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Por Fernando Almirón Desde Anillaco, La Rioja Menem no sabía qué hacer con los regalos que recibió el domingo, el día de su cumpleaños número 70. Entre ellos se encontró un estuche que contenía media docena de monedas de oro que no venían de Armando Gostanian, conocido ex presidente de la Casa de la Moneda. El camisero le regaló en cambio un par de esos perritos chiquitos de ladridos agudos que el ex presidente pensaba enviar a su refugio en las montañas riojanas, aún más lejos de Anillaco. No acertaba a decidir, sin embargo, el destino de un gigantesco retrato de él mismo de tonos rojizos y dudosa similitud con el modelo real que le obsequió un grupo de entusiastas comprovincianos. Se lo entregaron cubierto con una sábana blanca que deslizó ante la mirada atónita del homenajeado el presidente del Proyecto Menem 2003, una ignota agrupación que se identifica con carteles fabricados en computadora y pegados en las lunetas de sus camionetas 4x4. El diputado Daniel Scioli le trajo, sin envoltorio, un video en el que los integrantes de su unidad básica le deseaban feliz cumpleaños y explicaban el proyecto político que tendrá a Menem como su conductor. El ex ministro del Interior, José Luis Manzano, que llegó a último momento y con las manos vacías a la hostería Los Amigos, de Anillaco, le prometió un cuadro o una escultura de un artista mendocino. Los objetos artísticos regionales prevalecieron entre los presentes. Uno de ellos, regalo de dos matrimonios, muy religiosos ellos, consistió en una cruz de troncos de madera rústica, con un Cristo de madera tallado a cincel, tan grande como para adornar una iglesia. Andrés Antonietti, brigadier retirado, le llevó un palo de golf. Uno. Entre los paquetes encontró un libro al que se la había perdido la etiqueta, Miradas encendidas era su título. En el entorno del ex presidente comentaron que debía tratarse del relato de la conferencia de prensa de Domingo Cavallo después de perder las elecciones de jefe de Gobierno. Autor, contenido y obsequiador del volumen son una incógnita. Otro grupo de amigos le regaló la torta de 20 kilos que en vez de velitas tenía dos pequeñas bengalas que se encendieron a la hora de cantar el feliz cumpleaños. ¿Y esto cómo se apaga?, les preguntó Menem a quienes lo rodeaban. La mayoría de los paquetes que los custodios de Menem trasladaron hasta la residencia La Rosadita, una vez terminado el festejo, contenían la ropa que a Menem le gusta vestir: pantalones de Armani, botas de carpincho, camisas Versace, corbatas de pura seda italiana, y perfumes exclusivos. A la distancia, la legisladora Marta Meza le hizo llegar su particular obsequio: el día anterior le pidió que reconozca la paternidad de su hijo Carlos Nair. El mejor regalo fue el beso de mi hija, dijo de todos modos el ex mandatario, que sintió como pocas veces la ausencia de su hijo, Carlos Menem Junior.
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