Por Cecilia Sosa
Las
obras sociales universitarias más grandes corren el riesgo de entrar
en un proceso de extinción.
Un decreto del Gobierno que se inscribe en el proceso de desregulación
del sector establece que todos los docentes, empleados y autoridades
de las universidades nacionales deben unificar sus aportes en una sola
obra social. Es decir que, en los casos de pluriempleo que abarcan
a la mayoría de los docentes, los aportes se agruparán
en las entidades que reciban mayores fondos. Así, caerán
vertiginosamente los recursos de las obras sociales dependientes de las
grandes universidades, que cuentan con una media salarial muy baja y,
por ende, con bajos aportes. Claro que los afiliados pueden optar por
quedarse: pero sólo les quedan 20 días para realizar el
trámite que permitiría su continuidad. Las obras sociales
universitarias han sido un ejemplo de funcionamiento en el sistema de
salud. Con sus magros ingresos y sin un solo peso de subsidio, en 40 años
de vida siempre cumplieron. De aplicarse el decreto, estamos en jaque,
se indignó el doctor Miguel Pujol, director de la obra social de
la UBA (Dosuba), que perderá a 12 mil de sus 70 mil afiliados.
Quedaría completamente desmantelada, aseguró.
Mañana, dirigentes de las obras sociales de las universidades de
Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Salta, Nordeste y la UTN las
más afectadas exigirán ante el Ministerio de Salud
que el decreto no se aplique.
En realidad, los efectos de la medida dividen en dos al sistema universitario.
Por un lado, favorece a las obras sociales de las universidades más
chicas, que tienen un alto porcentaje de docentes con dedicaciones exclusivas
y, por eso, altos aportes. Y, por otro, destruye a las de las universidades
más grandes, que tienen un promedio salarial muy bajo: la mayoría
de sus docentes tienen otros trabajos y hacia ellos irán los aportes.
En el primer grupo se incluye el caso de la obra social de la Universidad
de Córdoba. Allí, pese a los magros sueldos, tras la sanción
del decreto más de 500 socios engrosaron sus filas. Hicimos
una campaña muy fuerte. Nuestra obra social está muy bien
posicionada en el imaginario social y la desregulación nos permitirá
captar nuevos beneficiarios, aseguró Raúl Gómez,
del gremio docente.
Para el otro conjunto, el centro del conflicto está el decreto
335/2000 que obliga a los afiliados de las obras sociales a optar por
una sola entidad: en los casos de pluriempleo, el docente quedará
comprendido en la obra social que recibe sus mayores aportes. Ocurre que,
como pocos docentes pueden vivir de sus magros salarios, el pluriempleo
está muy difundido en las grandes universidades. Por ejemplo, en
la UBA, alrededor del 70 por ciento de los docentes tiene dedicaciones
simples y gana entre 86 y 250 pesos al mes, y a esto se agrega la gran
cantidad de docentes ad honorem (que hasta hoy puede, por una pequeña
cuota, acceder a Dosuba).
Otro matiz es que, con la desregulación, entraron a terciar prestadoras
privadas. Pero sólo los docentes con mayores ingresos podrán
dirigir hacia ellas sus aportes.
Los más perjudicados serán los docentes de rango intermedio,
que no ganan mejores sueldos en otro lado, como los ayudantes. En cambio,
los titulares de cátedra podrán optar por pasar sus aportes
a una prepaga, ilustró Luis Roa, secretario de Acción
Social de Aduba. Y agregó: De la noche a la mañana
se van a quedar sin atención médica. Nos vamos a transformar
en una obra social expulsiva.
Los que quieran quedarse en las obras sociales universitarias sólo
cuentan con 20 días para completar los trámites. El
decreto hace una elección a la inversa. Si no solicitás
quedarte, te sacan. Es una prueba del diablo. Nos dieron sólo 60
días para distribuir la información a los docentes y que
ellos manifiesten su voluntad de quedarse, dijo Pujol. Ese
tiempo es absurdo para informar a todos los docentes. Sólo la UBA
tiene 18 sedes con horarios distintos. Y los datos que exigen son muyengorrosos.
Vamos a perder gente que está afiliada hace 40 años,
lamentó. Además, la Dirección Obra Social de
la UBA, al ser una dirección, depende de la universidad, no es
una entidad aparte. No pueden instruirla como si fuera otra cosa. Están
vulnerando la autonomía, protestó Roa. Y Pujol concluyó:
Con estas medidas, nos quieren equiparar a regímenes muy
diferentes, que reciben subsidios del Estado.
BECAS
GUGGENHEIM PARA ARGENTINOS
Un gran envión
Las prestigiosas
y codiciadas becas Guggenheim premiaron este año, en el ámbito
de las ciencias duras, a tres científicos argentinos. Dos de ellos
investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y otro de la
UBA. Es un gran envión. Nos da muchas fuerzas para seguir
trabajando, dijo Julián Echave, profesor de la UNQ.
Para la convocatoria de este año dirigida a América Latina
y el Caribe, la Fundación Guggenheim recibió más
de 400 postulantes. Pero seleccionó y distinguió a 33 latinoamericanos
dedicados a las ciencias y las artes: entre ellos, a Echave, Diego Golombek
(de la UNQ) y Ernesto Calvo (de la UBA).
Los premiados recibirán 30 mil dólares para desarrollar
los proyectos de investigación que presentaron ante la fundación.
En el caso de Echave, doctor en Química e investigador del Conicet,
se trata de un proyecto titulado Restricciones estructurales en
la evolución biológica de las proteínas: Uno
de los objetivos es inferir las relaciones evolutivas entre organismos
y especies distintas. Dentro de la infectología, sirve para rastrear
la evolución de un virus y detectar posibles focos infecciosos.
Dentro de la biotecnología, para diseñar proteínas
que cumplan ciertas funciones, contó.
El tiempo y los ritmos biológicos son los temas que investiga Golombek,
doctorado en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y, también,
profesor en la UNQ. Estudiamos cómo se pone en hora el reloj
biológico, ese fenómeno por el cual uno tiene sueño
a la noche o hambre a determinadas horas explicó. La
luz es la que pone en hora al grupo de neuronas que forman el reloj del
cerebro. Dentro del laboratorio que él dirige en la UNQ,
una de las cuestiones que se está estudiando es cómo solucionar
ciertos problemas laborales: Los viajes, los horarios nocturnos
y los turnos rotativos de trabajo desarreglan el reloj, lo vuelven loco.
Y la gente se siente mal y baja su performance, detalló Golombek.
En el caso de Ernesto Calvo, profesor de la UBA y secretario de Investigación
de la Facultad de Ciencias Exactas, sus trabajos se centran en los biocensores,
en esa área llamada nanotecnología.
Los científicos becados tienen ahora la posibilidad de tomarse
un año sabático y abocarse de lleno a sus investigaciones.
OPINION
Por Enrique R. Chiantore*
Polémica
en filo (IV)
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Dudé acerca de la conveniencia de continuar la polémica
con la consejera Hilda Sabato por temor a que tome un cariz personal
y se aleje de la cuestión central: la renovación compulsiva
de los institutos de Filosofía y Letras impulsada por el rector
Oscar Shuberoff. Quienes conozcan la situación de la UBA saben
que estos 16 largos años de gestión del rector no se
han distinguido por la rotación en los cargos. Empezando por
Shuberoff y siguiendo por sus conmilitones, hemos visto múltiples
casos de funcionarios que, más que una relación simbiótica
con sus funciones, padecen una extraña adherencia a sus sillones.
Lamentablemente, el gobierno de la UBA se ha impregnado de métodos
punteriles propios de las internas del comité. Así,
con un rector dispuesto a hacerse re-rerecontrarreelegir hasta que
no logre su tan ansiada senaduría o ministerio, una medida
aislada dirigida a renovar y evitar la simbiosis sólo
de algunos cargos de una facultad parece antojadiza, o peor: discriminatoria;
y por cierto éticamente fláccida. Cualquier
medida renovadora seria (no desfachatada) debe empezar
por fijar un mandato razonable a los cargos políticos, empezando
por la máxima autoridad, pues, como señalara Sabato,
la permanencia en un cargo genera espacios de poder que pueden asegurar
la eterna reelección. Por último, el voto de Sabato
en la asamblea universitaria no es, ni remotamente, el centro de mi
argumento contra la renovación compulsiva. Sobre esto no puedo
menos que lamentar que, si se opuso a la re-re-reelección de
Shuberoff, hoy se haya convertido en bastonera de una de sus medidas
más polémicas. No obstante, como uno más de los
muchos que aspiramos a una completa renovación de la UBA, no
sólo no pretendo agraviarla sino llamarla a la reflexión.
* Consejero directivo de la Facultad de Derecho (UBA). |
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