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Es seguro que, hoy, los porteños se sienten menos inseguros. La percepción de inseguridad ciudadana entre los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires bajó del 40 al 29 por ciento en los últimos dos años, según un relevamiento efectuado por la Universidad de Buenos Aires. Los investigadores encontraron también que la proporción de porteños que fueron víctimas de asaltos callejeros en los últimos seis meses cayó del 35 al 15 por ciento desde el año pasado. También bajó a la mitad la proporción de los que pretenden hacer justicia por mano propia: del 10 por ciento de los encuestados hace dos años al 5 por ciento en la actualidad. La Encuesta sobre registros de conductas ante la inseguridad y el delito fue efectuada por el Programa de Formulación Consensuada de Políticas Públicas de Seguridad Ciudadana de la UBA. Se tomó una muestra de 400 personas de distintas zonas y niveles sociales de la Capital Federal, y los datos se obtuvieron entre el 24 de mayo y el 10 de junio de este año. De esas personas, el 15 por ciento había sufrido un asalto o robo callejero en los seis meses anteriores. En octubre del año pasado, con una muestra similar, los que habían sido víctimas llegaban al 35 por ciento, señaló para este diario Liliana Dabbe, coordinadora técnica de la investigación. Las encuestas forman parte de una serie que viene efectuando la UBA desde hace dos años e incluye un índice de percepción de inseguridad, que se confecciona a partir de distintos datos: Pondera el hecho de que el encuestado tenga conocimiento de hechos delictivos contra familiares o conocidos; incluye conductas como la adquisición de puertas blindadas, rejas o alarmas, la contratación de seguros o la adopción de precauciones especiales en el acceso a la vivienda familiar, precisó Dabbe, y observó que este índice bajó en las últimas mediciones: hace dos años, cuando el tema de la inseguridad se instaló fuertemente en la agenda pública y el discurso político, la sensación de inseguridad abarcaba al 40 por ciento de la población; en la última medición no supera el 29 por ciento. Consultados sobre por qué los ladrones roban, un 29 por ciento de los encuestados lo atribuyó a la falta de educación; el 20 por ciento a la exclusión social y la marginalidad; otro 20 por ciento a la falta de trabajo y un 16 por ciento al ambiente que los rodea. Sólo un 15 por ciento opinó que lo hacen para comprar drogas. En el grupo de personas que declaraban haber sido víctimas de delitos, los investigadores indagaron un aspecto más sutil: cuando sufrieron el delito, ¿miraron al victimario? El 55 por ciento de las víctimas se atrevió a mirar de frente a su agresor; sólo el 43 por ciento lo hacía el año pasado. De acuerdo con la descripción de los encuestados, el 83 por ciento de los ladrones pertenecía a la franja de 18 a 25 años, mientras que el 13 por ciento era de 26 a 39 años. El 92 por ciento de los asaltantes era se sexo masculino. También describieron el comportamiento de los delincuentes: en el 35 por ciento de los casos, los ladrones estaban serenos; 24 por ciento estaba alterado; el 17 por ciento, nervioso; el 14 por ciento mostró una actitud fría y sólo el 10 por ciento aparentaba estar drogado. En cuanto a las soluciones, la mayoría de los encuestados se mostró contraria a la pena de muerte: el 61 por ciento. Sin embargo, fue alto el porcentaje de los que se pronunciaron a favor: el 39 por ciento restante. La gran mayoría el 82 por ciento está convencida de que los institutos correccionales no están en condiciones de lograr la reeducación de los delincuentes. Y tres de cada cuatro opinaron que la prevención del delito no debe darse sólo en el campo policial. En ese sentido, ante la pregunta ¿Qué haría para reducir la sensación de inseguridad?, el 51 por ciento se pronunció por la aplicación de leyes más severas, en particular en materia de excarcelaciones. Pero el 20 por ciento reconoció que es necesaria una formación especial para los jóvenes;el 16 por ciento se pronunció por un cambio en los planes educativos y un 11 por ciento creyó necesaria una prevención a nivel escolar.
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