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Por David Cufré No va a pasar nada de eso. No me voy a detener en el tema porque no va a pasar nada de eso, le dijo a Página/12 el jefe de asesores de José Luis Machinea, Pablo Gerchunoff. Lo que el influyente miembro del equipo económico dijo que no va a pasar es ninguno de los tres escenarios descriptos en un documento del Banco Mundial, que este diario reveló anteayer en exclusiva. El organismo financiero consideró posibles, no necesariamente probables, tres escenarios de riesgo para la economía argentina, el más severo de los cuales podría derivar en un eventual abandono de la Convertibilidad. Aunque en el Palacio de Hacienda relativizaron la advertencia del BM, en los hechos reconocieron la necesidad de tomar resguardos ante posibles situaciones de inestabilidad. Machinea reclamó ayer mismo que el FMI avance en la creación de una malla de seguridad para países emergentes, con créditos contingentes y automáticos, por si ocurriera algún shock externo como los mencionados por el BM. El equipo económico avanza por un sendero estrecho, entre las presiones internas y externas. Página/12 informó anteayer que primeras figuras de la Alianza, como Raúl Alfonsín, Chacho Alvarez y Enrique Nosiglia, le reclaman a Machinea la elaboración inmediata de un plan de reactivación bajo la hipótesis de que si en 90 días no hay señales contundentes de mejora, el mal humor social podría generar una crisis severa. No son ajenos a ese planteo los diputados con mayor ascendencia en la bancada oficialista. En ese contexto, el BM incluyó por primera vez en un documento oficial un set de situaciones posibles sobre un crac económico argentino, algo que nunca había hecho con ningún país. Los organismos multilaterales y el establishment demandan al Gobierno no salirse de la raya de la ortodoxia. Machinea mostró ayer su inquietud ante estos hechos. Por primera vez desde su rol de ministro se refirió a la necesidad de la conformación de una malla de seguridad internacional, capitaneada por el FMI, para asistir a países que estén haciendo los deberes y resulten castigados por una crisis externa. Esa es justamente la situación sobre la que advierte el BM en un documento aprobado por todo su directorio. El ministro consideró que los países emergentes requieren un reaseguro para no sucumbir a shocks externos, aspecto que estuvo analizando el equipo económico desde la publicación del informe del BM la semana pasada. La última crisis financiera internacional puso en evidencia la falta de mecanismos automáticos para evitar su propagación. Ante ello, el FMI diseñó tiempo más tarde una nueva línea de créditos contingentes para escudar a los países del tercer mundo de los abruptos movimientos de capitales. Sin embargo, ese sistema de ayuda nunca se puso en práctica por las múltiples complicaciones que tienen los países para acceder al mismo. Machinea, que sabe de las vulnerabilidades que presenta Argentina, reflotó ayer el tema. Después que pasó la crisis, empezamos a ponerle problemas a esta línea de créditos contingentes, y debo decirles a mis amigos de los países europeos que Europa ha sido campeón en poner más restricciones a esta línea para que no sea automática, se quejó Machinea, aprovechando su participación en un seminario sobre los efectos de la globalización y la relación entre la Argentina y la Unión Europea. Necesitamos un prestamista de última instancia, insistió, lo que podría haberse leído como una postura teórica en cualquier otro momento, pero resultó una confesión no querida de las precauciones que quiere tomar el ministro ante los escenarios de riesgo para la economía argentina. Mientras Machinea pretende asegurarse ayuda internacional por si se produce una crisis, el ex ministro de Finanzas de Gran Bretaña, Nigel Dawson, presente en el mismo seminario, sostuvo la posición contraria. El economista cuestionó la idea de contagio y dijo que las crisis siempre se tratan de fenómenos internos de los países que no están perfectamentesanos. Fue un contrapunto que Machinea agradeció como un pisotón en un callo. Dawson concluyó con otra advertencia que marca la presión externa sobre el Gobierno: Hay que construir naves más aptas para navegar, antes que pretender controlar los mares.
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