Por Eduardo Febbro
Desde Zurich
Marruecos soñaba con no quedar eliminado en la primera vuelta mientras que los sudafricanos apostaban con seguridad que ganarían por un voto a la poderosa Alemania el privilegio de organizar la Copa del Mundo del 2006. Pero los marroquíes, con apenas tres votos, quedaron eliminados desde la primera ronda y Africa del Sur perdió por un voto ante los alemanes al cabo de una de esas operetas diplomático-deportivas de las que la FIFA conoce todos los secretos. Por décima vez en su historia, el Viejo Continente organizará un Mundial, a pesar de las sólidas promesas del actual presidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien se había comprometido innumerables veces a pasarle al continente africano la antorcha.
Una argucia bien calculada permitió una triple carambola: que Alemania se llevara la organización del Mundial por segunda vez �la primera fue en 1974�, que Africa, con los 11 votos conseguidos por Sudáfrica no se sintiera menospreciada y que Blatter pasara una noche tranquila. Tras la eliminación de Marruecos en el primer recuento de votos y de Inglaterra en el segundo, los dos candidatos restantes estaban teóricamente empatados: 11 a 11. Siguiendo la lógica de la sacrosanta institución del fútbol mundial, el empate no podía sino prolongarse en la tercera vuelta, es decir, 12 a 12. Sólo el voto de Blatter, que fue elegido presidente de la FIFA en el �98 con los votos africanos y con unos cuantos votos europeos en contra, era capaz de desempatar a los dos países.
Pero en el fútbol los pases son mágicos y el que hizo el representante de Oceanía bien vale un �gol de oro�: el neozelandés Charles Dempsey se abstuvo de pronunciarse, evitándole a Blatter el compromiso del voto y dándole así a Alemania el derecho de organizar un nuevo Mundial después del de 1974, que ganó en su casa.
Desde las primeras horas de la mañana los sudafricanos presentes en el stand del Palacio de exposiciones de Zurich tenían la cara larga de los malos días. A las 14.07, Blatter y la dudosa diplomacia del fútbol concebido como negocio sepultó las esperanzas de todo un continente que, a través de las candidaturas de Africa del Sur y de Marruecos, esperaba ver reconocido el nivel de su fútbol. Como lo reconoció a Página/12 un miembro de la FIFA, el organismo siente que ahora está �tranquilo. Con Alemania como sede, lo único que tenemos que hacer es sentarnos a ver los partidos y descansar. A los africanos todavía les falta mucha experiencia como para poder pretender ser la sede de una Copa del Mundo. En Alemania hay de todo: dinero, rutas, teléfonos, estadios, un campeonato de primera calidad y una organización de relojería�. Los 300 mil millones de dólares que genera la preparación de la fase final de una Copa del Mundo no saldrán de la Casa de Occidente. Guardiana del tesoro, la FIFA dejó en manos de los expertos la administración del botín.
Después de que Brasil retirara su candidatura en beneficio de Sudáfrica, la diferencia de medios entre los cuatro candidatos, Inglaterra, Alemania, Marruecos y Africa del Sur, quedó de manifiesto la víspera de la decisión de la de FIFA. Durante la presentación de los argumentos, Marruecos, con un video triste y pretencioso, reivindicó su legitimidad y su credibilidad en nombre de su nueva situación política, de sus participaciones anteriores en la Copa del Mundo y de las dos candidaturas para la organización del mundial que había presentado anteriormente.
Mientras Africa del Sur puso de relieve su desarrollo económico y la �reconciliación nacional� tras elecciones de 1994, Inglaterra se presentó como la cuna del fútbol. Alemania, en cambio, habló de fútbol y mostró un video de una calidad asombrosa al tiempo el �Kaiser� Franz Beckenbauer, el canciller alemán Gerhard Schröder, Boris Becker y Claudia Schiffer subían al escenario a fin de �apoyar� los proyectos alemanes. �Eran los másconvencidos y hasta diría que los más ambiciosos�, confesó a Página/12 un miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA. En suma, a falta del prometido continente africano, la gran familia del fútbol dejó una vez más a los sobrinos pobres fuera del banquete. Para ellos el 2010 se anuncia difícil con la ya declarada e inamovible candidatura de Brasil.
opinion
Por Gustavo Veiga |
Pistas que deja el dinero
El periodismo de investigación sigue a menudo una estrategia que casi nunca falla: la pista del dinero. Se trata de analizar las huellas dactilares que dejan ciertos personajes en su derrotero. Depósitos bancarios, transferencias de divisas al extranjero, operaciones inmobiliarias y gastos suntuarios permiten reconstruir el esqueleto de la corrupción. Desde hace muchos años, acaso tantos como la vida institucional de organizaciones como el Comité Olímpico Internacional (COI) y la FIFA, las sospechas sobre votos adquiridos a cambio de prebendas han sido moneda corriente. Inclusive, se hallaron culpables en más de una oportunidad (la última sucedió con quienes impulsaban la candidatura de Salt Lake City en EE.UU. para los Juegos de Invierno). La elección de Alemania para organizar el Mundial de Fútbol del 2006 no pudo eludir ese estigma.
En vísperas de que se definiera en fallo salomónico a quién se cedía la sede del Mundial 2002 �finalmente concedida de manera conjunta a Corea del Sur y Japón�, ante un par de testigos, Julio Grondona, vicepresidente de la FIFA y titular de la AFA, habría dicho: �Un voto acá vale cinco millones de dólares�. La frase fue citada por una fuente muy cercana al dirigente de manera ocasional y durante un encuentro reciente. Ayer, la cadena televisiva inglesa Channel 4 News, denunció intentos de soborno en la votación que postergó la aspiración de Sudáfrica de organizar el primer mundial de fútbol en el continente más postergado de la tierra. Jack Warner, representante de Trinidad Tobago y uno de los hombres que intervino en la elección de la sede para el 2006, le dio crédito a la información británica, aunque luego aclaró que no debía ser tomada en serio.
Las sospechas de que se compraron voluntades, entonces, cruzaron el mar Mediterráneo y llegaron hasta las costas africanas. El delegado de Marruecos �país eliminado en la primera votación� sostuvo antes de presentar su proyecto: �El arbitraje del partido que se juega en la FIFA es tendencioso�. Así las cosas, no extrañó que este asunto del Mundial se convirtiera en una razón de Estado entre las naciones �beligerantes�.
La votación tuvo esa escenografía política, pero para comprender el significado de ciertos votos, quizás haga falta seguir las pistas que deja el dinero. |
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