CONFIRMAN EL PROCESAMIENTO
DE EX MILITARES POR EL ROBO DE BEBES
Nuevo juicio, quince años después
La Cámara Federal abrió el camino para que vayan
a juicio oral Massera (condenado en 1985 y después indultado), Nicolaides,
Bignone, Franco, Vañek, Suárez Mason, Sasiaiñ, el �Tigre� Acosta
y Héctor Febres.
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Por Adriana Meyer
Los
nueve jerarcas de la dictadura que el juez Adolfo Bagnasco encarceló
en la causa sobre la práctica sistemática de apropiación
de bebés, hijos de desaparecidos, seguirán presos. Tal como
anticipó Página/12 hace un mes, así lo determinó
ayer la sala I de la Cámara Federal porteña al confirmar
lo resuelto por el magistrado. De este modo, a 15 años del juicio
a los ex comandantes, acaba de quedar despejado el camino para la elevación
de la causa a juicio oral. Emilio Massera, Cristino Nicolaides, Reynaldo
Bignone, Rubén Franco y Antonio Vañek, Carlos Pajarito
Suárez Mason y Juan Bautista Sasiaiñ continuarán
cumpliendo arresto domiciliario mientras que Jorge Tigre Acosta
y Héctor Febres, permanecerán detenidos en unidades penales
castrenses, hasta que todos deban sentarse otra vez en el banquillo del
proceso público.
Los camaristas Luisa Riva Aramayo y Horacio Vigliani ratificaron lo esencial
de la medida dictada por Bagnasco en setiembre y no se apartaron del criterio
que establecieron hace un año cuando rechazaron todos los argumentos
de los ex jefes militares, que pretendían que los delitos por los
cuales se los acusa fueran declarados prescriptos y ya juzgados durante
el Juicio a las Juntas. En aquella oportunidad, habían hecho algunas
observaciones al juez con respecto a la forma en que fueron indagados
los ex jefes militares. Por eso, Bagnasco asistido por sus secretarios
Olga Chaves y Gustavo Russo los volvió a interrogar y ahora
sus superiores se mostraron conformes.
Los camaristas analizaron los 38 casos de apropiación de menores
que el juez utilizó para fundamentar la existencia de una práctica
sistemática de robo de bebés de desaparecidos. Concluyeron
que en once de ellos los testimonios que hay en el expediente se limitan
a la privación ilegítima de la libertad, y en otro la menor
habría fallecido pocos días después de su nacimiento.
Por lo tanto, y tal como anticipó este diario, redujeron la cifra
de casos que integran el plan sistemático (ver recuadro).
Carlos
Guillermo Suárez Mason, Jorge Tigre Acosta y
Cristino Nicolaides también seguirán presos.
De los tres, sólo el ex jefe de inteligencia de la ESMA
está en una celda. Los otros dos, en sus casas.
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La investigación ha logrado demostrar que
durante el período señalado (1976-1980) se trasladó
a algunas mujeres embarazadas provenientes de distintos centros clandestinos
de detención a la ESMA a fin de que dieran a luz, separándolas
posteriormente de sus hijos, y sin asentar formal y verazmente en los
registros oficiales los nacimientos, describe la resolución.
Y agrega que para instrumentar su cometido las más altas
autoridades se valieron de los mandos inferiores. Como autores mediatos
de estos hechos fueron imputados Massera, ex comandante en jefe de la
Armada y ex miembro de la primera Junta Militar; Vañek, ex comandante
de Operaciones Navales; Acosta, jefe de Inteligencia de la ESMA; Héctor
Febres, oficial de enlace entre la Prefectura y la Armada; Rubén
Franco, Nicolaides y Bignone, integrantes de la última Junta Militar.
A Massera se le imputa la responsabilidad por la sustracción, retención
y ocultación de diez menores nacidos en la ESMA durante el cautiverio
de sus madres. La ESMA dependió operativamente de Vañek
y los testimonios de los médicos navales Jorge Magnacco y Alberto
Arias Duval señalaron la asistencia que prestó a los partos
que tuvieron lugar dentro de la clandestinidad de la ESMA.
Además, el Tigre Acosta refirió en su indagatoria
que las órdenes emanaban de Vañek.
En su declaración, el ex marino Adolfo Scilingo indicó que
Acosta era quien decidía el destino de los menores, y los testimonios
de los sobrevivientes de la ESMA Juan Gasparini, Lila Pastoriza,
Sara Osatinsky, Ana Martí y Graciela Daleo, entre otros también
dieron cuenta de su capacidad de decisión. Esas y otras declaraciones
indicaron que Febres era el encargado de comprar ropa para bebés
y el que más trato tenía con las embarazadas. Osatinsky
dijo que se ocupaba de separar a los hijos de las madres y sabía
del destino de los niños. En el caso de Cecilia Viñas habría
coordinado su traslado. Gasparini relató que lo vio salir con niños
en brazos. A Franco, Nicolaides y Bignone se les imputa, como integrantes
de la última Junta Militar y presidente de la Nación de
facto, haber otorgado la garantía de impunidad que necesitaba el
plan mediante la ley 22.924, más conocida como Ley de Autoamnistía,
y el llamado Documento Final que determinó la muerte de todos los
desaparecidos. Asimismo, a Nicolaides se lo acusa de haber ordenado la
destrucción de documentación.
La resolución también da cuenta de los nacimientos clandestinos
ocurridos en los centros Pozo de Banfield, comisaría V de La Plata,
Automotores Orletti, Arana y La Cacha. Y, al igual que en el caso de la
ESMA, el entonces comandante del Cuerpo I de Ejército Carlos Suárez
Mason, también se valió de los mandos inferiores para instrumentar
su cometido porque esos centros clandestinos dependían
funcionalmente del imputado. En tanto, Juan Bautista Sasiaiñ,
ex comandante de la Brigada de Infantería Mecanizada, también
tuvo responsabilidad sobre esos campos como jefe de la subzona 11 del
Ejército.
Los camaristas ratificaron la detención de los represores por la
particular gravedad de los hechos que se les imputan y la magnitud del
daño causado, por haberse valido para realizarlo de su condición
militar, por la prolongación y permanencia de sus efectos en el
tiempo y por la imposibilidad de reparación a las víctimas.
Además, consideraron que si fueran excarcelados intentarían
eludir la acción de la Justicia.
El fiscal del caso, Eduardo Freiler, expresó ante Página/12
su satisfacción por la resolución y aseguró que es
un paso importante hacia la pronta elevación a juicio oral.
Si bien aún están pendientes algunos recursos planteados
ante la Corte Suprema por los represores, el Juzgado concluirá
el estudio del capítulo referido al Ejército (posiblemente
con la indagatoria de Santiago Riveros) y le dará vista al fiscal
para que concrete el requerimiento de elevación a juicio oral.
"Los
delincuentes deben estar en la cárcel"
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Estela
Carlotto * .
Los delincuentes deben estar en la cárcel. Ellos son delincuentes,
fueron juzgados y condenados y, por lo tanto, ya no detentan el
poder militar. No tienen ningún beneficio acorde con esa
carrera que denigraron y son delincuentes cuyo delito no se les
borra por el indulto presidencial.
Van a ser condenados por delitos que estamos probando las Abuelas
con el encuentro de los chicos en poder de los miembros de las Fuerzas
Armadas. Creo que el poder político nos tiene que acompañar
con firmeza porque no es posible tolerar, a más de 16 años
de gobierno, los enojos de estos señores.
En todo caso, los enojados somos nosotros.
* Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.
Ramón Torres Molina *
Esto es un nuevo juicio a las juntas. Tiene el mismo significado,
aunque ahora se abre todo un panorama mayor en el esclarecimiento
por violaciones a los derechos humanos a través de nuevas
normas que se han incorporado a la ley argentina, en particular
la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada
de Personas que tiene jerarquía constitucional. Todo eso
presenta un nuevo panorama legal. Esta resolución de la Cámara
Federal abre el paso al juicio oral. Yo pienso que puede haber una
condena por el plan sistemático de sustracción de
menores. Cada uno de los delitos de sustracción de menores
puede llevar entre cinco y quince años.
* Abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, diputado nacional (Alianza).
Marcelo
Esteban *.
Esto confirma el objeto del proceso: la responsabilidad de los imputados
en la práctica sistemática para la desaparición
de los menores nacidos de madres en cautiverio ilegal. Esta resolución
no es pasible de recurso alguno, aunque quedan pendientes los planteos
sobre cosa juzgada y prescripción, que están a conocimiento
de la Cámara de Casación Penal. Esto permitiría
avanzar hacia el cierre de la etapa del sumario y la elevación
a juicio oral. Esto representa una reafirmación de la legalidad
vigente, aún en la época negra de la dictadura. Porque
robarse a un menor también era un delito en ese período.
Es la reafirmación de la vigencia del derecho, y también,
una clara señal contra todo intento de impunidad.
* Abogado de Abuelas de Plaza de Mayo.
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