Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

OPINION

A Machinea se le da una

Por Julio Nudler

Quien descubre indicios de reactivación le prolonga la vida a José Luis Machinea. Quien no los ve se la acorta. En esta ruleta de los diagnósticos, la Fundación Capital le dio una mano ayer al asediado equipo económico al proclamar, en su informe semanal, que las variables monetarias prenuncian la salida de la recesión. A esta deducción, extraída de datos aún débiles, le acoplan la exhortación a persistir en el ajuste del gasto público, que puede totalizar unos 2000 millones de pesos en el año. Por este camino bajaría el riesgo argentino, ingresarían capitales, caerían las tasas de interés, se reanimaría la inversión, etcétera, etcétera. Es el caramelo que los economistas ortodoxos –en este caso Martín Redrado y su elenco– vienen prometiéndoles a los argentinos para que traguen las interminables cucharadas de jarabe amargo.
El optimismo de la FC se asienta en una leve expansión de los recursos monetarios (depósitos más circulante en poder del público), que en junio promediaron 94.100 millones, superando por segundo mes consecutivo el pico de 93.150 millones, alcanzado en agosto de 1999. De todas formas, la demanda de crédito sigue floja, aunque en junio se detuvo su caída y hubo alguna recuperación en la toma de préstamos personales e hipotecarios. Esto quizás indique que va cediendo el ánimo depresivo causado por los ajustes y el catastrofismo del discurso oficial. Paralelamente, se angostó en un 0,3 por ciento la brecha de tasas entre plazos fijos en pesos y en dólares, declinando ambas. La diferencia es considerada un indicador de riesgo devaluatorio.
Pese al mal aspecto del sector externo, el mercado cambiario no sufre presión alguna. Con sus divisas líquidas el Banco Central cubre actualmente el 102 por ciento de sus pasivos financieros y las reservas
siguen creciendo. La prima de riesgo devaluatorio implícita en el rendimiento de los títulos públicos de deuda oscila en valores normales, de un 4% anual. El Gobierno tiene un colchón de financiamiento de 2400 millones de dólares, que le bastarían para cubrir 50 días de compromisos (amortizaciones más déficit fiscal), plazo que puede parecer exiguo pero que la FC presenta como tranquilizador.
Como se aprecia, la escisión entre los adversos indicadores económicos reales, para no hablar de los sociales, por un lado, y la tranquilidad que reina en los frentes financiero y cambiario, por el otro, persiste como una característica de la convertibilidad. El temor a una desestabilización se nutre de la presunción de que en algún punto del tiempo los dos hemisferios van a juntarse.

 

PRINCIPAL