Por Darío
Pignotti
Desde México D.F.
Recién hoy habrá datos oficiales. Pero al adelantarse,
los medios de comunicación presentaron una noticia bomba. Las dos
principales cadenas de televisión mexicanas le están dando
al candidato derechista Vicente Fox una ventaja de entre seis y ocho puntos
sobre el candidato del sempiterno PRI (Partido Revolucionario Institucional)
Francisco Labastida, según las encuestas a boca de urna a nivel
nacional. Según Televisa, Fox obtendría el 44 por ciento
de los votos frente a un 38 de Labastida. Según TV Azteca, las
cifras son 38,8 contra 30 por ciento. En los dos casos, el candidato del
centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática
(PRD)-Alianza por el Cambio, Cuauhtémoc Cárdenas, se queda
con el 16 por ciento. Según Televisa y TV Azteca, el PRI también
estaría perdiendo en las tres gobernaciones que estaban en juego
en estas elecciones presidenciales y legislativas. Las denuncias de fraude
volaron, pero no tanto como para hacer hervir el ambiente. Los incidentes
fueron menores a los previstos, pero también más insólitos:
en dos regiones del estado de México, enormes enjambres de abejas
impidieron el desarrollo normal de los comicios.
En el Distrito Federal, el PRD se estaría alzando con una nueva
victoria. En Guanajuato, del cual Fox viene de ser gobernador, el triunfo
es para su candidato. Pero también en Morelos, donde gobierna el
PRI, parece estar imponiéndose el candidato derechista. Las primeras
estimaciones oficiales, surgidas de relevamientos que el IFE realizara
con el concurso de encuestadoras no contratadas por los partidos, estarán
llegando bien entrada la noche. Pero sólo en la madrugada mexicana
habría un escenario más cierto, que permitirá comprobar
si las diferencias entre Fox y Labastida son las que figuran en las encuestas
a boca de urna. Junto con la elección presidencial y las de las
gobernaciones del Distrito Federal, Morelos y Guanajuato, serán
electos los 500 diputados (la totalidad del cuerpo), 128 senadores y 9
legislaturas provinciales.
Fueron distribuidas 2,5 toneladas de tinta indeleble prevista para 58,8
millones de ciudadanos comunes, imagen expresiva de la crisis (definitiva
o no) de una institución que marcó la tradición política
mexicana: el dedazo. Durante 71 años, la sucesión
presidencial era potestad del mandatario saliente, quien escogía
a su sucesor. Según esa costumbre luego, casi por convención,
millones de votantes ratificaban la voluntad emanada desde Los Pinos (residencia
presidencial).
Claro que el fin del dedazo y la fiscalización no equivalen a elecciones
inobjetables. Si los casi 400 observadores americanos que vinieron
esperaban ver un fraude de república bananera, se volverán
desilusionados. Desde 1997 el fraude no se hace con urnas embarazadas
(llenas previamente). El fraude viene empaquetado desde antes con el Progesa
y Procampo (programas oficiales de asistencia en el campo) que les van
a dar varios millones de votos, comenta a este diario la periodista
Rosa Rojas, del diario La Jornada.
El sol, además de las abejas, fue un dato político que puede
tener su traducción en el conteo final. De un lado, adelantó
las comunicaciones en zonas rurales y de pobre infraestructura de Guerrero,
Chiapas, Oaxaca o Tabasco, por ejemplo. Pero también pudo haber
tenido influencia en el ánimo electoral. Así lo entiende
el editor del periódico Reforma Miguel de la Vega. Se habían
anunciado tormentas venidas desde el Pacífico, pero no ocurrieron
y el día fue soleado en todo México; eso incrementó
laasistencia. La participación ha sido muy alta en todo el país,
quizás más de lo esperado, y eso que había augurios
optimistas.
¿Y eso a quién favorece?, preguntó este
diario.
Debieran ser votos para Fox, pero esto no significa de ninguna forma
que sepamos a esta hora quién irá a ganar. Eso sigue siendo
un gran interrogante.
Las primeras encuestas a boca de urna a nivel nacional aclaraban un poco
las cosas. Es temprano para saber qué pasó, pero todo parece
indicar que, efectivamente, las cartas jugaron a favor de Vicente Fox.
Otro dato significativo fue la relativa ausencia de hechos violentos,
aunque seguramente con el correr de las cifras los riesgos de denuncias
de fraude y de llamados a rebeliones de diversa índole crecen,
si es que lo que dicen los medios de comunicación termina siendo
desmentido. Por ejemplo, en Iztapalapa, una de las zonas más efervescentes
del Distrito Federal, todo se vivió con bastante calma.
Iztapalapa es el segundo distrito electoral de México. Allí
se precian de organizar cada año el mayor Via Crucis nacional y
de haber tenido uno de los más altos presentismos en los comicios
de 1994 y 1997. Este domingo habrá de un 75 a 80 por ciento
de participación y si no más también, prevé
a las 9 de mañana Humberto Trejo Catalan, delegado del Instituto
Electoral del Distrito Federal, consultado por Página/12 cuando
acababa su desayuno junto a otros miembros de ese ente fiscalizador, versión
local del Instituto Federal Electoral. Sobre esta organización
estatal no gubernamental pesa la responsabilidad de garantizar elecciones
limpias. Para ello fueron ubicadas cientos miles de urnas literalmente
transparentes en 113.600 casillas diseminadas en casi 2 millones de kilómetros
cuadrados. Seguramente éstas serán las urnas más
vigiladas de la historia mexicana.
El tercer lauro que identifica a Iztapalapa, delegación ubicada
al este del Distrito Federal, es ser la capital nacional de compraventa
de autopartes robadas y zona intransitable cuando anochece. Del 1,2 millones
de electores del lugar, su mayoría son comerciantes informales,
una modalidad laboral extendida en todo la capital mexicana.
Acodados sobre la pared, en la calle La Hermita, Martín Robles
Restrepo, 19 años, y su hermano menor esperan que este domingo
se dé buena la venta porque hay más movimiento con las elecciones.
Los hermanos Restrepo venden discos pirateados que promociona una cartulina
blanca: 1 CD x 35 o 3CD x 100 (10 pesos argentinos). Mientras
transcurre el diálogo suenan Los Tigres del Norte, una banda ranchera
que hace furor con sus corridos sobre balaceras entre narcos y agentes
fronterizos.
¿Han ido a votar?, preguntó este cronista.
Todavía no, ¿no ves? pregunta señalando
su pulgar aún sin tinta indeleble.
¿Por quién votan?
Yo le voy al PRI y mi hermano le va a Cuautemochas (Cuauhtémoc
Cárdenas), pero mi hermana casada y su marido votan a Fox.
Hoy se sabrá la verdad.
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