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ACUERDAN UN PACTO DE GOBERNABILIDAD PARA LA TRANSICION MEXICANA
La revolución que se convirtió en reforma

Por más de 70 años, el Estado mexicano y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fueron más o menos la misma cosa. Sin embargo, desde el domingo, con el histórico triunfo de la oposición de centroderecha, ambas entidades empiezan a separarse, para lo cual vencedores y vencidos firmaron ayer un pacto de transición.

El presidente electo Vicente Fox abraza al saliente, Ernesto Zedillo, del PRI.No habrá cazas de brujas, pero sí una Comisión Nacional de Transparencia para investigar el pasado.

El País de Madrid
Por Juan Jesús Aznárez
Desde México, D.F.

t.gif (862 bytes) La revolución más importante registrada en México desde que la desencadenada en 1910 estableciera las bases del nuevo Estado, arrancó con el pacto suscrito entre el ganador de las históricas presidenciales del domingo, el opositor Vicente Fox, y el presidente, Ernesto Zedillo, para asegurar la gobernabilidad de México, un armónico relevo de poderes y una investidura sin problemas el 1º de diciembre próximo. El político que derribó el sistema político establecido hace 71 años, bendecido ya por Wall Street, se manifestó contrario a desencadenar una cacería de brujas para castigar los desmanes del pasado. Creará, sin embargo, la Comisión Nacional de Transparencia para averiguar la verdad sobre los magnicidios, corrupciones o multimillonarios fraudes bancarios perpetrados durante los últimos años, y fiscalizar la acción de gobierno. 
Iluminado por la gran araña del salón Venustiano Carranza del Palacio de Gobierno, en una conferencia de prensa con más de un centenar de periodistas nacionales y extranjeros, Fox no era ya el ranchero de Guanajuato presto a desenfundar, sino un gobernante de traje azul y camisa blanca impoluta, conciliador y amigable que anunció un concurso abierto en la selección de sus ministros, acorde con su larga trayectoria de empresario. Su gente le presentará una terna y él elegirá al titular de cada cartera. No serán amigos, prometió, sino profesionales competentes, y sin mácula. El líder de la que se ha venido a llamar la primera revolución democrática del siglo XXI pretende inducir la pluralidad en la selección de su gabinete: �Vamos a buscar expresamente que haya priistas (militantes del Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México durante 71 años), que haya perredistas (Partido de la Revolución Democrática, centroizquierda), que haya panistas (Partido de Acción Nacional, centroderecha, nuevo partido oficial), que haya verde ecologista (Partido Verde Ecologista, coaligado con el PAN en las elecciones generales)�.
Durante los cinco meses que restan hasta la entrega del mando, Zedillo y Fox, que mantuvieron una primera entrevista de 50 minutos, sostendrán periódicas reuniones, viajarán juntos por los distintos Estados de la República cuando sea necesario, o delegarán la transferencia de información en equipos de ministros y asesores conjuntos. Todos los ministros del gobierno de Zedillo informarán personalmente a Fox sobre programas, proyectos de su cartera. �Empezaremos por ahí�, declaró Fox. En una segunda etapa, los ministros salientes departirán con los entrantes más en detalle. �Inclusive conviviendo por, puede ser, varias semanas, inclusive varios meses, a fin de que todo camine y corra sin ninguna sorpresa, sin ningún vacío.� Otra ronda de conversaciones se efectuará con los gobernadores de la oposición al partido del presidente electo: el PRI y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El objetivo es evitar conflictos entre los dos Ejecutivos y sobre todo convencer a los 100 millones de mexicanos, a los inversionistas extranjeros y a todo el mundo de que la trascendental transición puede hacerse en paz. 
El nuevo gobierno pretende tener listo en el transcurso de los próximos meses el Plan Nacional de Desarrollo, pero para ello deberá haberse llegado antes a un acuerdo sobre el presupuesto. Normalmente, este plan se presenta una vez que el nuevo gobierno esté instalado, pero el apuro de la administración conservadora parece alto. �No queremos perder un solo día en el despegue hacia el desarrollo económico, el desarrollo político y el desarrollo social.�
�¿No teme que ocurra en México como en Nicaragua?�, se le preguntó a Vicente Fox. En febrero de 1990 se produjo la derrota del Frente Sandinista y hasta finales de abril no tomó posesión el gobierno de Violeta Chamorro. En este período se perpetró lo que vino en llamarse �la piñata sandinista�. Comandantes sandinistas y funcionarios saquearon las arcas del Estado y no quedó ni un lápiz. El presidente electo de México cree que eso no pasará. �Hay muchas garantías de que eso no suceda, tenemos un país de instituciones, tenemos un Congreso Federal en el que ningún partido tiene mayoría y puede estar muy atento a que no sucedan cosas anormales.�
Fox advirtió que quien ponga en práctica en estos meses ese tipo de conductas tendrá verdaderos problemas. Durante el relevo de las sucesivas administraciones del PRI se registraron robos mayúsculos al erario al extremo de que se acuñó un lema para esos cinco meses: �Pendejo el que deje algo�. Fueron los años en que se decía �vivir fuera del presupuesto es vivir en el error�. Ningún presidente entrante pedía cuentas al saliente y la impunidad era absoluta. Un elector confesaba su adhesión al partido de gobierno porque �el PRI roba y deja robar�. La situación cambió durante el gobierno de Ernesto Zedillo, y la diferencia es que en diciembre no entra un gobierno priista sino uno de oposición, y blandiendo una gran lupa.
La insistencia del presidente electo en sumar y no restar fue una constante desde que, a las ocho de la noche del domingo, todas las encuestas coincidieran en que había derrotado al PRI, al dinosaurio. �Yo los voy a entrevistar personalmente, y voy a seleccionar a los secretarios (ministros); seguramente no será una persona que yo conozca. Es un error que a la integración de gobiernos llegue uno con amigos, con cuates.� Vicente Fox acudió a su primera entrada en Los Pinos acompañado por sus hijas Paulina y Ana Cristina, y sus principales colaboradores: Martha Sahagún, Juan Hernández y Felipe Zabala. A la vista de todos, y para que los fotógrafos y las cámaras de televisión captaran el México armónico y colaborador se abrazó con Zedillo.

 

Claves

La �segunda revolución mexicana� que se produjo el domingo con la derrota histórica del gobernante Partido de la Revolución Institucional (PRI) a manos del centroderechista Vicente Fox avanza. Ayer, el nuevo presidente y el saliente, Ernesto Zedillo, hicieron público un �pacto de estabilidad� para asegurar la gobernabilidad y una investidura pacífica el próximo 1º de diciembre.
Fox anunció además que creará una Comisión Nacional de Transparencia, que buscará investigar la densa red de hechos turbios de los últimos años: asesinatos políticos, corrupción y fraudes multimillonarios. Aunque dejó en claro que no se convertirá en una caza de brujas de priístas.
A tono con su pasado como empresario, el hombre que venció al PRI dio a conocer el método con que seleccionará su gabinete. Será por concurso público e incluirá a hombres de todos los partidos de México.
En los próximos cinco meses antes del traspaso de mando, Zedillo y Fox mantendrán una estrecha colaboración, que incluiría viajes conjuntos por el país e intercambio de información.
Las promesas de Fox sobre un gobierno plural son una de las claves para la convivencia con los gobernadores y parlamentarios opositores.

Lo que va a investigarse

El pacto de estabilidad, aplaudido como crucial por empresarios y banqueros, que exigen una continuidad en el rumbo económico, no significó borrón y cuenta nueva porque Fox se manifestó interesado en la investigación de las estafas y enriquecimientos ilegales a la sombra del rescate bancario de 1995, que obligó al desembolso de 85.000 millones de dólares. Las pesquisas del nuevo Ejecutivo intentarán también desentrañar los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posada, del candidato del PRI a la presidencia en 1994, Luis Donaldo Colosio, y otros escándalos nacionales impunes. 
�Sin embargo, tampoco queremos gastar y desgastar a un gobierno viendo sólo el pasado y haciendo estas exploraciones y estas cacerías de brujas que pueden ser hasta mal interpretadas.� Con la Asociación de Banqueros de México y los empresarios satisfechos por el acuerdo de transición son numerosos los planes del gobierno entrante y para ejecutar alguno de ellos precisará de cambios constitucionales y la colaboración del PRI en las votaciones legislativas que obligan a mayorías de dos tercios. Los cambios constitucionales no serán fáciles. 
Vicente Fox pretende a corto plazo una reforma fiscal a fondo para aumentar los ingresos del Estado. La cultura de la evasión es generalizada y son más los empresarios que ignoran al fisco que los que cumplen con sus obligaciones. No será fácil conseguir fondos para impulsar medidas quesean visibles por los millones de mexicanos que votaron su candidatura, con la confianza de que la justicia distributiva sea un hecho. �No nos falles, Vicente�, pedían los mexicanos que la noche del domingo se concentraron en la Plaza del Angel de la Independencia para vitorearlo. 
Los fondos disponibles son limitados porque la disciplina fiscal aplicada por el gobierno de Zedillo obligó a ello: el 40 por ciento del presupuesto mexicano está comprometido en el servicio del rescate bancario de hace cinco años, el pago de los vencimientos de la deuda interna y externa, o la reconstrucción de carreteras. �Vamos a cumplir con disciplina con todas las variantes fundamentales de la economía�, aseguró Fox. El jefe de la transición quiere crecer siete puntos, una revolución educativa, cambios sustantivos en materia de seguridad y justicia, con la creación del Ministerio de Seguridad y Justicia, y jueces intermedios entre la Fiscalía General y el Poder Judicial. �Vamos a limpiar mucho�, garantizó.

 

 

opinion
Por Adolfo Gilly

Una extraña derrota

El resultado electoral del 2 de julio presenta tres rasgos dominantes:
1 La victoria de los modernos conservadores encabezados por el presidente electo Vicente Fox. 
2La derrota aplastante del PRI y la disolución del estrecho lazo entre éste y el Estado; es decir, la disgregación del régimen de partido de Estado.
3 La derrota de la oposición cardenista y del PRD como alternativa al régimen del PRI y, a partir de las declaraciones de Cuauhtémoc Cárdenas, su constitución como oposición democrática y de izquierda al gobierno foxista. 
Quiero referirme a cada uno de estos puntos. 
1El régimen del PRI no fue derrotado por la izquierda democrática sino por los modernos conservadores, herederos lejanos de sus antepasados del siglo XIX. El factor de fondo en la victoria de Fox está, a mi juicio, más allá de la mercadotecnia y las alianzas de ocasión. Reside en un desplazamiento hacia el conservadurismo y la derecha política de un sector significativo de la sociedad mexicana, que abarca hoy más que ese 20 por ciento conservador tradicional que siempre votó por el PAN. Las reformas salinistas, correlato de reformas similares en otros países dentro del Consenso de Washington, contribuyeron a producir cambios socioeconómicos y en parte culturales. Es notable el voto joven por Fox, no sólo de la juventud dorada que aparecía en sus mitines, sino también de otros a quienes la Revolución Mexicana y los rituales del Estado de la revolución no les dicen nada, mientras el acartonamiento institucional y la gran mentira del PRI sólo les causan rechazo.
Las mentiras de Fox son de otro tipo y por ahora sus votantes no se detienen a pensar en ellas. La razón del discurso vacío de Fox en la noche del 2 de julio no es que no tenga nada que decir, sino que no quería decir nada para no entrar en conflicto con una u otra parte de su heterogéneo electorado. Ya se sentará en la silla y a los ingenuos les hará saber quién manda. Es obvio que el nuevo presidente conservador de México �a la Thatcher, a la Reagan, a la Menem, que era menos letrado que él y se hizo reelegir� no podrá cumplir sus contradictorias e incongruentes promesas sobre empleo, educación, privatizaciones, rebaja de impuestos, Chiapas y otras improvisaciones. Pero una vez en el poder, tendrá a su disposición a la policía y será el comandante en jefe del ejército. No estoy sugiriendo una dictadura, sino que su programa exigirá cierto empleo de la fuerza. 
Vicente Fox viene a completar el programa de las reformas salinistas, lo que el Consenso de Washington llama la segunda generación de reformas después de la desregulación financiera y comercial y las grandes privatizaciones; la educación bajo el comando del mercado, el desmantelamiento final de la protección social, los impuestos regresivos, la flexibilización de la relación laboral, la eliminación de derechos y garantías para el trabajo y para terminar de destruir los contratos colectivos (y, de paso, los sindicatos corporativos del PRI). Hacia la mitad de su período es posible que Fox descubra que seis años no son suficientes para su proyecto y quiera promover además una reforma constitucional que permita su reelección.
La regla de oro de su gobierno será la apertura al capital privado de todo lo que queda del patrimonio común de la nación. Si nadie detiene a él y sus acompañantes, tendremos un país de clubes de golf, fracionamientos exclusivos y alguna gente muy rica con autos blindados de último modelo. Ese país ya empezó con Salinas, el gran vencedor histórico, aunque no político, de esta elección. Seguirán pagando los de ingreso fijo, los pobres, los campesinos, los jodidos en fin, como el nuevo presidente gusta llamarlos: ese 70 por ciento de la población que gana entre uno y tressalarios mínimos. Como lo declaró Fox hace tiempo, su política macroeconómica será la misma que la de Ernesto Zedillo y de Carlos Salinas. Ningún cambio, sino firme continuidad.
2Vicente Fox tendrá que desmantelar en muchos casos, y en algunos reciclar a su servicio, la subordinación de los medios de comunicación, ese imperio que el PRI mantuvo siempre bajo su control. Mucho más trabajo le costará hacerlo con los grandes cacicazgos priístas, con quienes no tendrá más remedio que negociar, pactar y hasta incluir a algunos en su �gobierno plural�. Sin embargo, la gran novedad es que esos cacicazgos regionales, agrarios, económicos, clientelares y corporativos han perdido el 2 de julio su matriz y su punto de unión: el gobierno federal, el Estado y la relación de éste con su partido, el PRI. Es posible que el PRI derive, en un primer momento, hacia una especie de confederación de cacicazgos y mafias en repliegue y en guerra entre sí. Pero este mundo de hoy es otro y sus intereses y símbolos de poder diferentes: las finanzas, los fraccionamientos modernos, los imperios económicos, las mafias y el narco. Lo seguro es que el primero en reciclarse será o está ya siendo el narcotráfico. Los grandes perdedores, en cambio, son los campesinos porque la presencia de Fox significa la ruptura final del prolongado pacto del Estado mexicano con ellos.
3 Las reformas foxistas, continuación y culminación de las salinistas, encontrarán la resistencia del pueblo de México. No la de quienes contribuyeron con su voto a llevarlo al poder en nombre de la alternancia. Muchos de esos quedarán pasmados al ver todo lo que hará desde ese poder sin rendir cuentas a nadie. La resistencia vendrá desde el universo que llenó las plazas y las calles durante la campaña cardenista y votó al PRD, el que por fuerza o por hábito votó por candidatos del PRI, el que no votó porque no creía en ninguno.
Si Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD hubieran cedido, como algunos querían, a los llamados al voto útil, hubieran hecho el más inútil de los gestos: dejar solos a los suyos y disolverse en la mayoría foxista, hacerse corresponsables de lo que Fox hará. Si ése hubiera sido el caso, quienes recogerían el descontento y la protesta serían los caciques y las mafias priístas, que se presentarían como defensores del pueblo. La noche del 2 de julio, Cárdenas hizo dos declaraciones: reconoció la victoria electoral de Fox y declaró que, junto con su partido, se constituía en la oposición al nuevo gobierno, que con Andrés Manuel López Obrador volvió a ganar el gobierno de la ciudad de México.
La victoria de Fox y de los neoconservadores es una derrota aplastante y disgregadora para el PRI, pero también una extraña derrota para el PRD, que durante 12 años luchó sin cuartel debilitando el poder del PRI mientras el PAN era su cómplice y lo sostenía. Es una derrota extraña porque Cárdenas consiguió su objetivo de acabar con el partido de Estado pero al precio de una victoria que llevó al poder del Estado y legitimó con el voto a los continuadores de la política de Salinas y Zedillo. El PRD tendrá que enfrentarse a esta nueva realidad. Lo primero, sin embargo, es la actitud frente al poder de los modernos conservadores y a los riesgos que entraña la desintegración o fragmentación del PRI y de su forma de Estado, cuando se desgarre su red de mediaciones y el nuevo poder no sepa o no pueda encontrar otras nuevas.

Especial del diario La Jornada de México.

 

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