Por Miguel Luengo
(EFE)
Desde Wimbledon
El estadounidense Pete Sampras sumó su séptimo título
en Wimbledon para lograr el decimotercero individual del Grand Slam en
su carrera, y convertirse así en el mejor jugador en la historia.
Sampras derrotó al australiano Patrick Rafter 6-7 (10-12), 7-6
(7-5), 6-4, 6-2, en dos horas y 58 minutos, en un partido que a punto
estuvo de no acabar ayer, por las dos interrupciones por lluvia y por
falta de luz después. Pero el americano logró activar sus
músculos a una velocidad superior para acabar a tiempo y no retrasar
más su cita con la historia: deshacer la igualdad con 12 grandes
que mantenía desde hace un año con el australiano Roy Emerson.
Sampras terminó llorando su gran triunfo. Había pasado por
grandes problemas, su grave lesión en el tobillo izquierdo, sus
dudas sobre su juego. Pero al final su raza de campeón no resistió
la emoción y el americano acabó derramando sus lágrimas
en la cancha central de Wimbledon. Luego, cuando se serenó, subió
por las escaleras para fundirse en un emotivo abrazo con sus padres, Sam
y Georgia, que habían llegado para verlo triunfar.
Fue su título número 63, el segundo esta temporada (tras
Key Biscayne), que lleva consigo un cheque por 754.450 dólares,
aunque para el campeón, hoy lo importante no era el dinero. En
un partido histórico no faltaron famosos y personalidades en el
palco real y la grada, como Juan Antonio Samaranch, presidente del COI,
o los actores Tom Hanks que celebraba su 44º cumpleaños
y el británico Sean Connery.
Sampras emergió de la derrota, en un partido en el que estuvo a
punto de convertirse en un nuevo fracaso para él en su lucha por
ser el más grande en el Grand Slam. Rafter, brillante verdugo de
Andre Agassi en semifinales, plantó una gran resistencia porque
quería convertirse en el primer australiano que ganaba el torneo
desde Pat Cash en 1987, pero Sampras, en su séptima final en ocho
años, lo impidió con 27 saques directos y un resto que acabó
por apabullar al jugador de Queensland.
El estadounidense sufrió más de lo debido en el decimocuarto
enfrentamiento entre ambos. Tuvo Sampras dos set-points en el primer tiebreak
de la tarde, pero las perdió y terminó entregándolo
con su quinta doble falta, de las 12 que cometió durante el duelo.
El segundo set también se decidió en el desempate, porque
Rafter no daba su brazo a torcer y levantaba los puntos de ruptura con
feroces ataques en la red. En este juego corto, Sampras estuvo abajo 4-1
y servicio del australiano, pero en una magnífica recuperación
ganó cinco puntos seguidos para hacerse luego con el este pequeño
parcial por 7-5. Ahí estuvo la clave del partido y la victoria
que rozó con los dedos.
Los padres de Rafter, Jim y Jocelyn, habían viajado desde Australia
para ver triunfar a su hijo. En el palco, junto con la novia del jugador,
Laura Feltham, y el hermano de éste, su agente Steve, sufrieron
por la derrota de Rafter.
Una ruptura en el quinto juego del tercer parcial, después de nueve
intentos fallidos, dio por fin el liderazgo a Sampras, que con mucho más
ritmo y con increíbles voleas ponía cerco a su triunfo.
Sampras selló este parcial con su 24º ace.
En el cuarto set, Sampras volvió a romper en el quinto game. Luego
salvó un punto de ruptura en el siguiente, pero de nuevo volvió
a la carga y su resto terminó por cercenar la resistencia de Rafter
que cedía su saque en el 5-2. Pistol Pete no concedió
más indulgencias y ganó su servicio a continuación
para entrar en la historia.
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