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Por Alejandra Dandan 
”Nosotros podremos lograr así que los pibes no sean golpeados”:
Irma Lima, al frente del Consejo del Menor y la Familia bonaerense, acaba
de proponer la formación de la policía juvenil. Será
un cuerpo judicial que deberá entrenarse para trabajar con los menores
en conflicto con la ley, según la ex jueza adelantó a Página/12.
El plan no se conoce aún entre las formaciones jóvenes de
la Policía, pero ya recibió un aval político: el ministro
de Seguridad de la Provincia, Ramón Verón, le pidió
a Lima que se “apure” para tener la prueba piloto el año
próximo. A poco de cumplir un mes en su nuevo escenario, Lima recorrió
en una entrevista con este diario parte de una herencia donde ha legado
desde directores acusados por maltrato, hasta robos de archivos de computadoras.
La formación de la policía juvenil es una de las primeras medidas dadas a conocer tras la asunción reciente de Lima como titular del Consejo. Hasta aquí llega con una carga histórica: sus denuncias recurrentes sobre el abuso policial a los menores. Para revertirlo, plantea como estrategia este nuevo plan que contará, si todo va bien, con un equipo especial de policías a partir del año próximo. El potencial es porque aún no se sabe si existirán adhesiones entre las camadas de cadetes que están entrenándose en esa fuerza. “No hemos hecho ningún sondeo”, admitió Lima a este diario. De todos modos, existen algunos mecanismos para alentar la incorporación de los más noveles. Desde el ministerio, asegurarán a los más jóvenes que su carrera tendrá el mismo status que los de sus correligionarios. “Y no será una carrera de segunda”, precisa Lima. Ese fue, de hecho, uno de los puntos pautados con el Ministerio de Seguridad. La tropa será capacitada por profesionales universitarios y del Consejo. Los docentes, además, tendrán a su cargo el testeo psicológico de quienes adhieran. “La mayoría son psicólogos –explica Lima– y por lo tanto verán si los policías tendrán vocación para trabajar con menores.” –¿Por qué confiar en la formación de este nuevo cuerpo de policías dentro de una institución cuestionada como es la policía bonaerense? –Policía hay buenos, malos y regulares. Por eso hay que sacarlos de la escuela de cadetes. El tema de los menores también le quita el sueño a la policía: no sólo a nosotros. Saben que tiene ahí los mayores problemas porque no saben tratarlos. –¿Porque son abusivos con los menores? –Muchas veces sí. Hemos hecho montones de denuncias por malos tratos. Porque los policías no saben tratarlos. Deben tener un entrenamiento especial porque son chicos difíciles: no son señoritas. El nuevo cuerpo tomará clases de psicología y sociología. También harán entrenamiento en institutos. A la hora de las evaluaciones, la ex jueza habla de beneficios por partida doble: “Creo que es beneficioso para la policía porque tienen 20 mil denuncias por problemas con los pibes, y para nosotros porque no vamos a tener más pibes golpeados”. Limpieza profunda Los abusos a menores internados fueron uno de los reclamos más intensos desplegados por Lima mientras se desempeñó como jueza. Desde allí partieron sucesivas denuncias hacia ese cuerpo pero también hacia un mecanismo que se repetía hacia el interior de los institutos. –Estamos hablando de sumarios graves: por golpes y malos tratos. Ahora hicimos un relevamiento en legajos. Hay ya ocho o diez personas que no estarán más en contacto con menores. El personal al que se refiere son directivos y asistentes de institutos como el Almafuerte y del Registro de Ubicación. Algunos estaban hasta hace unas semanas en sus cargos, a partir de ahora y de modo preventivo serán alejados. Estos relevamientos continuarán. Desde el Consejo se han empezado a ordenar operativos sorpresa que, aparentemente, dieron en el blanco. Uno de ellos fue hecho el jueves en la Comunidad Terapéutica Jesús de Nazareth (ver aparte). Otra auditoría sorpresa se ordenó en la comunidad terapéutica A Ser. Lima habla de alguna de las situaciones observadas en ese instituto, donde los internos tenían a su cargo de todos los trabajos. En la práctica, como el hogar no tenía más personal que una cocinera, todas las actividades estaban a cargo de los chicos. Entre las faltas menciona desde la higiene hasta ausencia de buenos equipos terapéuticos, y la implementación de represalias “ridículas –dice–, como sentar a un pibe en un banco de castigo”. Al interior del Consejo, la cadena de irregularidades parece repetirse. Un equipo de la funcionaria estudia ahora facturas, boletas y tickets. Hasta aquí, Lima consiguió un recorte de 36 mil dólares en su presupuesto. Entre ellos de gastos de teléfono y de nafta. “Repuesto de automotores -cita Lima como ejemplo–, compraban un montón: no sé qué hacían con tanto, porque los autos están todos rotos.” Además habla de compras de papel capaces de “empapelar toda la ciudad de La Plata”. –¿Faltaron materiales? –Vaciaron algunas computadoras con datos de personal. No sé qué pasó con los ñoquis. Hay indicios de que se liquidaban un monstruo de horas extras y ponían la mitad. –¿Entre las ONGs hay testaferros ligados al poder político? –Puede ser, hay versiones que vinculan a una diputada y a un funcionario detrás de comunidades terapéuticas. Yo todavía no lo he podido constatar. Lo que se dice insistentemente es que detrás de algunas podía haber un mecanismo del tipo: yo te derivo a vos pero vos me das el vuelto. –¿Recibió presiones? –No, en absoluto. Yo quiero tener las manos libres, le había dicho a Ruckauf. Yo no recibí la menor presión.
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