OPINION
Canjes
Por
Eduardo Aliverti
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La
política es el arte de lo posible, dicen los posibilistas.
Suele ser el argumento para justificar inmovilidad y agachadas. Otras
veces, en cambio, lo posible es efectivamente lo único que
se puede hacer, y no una artimaña dialéctica. La pregunta:
¿cómo advertir cuándo es lo primero y cuándo
lo segundo? No parece haber otra respuesta que la que surja ante cada
evaluación de un hecho puntual. Pero siempre partiendo de una
base innegociable: la sinceridad con que se defiende un planteo.
El vicepresidente Alvarez, ex Chacho, sostuvo en estos días
que, si no reactivamos la economía y bajamos el desempleo,
esta situación de crisis se resuelve con más conservadurismo
y no, como dicen algunos, con más progresismo. a) Fue
él mismo quien afirmó que el ajuste y la ortodoxia fiscal
no son elementos conservadores o progresistas, sino que simplemente
deben ser; de modo que mintió antes o mintió ahora.
b) Si el riesgo es que haya que correrse más a
la derecha todavía, ¿quién provoca ese riesgo?
El mercado, se entiende. Pero entonces, ¿se acepta
que el poder lo tiene el mercado y que el Gobierno está atado
de pies y manos? No. Entonces, ¿para qué querían
el gobierno? ¿O acaso el salvajismo del mercado
apareció hace siete meses?
El mismo Alvarez amenazó al PJ con difundir la lista de ñoquis
del Senado. En las últimas horas ganó la pulseada, cuando
el peronismo acuerda echar a 500 empleados. Pero la lista no se conocerá
nunca. ¿Por qué? Porque Alvarez se reservó la
nómina para presionar al PJ en otras direcciones. Entonces,
lo que hubo no fue una indignación moral sino una herramienta
de coacción. Otra vez, lo posible no es lo verdaderamente posible:
es lo que permite avanzar en la búsqueda de objetivos personales,
bajo el disfraz de que otra cosa no se puede hacer, a costa de renuncios
morales.
Una última: De la Rúa incluyó al peronismo en
el manejo de los planes sociales. La promesa concreta es que el Gobierno
no concentrará la ayuda económica en sus manos, a cambio
de que la oposición no bloquee leyes de ajuste, decretos de
necesidad y urgencia, etc. ¿Es decir que, si el peronismo no
aceptaba, el oficialismo no tenía reparos en seguir manejando
los fondos a su antojo? De nuevo, ¿qué es entonces lo
posible? ¿Negociar todo, todo el tiempo? ¿La transa
es lo posible?
Si es así, más vale que la Alianza se vaya despidiendo
de que algún rasgo de su gestión se diferencie del menemismo. |
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