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Acertijo: ¿qué es lo que algunos hombres, casados pero que no tienen sexo con sus esposas, hacen lejos de su casa y tratando de que no los vea ningún conocido? Respuesta: ¡Comulgar! En efecto, la Iglesia ratificó la prohibición de que los católicos divorciados y vueltos a casar reciban la comunión, a menos que en su nuevo matrimonio no tengan relaciones sexuales, y en este último caso sólo podrán recibir el sacramento a escondidas. La vuelta de tuerca vaticana se inscribe en el marco de una creciente tendencia, entre los sacerdotes, a otorgar la comunión a estas personas. El Vaticano dio a conocer ayer un documento del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos (que preside el arzobispo español Julián Herranz, del Opus Dei), donde sostiene que esa prohibición de comulgar �deriva de la ley divina y sobrepasa las leyes eclesiásticas�, esto es que ni siquiera la Iglesia podría modificarla. �Deben ser alejados de la comunión los públicamente indignos. En el caso concreto de la admisión de los fieles divorciados que se han vuelto a casar, el escándalo, entendido como acción que mueve a los otros hacia el mal, atañe a un tiempo al sacramento de la Eucaristía y a la indisolubilidad del matrimonio.� En cambio, la prohibición no rige para los divorciados que, aunque se hayan vuelto a casar por la ley civil, vivan �en perfecta continencia�, sin relaciones sexuales. Estos, de todos modos, correrían el riesgo de desatar escándalo si comulgaran ante personas que los supieran casados, pero ignoraran el pacto privado de matrimonio sin sexo: por eso su comunión deberá ser a escondidas o en congregaciones donde no sean conocidos. Según admitió ante Página/12 el padre Alfredo Altamira, de la Pastoral de Matrimonio y Familia del Episcopado argentino, �hay sacerdotes que, en determinadas oportunidades, consideran que la separación matrimonial ya es irremediable y observan que, si la persona abandonara su actual unión estable, se producirían daños graves, como en el caso de que esta nueva pareja tenga hijos que quedarían en desamparo afectivo; en tales situaciones, esos sacerdotes consideran que la persona puede recibir la comunión, a condición de que haya reconocido que la separación del primer matrimonio fue un error del cual está arrepentida�. De todos modos, destacó el padre Altamira, �la opinión de la Iglesia es contraria al criterio de esos sacerdotes�. �A veces parece que cierta gente de la Iglesia tuviera solamente una vagina y un pene en la cabeza�, opinó Domingo Quarraccino, quien, como laico, presidió el Movimiento Familiar Cristiano de la Argentina y actualmente es ministro de la Eucaristía. Para él, la comunión �es una cuestión entre cada persona y Dios�, y �en última instancia la decisión debe tomarla cada sacerdote. Hay muchísima gente divorciada que se comporta mejor que algunos obispos�. El cura Luis Farinello, consultado por este diario, diferenció entre �la ley, tal como está escrita en el código, y la pastoral, que a veces hace tomar otro camino�. Para el sacerdote, �la vivencia de que nunca más uno va a poder comulgar es muy dura, puede llevar a una desesperanza muy grande y hacer sentir a la persona que está condenada para siempre: Jesús no haría esto, donde la religión, en vez de ser liberación, se transforma en opresión, angustia y condena�. Para Farinello, �en el trasfondo está el previo problema de que muchos casamientos que hacemos por la Iglesia son, en realidad, nulos: no tendríamos que casar tan fácilmente a gente que llega sin un sentido religioso de la vida, que viene frívolamente por el vestido blanco, por la foto, por el video. Ellos reciben una ceremonia pero no un sacramento; se van sin saber que el matrimonio los compromete a ser testigos de amor en el mundo. Si impidiéramos esto, evitaríamos después la encrucijada terrible entre la ley del código y la ley pastoral�.
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