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SEGUN LAS BOCAS DE URNA, VICENTE FOX GANA POR SEIS PUNTOS EN MEXICO
El infierno tan temido para el eterno PRI

Aún a la espera de algún resultado oficial, los sondeos a boca de urna de las dos principales cadenas televisivas mexicanas le dan una amplia ventaja al derechista Vicente Fox frente al priísta Francisco Labastida.

El derechista Vicente Fox se come con placer un tamal (arriba).
Francisco Labastida muestra su dedo pulgar entintado (derecha).


Por Darío Pignotti
Desde México D.F.

t.gif (862 bytes)  Recién hoy habrá datos oficiales. Pero al adelantarse, los medios de comunicación presentaron una noticia bomba. Las dos principales cadenas de televisión mexicanas le están dando al candidato derechista Vicente Fox una ventaja de entre seis y ocho puntos sobre el candidato del sempiterno PRI (Partido Revolucionario Institucional) Francisco Labastida, según las encuestas a boca de urna a nivel nacional. Según Televisa, Fox obtendría el 44 por ciento de los votos frente a un 38 de Labastida. Según TV Azteca, las cifras son 38,8 contra 30 por ciento. En los dos casos, el candidato del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD)-Alianza por el Cambio, Cuauhtémoc Cárdenas, se queda con el 16 por ciento. Según Televisa y TV Azteca, el PRI también estaría perdiendo en las tres gobernaciones que estaban en juego en estas elecciones presidenciales y legislativas. Las denuncias de fraude volaron, pero no tanto como para hacer hervir el ambiente. Los incidentes fueron menores a los previstos, pero también más insólitos: en dos regiones del estado de México, enormes enjambres de abejas impidieron el desarrollo normal de los comicios.
En el Distrito Federal, el PRD se estaría alzando con una nueva victoria. En Guanajuato, del cual Fox viene de ser gobernador, el triunfo es para su candidato. Pero también en Morelos, donde gobierna el PRI, parece estar imponiéndose el candidato derechista. Las primeras estimaciones oficiales, surgidas de relevamientos que el IFE realizara con el concurso de encuestadoras no contratadas por los partidos, estarán llegando bien entrada la noche. Pero sólo en la madrugada mexicana habría un escenario más cierto, que permitirá comprobar si las diferencias entre Fox y Labastida son las que figuran en las encuestas a boca de urna. Junto con la elección presidencial y las de las gobernaciones del Distrito Federal, Morelos y Guanajuato, serán electos los 500 diputados (la totalidad del cuerpo), 128 senadores y 9 legislaturas provinciales.
Fueron distribuidas 2,5 toneladas de tinta indeleble prevista para 58,8 millones de ciudadanos comunes, imagen expresiva de la crisis (definitiva o no) de una institución que marcó la tradición política mexicana: el “dedazo”. Durante 71 años, la sucesión presidencial era potestad del mandatario saliente, quien escogía a su sucesor. Según esa costumbre luego, casi por convención, millones de votantes ratificaban la voluntad emanada desde Los Pinos (residencia presidencial).
Claro que el fin del dedazo y la fiscalización no equivalen a elecciones inobjetables. “Si los casi 400 observadores americanos que vinieron esperaban ver un fraude de república bananera, se volverán desilusionados. Desde 1997 el fraude no se hace con urnas embarazadas (llenas previamente). El fraude viene empaquetado desde antes con el Progesa y Procampo (programas oficiales de asistencia en el campo) que les van a dar varios millones de votos”, comenta a este diario la periodista Rosa Rojas, del diario La Jornada.
El sol, además de las abejas, fue un dato político que puede tener su traducción en el conteo final. De un lado, adelantó las comunicaciones en zonas rurales y de pobre infraestructura de Guerrero, Chiapas, Oaxaca o Tabasco, por ejemplo. Pero también pudo haber tenido influencia en el ánimo electoral. Así lo entiende el editor del periódico Reforma Miguel de la Vega. “Se habían anunciado tormentas venidas desde el Pacífico, pero no ocurrieron y el día fue soleado en todo México; eso incrementó laasistencia. La participación ha sido muy alta en todo el país, quizás más de lo esperado, y eso que había augurios optimistas”.
–¿Y eso a quién favorece?, –preguntó este diario.
–Debieran ser votos para Fox, pero esto no significa de ninguna forma que sepamos a esta hora quién irá a ganar. Eso sigue siendo un gran interrogante.
Las primeras encuestas a boca de urna a nivel nacional aclaraban un poco las cosas. Es temprano para saber qué pasó, pero todo parece indicar que, efectivamente, las cartas jugaron a favor de Vicente Fox.
Otro dato significativo fue la relativa ausencia de hechos violentos, aunque seguramente con el correr de las cifras los riesgos de denuncias de fraude y de llamados a rebeliones de diversa índole crecen, si es que lo que dicen los medios de comunicación termina siendo desmentido. Por ejemplo, en Iztapalapa, una de las zonas más efervescentes del Distrito Federal, todo se vivió con bastante calma.
Iztapalapa es el segundo distrito electoral de México. Allí se precian de organizar cada año el mayor Via Crucis nacional y de haber tenido uno de los más altos presentismos en los comicios de 1994 y 1997. “Este domingo habrá de un 75 a 80 por ciento de participación y si no más también”, prevé a las 9 de mañana Humberto Trejo Catalan, delegado del Instituto Electoral del Distrito Federal, consultado por Página/12 cuando acababa su desayuno junto a otros miembros de ese ente fiscalizador, versión local del Instituto Federal Electoral. Sobre esta organización estatal no gubernamental pesa la responsabilidad de garantizar elecciones limpias. Para ello fueron ubicadas cientos miles de urnas literalmente transparentes en 113.600 casillas diseminadas en casi 2 millones de kilómetros cuadrados. Seguramente éstas serán las urnas más vigiladas de la historia mexicana.
El tercer lauro que identifica a Iztapalapa, delegación ubicada al este del Distrito Federal, es ser la capital nacional de compraventa de autopartes robadas y zona intransitable cuando anochece. Del 1,2 millones de electores del lugar, su mayoría son comerciantes informales, una modalidad laboral extendida en todo la capital mexicana.
Acodados sobre la pared, en la calle La Hermita, Martín Robles Restrepo, 19 años, y su hermano menor esperan que “este domingo se dé buena la venta porque hay más movimiento con las elecciones”. Los hermanos Restrepo venden discos pirateados que promociona una cartulina blanca: “1 CD x 35 o 3CD x 100 (10 pesos argentinos)”. Mientras transcurre el diálogo suenan Los Tigres del Norte, una banda ranchera que hace furor con sus corridos sobre balaceras entre narcos y agentes fronterizos.
–¿Han ido a votar?, –preguntó este cronista.
–Todavía no, ¿no ves? –pregunta señalando su pulgar aún sin tinta indeleble.
–¿Por quién votan?
–Yo le voy al PRI y mi hermano le va a Cuautemochas (Cuauhtémoc Cárdenas), pero mi hermana casada y su marido votan a Fox.
Hoy se sabrá la verdad.

 

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