|
Por Inés Tenewicki Hace tiempo que la mordía un deseo: hacer arte para chicos, y no precisamente conducir un programa infantil en televisión. Tenía una idea fija: explorar el modo de continuar los cuentos tradicionales, esos que terminan cuando los príncipes resucitan a las doncellas o cuando salvan a las huérfanas de un destino gris como las cenizas. Eligió empezar por una obra llamada Cenicienta, la historia continúa porque le parecía oportuno dar una vuelta de tuerca a un personaje muy estereotipado, con un mensaje patético. Para romper con el estereotipo, se le ocurrió dar vuelta el mito femenino del príncipe azul y obligar a Cenicienta a jugarse por algo más riesgoso e interesante. Así, protagonista de esta saga moderna renuncia a los sacrificios que le imponen las reglas cortesanas y reemplaza al príncipe, que quiere cambiarla, pero en el fondo la desprecia, por otro candidato: un humilde zapatero que gusta de las canciones mejicanas. La obra, que está en cartel en el Teatro Maipo, con funciones los sábados y domingos, fue escrita por Mariana y por Rosario Lejarraga, y la dirigeuno de los integrantes del grupo Los Macocos, Daniel Casablanca. La historia está planteada con humor, y desde un punto de vista femenino, desde esta actitud de estar siempre deseando algo y al final, cuando el deseo se concreta, empezar a desear otra cosa. Es un espectáculo, según asegura su autora, a favor de la liberación femenina, pero con una vuelta de tuerca: ella quiere fregar y no la dejan. Al verla insatisfecha con su destino de princesa, el hada madrina, con quien se comunica por e-mail o a través del celular, la estimula a diseñar un plan B: Empezá a divertirte, le sugiere. Mariani se confiesa sorprendida por los elogios. Yo pensé que iba a haber malas críticas y aunque muchos me decían no importan las críticas, a uno, de verdad, le interesa saber qué piensan los que saben. Tenía miedo de que pareciera que venía a hacer PNP en el escenario. Pero esto para mí es un riesgo y a diferencia de la televisión, no reditúa económicamente. Se siente feliz porque, según asegura, no caímos en el clisé, descolocamos a los espectadores y eso está bueno. Fue a ver obras de Hugo Midón y le gustaron, pero está convencida de haber logrado algo propio. Uno de sus aciertos es haberse rodeado de adolescentes, varios de ellos formados en Magazine for fai, porque le imprimen humor y naturalidad al espectáculo. Aunque no es una típica comedia musical, siete u ocho temas musicales le dan otro ritmo a la historia. Se trata de diferentes géneros de canciones: el zapatero canta canciones mejicanas, hay una coreografía de tap, y el final tiene una base de murga. Yo no quería saber nada de esa cosa tan típica de los infantiles, de interrelacionarnos con los chicos y hacerlos participar. Pero... intervienen todo el tiempo. Algunos nenes son machistas y se ponen del lado del príncipe. Esto nos desconcierta porque en realidad deberían estar de mi lado, de la Cenicienta, pero eso nos obliga a contestarles, a incluirlos. El espectáculo, que es de muy buen gusto, comienza con un dibujo animado que hace un breve racconto del cuento clásico. El dibujo finaliza narrando que el príncipe tenía problemas e hizo lo que hacen los príncipes cuando tienen problemas: una fiesta. Mariana dice que le place haber transgredido el lenguaje con que suele hablarse a los chicos en las obras infantiles. Los niños no necesitan muñecos gigantes, sino que se les incentive la imaginación, subraya. No les estamos hablando a los chicos, estamos contando un cuento, que puede ser para cualquier edad, dice esta actriz rubia y menuda que cumplió los 25, tiene algunos años de estudio de teatro y se confiesa vergonzosa en extremo. Habíamos hecho con Gastón (Portal, su novio) un miniproyecto televisivo con el tema de terminar los cuentos fantásticos, pero no lo aceptaron. Nunca encajé con las ideas de programas infantiles de TV. Pero cuando escribí este guión con Rosario, se lo mostramos al productor Lino Patalano y le gustó, después le pedimos a Daniel que se hiciera cargo de la dirección. De él me resultaba interesante que era un tipo acostumbrado a trabajar, por Los Macocos, con mucha imaginación y pocos recursos.
|