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Faltaban quince minutos para la hora anunciada como inicio del espectáculo. Era Julio Bocca en el Luna Park y ya había más de medio estadio cubierto. Desde el techo comenzó a salir humo. Y la gente creyó que se trataba de un efecto especial. Pero no. El humo seguía saliendo y el olor no se correspondía con ese tipo de efectos. Hasta que la aparición de las primeras llamas despejó toda duda. El estadio se estaba incendiando. A pesar de ello, ningún responsable daba aviso de lo que ocurría. Unas cinco mil personas se evacuaron entonces por su cuenta. Hubo algunas corridas. Ya con los bomberos trabajando, algunos pedazos de techo cayeron ardiendo sobre la platea, con frustrados espectadores aún en el lugar. Sólo por milagro no hubo heridos ni contusos en la apresurada salida. Creíamos que era un efecto especial para que Julio Bocca no se viera al salir al escenario, comentó, ya más calmada, Graciela Colombo, de Morón, que había ido con sus dos hijas, su hermana y dos sobrinas a ver el espectáculo organizado por el grupo Visa Fans. Una de las chicas perdió el taco de una bota en la corrida hacia la puerta. Después de ver el humo salir de las luces del techo durante más de veinte minutos, comenzaron a correr al descubrir las llamas. Estaba comprando café y de pronto vi el fuego y que se caía el techo, agregó la mujer, indignada como muchos otros porque no sonó ninguna alarma alertando el incendio. Nos sentimos desprotegidos. Nadie nos avisó nada. Incluso, hasta los mismos bailarines que ensayaban en el escenario tuvieron que salir corriendo, precisó. Lo que ocurrió, según las primeras informaciones, fue un cortocircuito en la sala de máquinas que alimenta el sistema de calefacción, estructurado con tuberías que recorren el techo del estadio. El fuego fue extendiéndose entonces por los tubos y alcanzó las membranas de poliuretano del techo. Minutos después de declarado el incendio, mientras la gente seguía en su lugar, llegaron los bomberos, que en total sumaron unos 120. También se montó un operativo con el SAME y Defensa Civil. Cerca de las 21, llegó el jefe de gobierno porteño, Enrique Olivera. En ese momento, la situación ya estaba controlada. Olivera se reunió con Tito Lectoure, el dueño del estadio. Luego, confirmó que no hubo contusos ni heridos y aseguró que el sistema antiincendios del estadio funcionó correctamente. El fuego fue extinguido por completo a las 21.15 y según el superintendente de Bomberos de la Federal, Agustín di Benouza, los daños materiales fueron muy importantes. La sala de máquinas está ubicada en la esquina de las avenidas Bouchard y Corrientes. El sector de la popular ubicado en ese lugar fue el que primero entró en pánico. Nosotras estábamos en superpullman, lejos de donde se vio el fuego. Alguien empezó a gritar fuego y los que estaban más cerca se desesperaron. Pero nosotras pudimos salir retranquilas, relató Daniela, una empleada administrativa de unos treinta y pico, que había ido al Luna Park con una amiga. La salida fue caótica entre el público que estaba más cerca del sector de Bouchard y Corrientes. La gente se empujaba, se te tiraba encima. Hubo gritos, recordó Julieta Zalacain, de 16, todavía conmocionada por el susto. Otro frustrado espectador contó a este diario que durante la salida de la gente cayeron sobre la platea pedazos de techo en llamas. La gente sorteaba esos elementos sin nadie que dirigiera nada. Pero no había pánico. Los que salieron corriendo fueron los primeros, los que más se asustaron, pero después la gente salió tranquila. Aunque sin ningún operativo, ni adentro ni afuera.
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