”, sostuvo en una entrevista al diario La Capital de Rosario. “Si no saneamos la economía, vendrán recetas más ortodoxas y duras”, añadió. Storani fue más allá y sugirió que si el ajuste no funcionaba iban a ser necesarios “cambios de otro orden” que no quiso precisar, aunque no hay muchas opciones, la alternativa a estudiar sería devaluar o dolarizar. “Insistir con la misma receta no tiene sentido”, respondió a Página/12. En el ala política entienden que, si la economía continúa remolona, sectores del establishment comenzarán una ofensiva para impulsar la dolarización como receta para todos los males. Y que De Santibañes es quien dentro del Gobierno actúa como quintacolumna de estos sectores. “Es la expresión de los mercados”, calificó Alvarez al ex banquero, vecino de Fernando de la Rúa en la quinta de Pilar. “Es un amigo del Presidente, pero no es el Presidente”, agregó. A propósito de la vuelta de De Santibañes, en el gabinete se hacían especulaciones sobre cómo se reposicionaría luego de los golpes sucesivos que ha venido sufriendo el jefe de los espías, entre rectificaciones presidenciales y revelaciones de manejos turbios. “Lo más seguro es que se vaya corriendo despacito. En el gobierno de De la Rúa no hay cambios de un día para el otro”, evaluaba ayer un integrante del sector político del gabinete. “A De Santibañes la exposición que tiene como funcionario no le gusta nada porque también está teniendo un desgaste en lo personal”, evaluó el mismo dirigente. Por otro lado, en los sectores políticos no recibieron con mucha simpatía las versiones sobre la supuesta orden de “cambiar la cara” que habría dado el Presidente a sus ministros para que la gente revierta el pesimismo con que ve su futuro. “Desde ya que no nos pidieron que cambiemos las caras”, respondió el jefe del bloque de diputados de la Alianza, el frepasista Darío Alessandro. “Pero si así fuera se estaría ante una respuesta muy simplista. La realidad no se cambia con la cara de nadie sino con acciones concretas y el Gobierno las tiene”, precisó el legislador. “Si la gente tiene un estado de ánimo que no es el que le gustaría al Gobierno, es imposible cambiarlo en pocos meses”, se sinceró.
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