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El cine espera las VACACIONES DE INVIERNO CON �DINOSAURIO�
Un film que tiene destino de clásico

El nuevo producto de la factoría del Tío Walt es uno de esos films que, visualmente, dejan al espectador sin palabras. Algo que no hubiera estado nada mal que también les hubiera sucedido a sus protagonistas.

Una imagen de un paraíso perdido, 65 millones de años atrás.


Por Martín Pérez

t.gif (862 bytes) En el comienzo, todo era oscuridad. Un brillo por acá, una grieta allá. Y entonces la luz. Abriendo los ojos por primera vez a un mundo virgen �y desaparecido hace más de sesenta millones de años�, Dinosaurio comienza dentro de un huevo. El nuevo portento animado de la factoría Disney, que lleva hasta el límite la fascinación paleontológica de los chicos luego de la ya tan lejana Parque Jurásico, da a luz un mundo desaparecido, y al mismo tiempo nace en él. Creando y animando a través de la tecnología de la animación computada (CGI) una serie de animales desaparecidos sobre fondos reales filmados en Venezuela, Florida y Australia, la dupla Leighton-Zondag (es un clásico dentro de Disney que sus films animados tengan dos directores) presenta una historia tan sencilla como la de la supervivencia de las especies en un mundo terriblemente darwinista �casi tanto como el Hollywood de hoy en día� como el de 65 millones de años atrás. Un paraíso perdido, de naturaleza bullente y pletórico en especies desaparecidas, en el que el dinosaurio Aladar se reencontrará con su raza y los guiará hacia la tierra prometida. 
Todo comienza con un vibrante prólogo mudo y lleno de acción, diez minutos en que el mundo de Dinosaurio es presentado a través de las peripecias del huevo que se romperá para dejar salir al protagonista de la historia. Saltando de un lugar a otro, dicho huevo terminará cayendo cual monolito de 2001 en una paradisíaca isla habitada por monos. Ellos son los responsables del primer pecado capital del film de Leighton-Zondag: hablan. Y lo que dicen nunca será tan importante como lo que se ve, eso está claro. Más allá de semejante decepción para el cinéfilo �es una lástima que no se hayan atrevido a hacer un film mudo, después de todo la comunidad paleontológica está de acuerdo con que los dinosaurios no hablaban� la supervivencia del Tarzansaurio entre los simpáticos monitos llega a su fin cuando sobreviene el gran momento del film, la razón por la cual más de un adulto llegue a lamentar no poder ser nuevamente niño y poder asombrarse inocentemente de la recreación que el film hace de la gran catástrofe que significó el fin del reinado de los dinosaurios sobre la Tierra. Ante la sorprendida mirada de Aladar y sus padres adoptivos, un gran meteorito cae en el océano y la vida de ellos cambiará para siempre. 
Más allá de permitir la extasiada contemplación de un paraíso perdido para siempre, Dinosaurio es un film árido a la hora de recorrer su historia, especialmente por su forma directa de ir al punto. Arrasada la isla en la que se crió, Aladar cargará con su familia de monos como parásitos en su lomo, y se acercará por primera vez a los de su especie, enfrascados todos en una lucha cruel por sobrevivir en un mundo que ha cambiado. Cual caravana de carretas en un western clásico, los dinosaurios hervíboros �especie a la que pertenece Aladar� cruzan en desierto en marcha forzada hacia los campos de apareamiento, un paraíso verde y lleno de agua que los espera más allá del desierto. A ellos se sumará Aladar, ya que de quedar solo y en la retaguardia sería fácil presa de las fieras carnívoras que siguen cual buitres a la manada. Entre ellos, claro, es posible reconocer a unos protovelocirraptor, tan malos ya entonces como sus herederos genéticos de Parque Jurásico. Llena de sentimientos altruistas y diálogos sosos, Dinosaurio es ciertamente un prodigio animado. Es, también, el primer dibujo animado de Disney en no estar invadido por canciones, lo que también es un logro. Sin embargo, las majestuosas escenas de su comienzo nunca encuentran su parangón en una historia sencilla que tan sólo se deja llevar por su propia aridez. Cayendo por su propio peso dentro de los cánones del extranjero que se planta con nuevas ideas ante los de su propia raza, y lucha por ellas contra la vieja concepción del mundo encarnada en el macho más poderoso de su especie, Dinosaurio es un nuevo clásico. Aunque no tan nuevo. Es cierto que dentro del bullicioso universo Disney, en el que conviven diversos estilos animados, el trabajo en CGI de Leighton-Zondag marca el inicio de un nuevo camino. Pero sus ambiciones terminan cuando comienzan a retumbar en la trama ciertos preconceptos infantiles que traen de la mano diálogos seudojocosos e ideas que son conversadas en vez de ser animadas. A pesar de todo, lo que se ve en Dinosaurio es mucho más importante que lo que se escucha. Es que es uno de esos films que dejan al espectador sin palabras. Algo que no hubiera estado nada mal que también les hubiera sucedido a sus protagonistas. 

 

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