El Secretario de Agricultura advertirá en el viejo continente los riesgos a que expone su política agrícola a sus socios comerciales.
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Por Marcelo Justo Desde Londres En Inglaterra nombró a un equipo de polo como embajador agropecuario durante un evento deportivo para promocionar la venta de carne argentina al Reino Unido. Pero el plato fuerte de la gira europea del secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray, se inicia hoy. De acá al jueves, el secretario se reunirá en Bruselas con los funcionarios clave de su área en la Unión Europea y el tema de los subsidios agropecuarios del viejo continente será el eje de su agenda. En vísperas de su viaje, el secretario dialogó con Página/12 y anticipó el argumento geopolítico de fondo para su negociación, el mismo que cruza muchas discusiones sobre el rumbo económico del país. Si Europa no avanza en el tema de los subsidios, ganarán peso los que proponen una dolarización de la economía en Argentina y una apuesta definitiva por el ALCA, señaló Berhongaray. ¿Se puede avanzar en la cuestión de los subsidios europeos? Es un tema político y por lo tanto requiere presencia política. Algo se ha logrado, porque ellos aceptan que cuando hablan de subsidio es de subsidio al productor pero no a la producción. Yo entiendo el primero de los subsidios por razones demográficas, de equilibrio social. Pero no entiendo el subsidio a la producción que genera grandes stocks que tienen un impacto en los precios mundiales y que son colocados en terceros países a través de programas de asistencia alimentaria, que no sólo cierran el ingreso a nuestros productos a Europa sino que afectan nuestra presencia en terceros mercados. El otro criterio que se usa es el de la seguridad alimentaria, un concepto en el que insiste Japón sobre todo, pero también algunos en la Unión Europea, según el cual por razones estratégicas se necesita asegurar la producción alimenticia. Este argumento es cada vez menos creíble, porque si no lo mismo podría aducirse sobre el petróleo y tantos otros productos que podrían considerarse estratégicos. .-El problema es que con la Unión Europea da la impresión de que raramente se logra algo. ¿Hasta dónde se puede avanzar? Nosotros podemos insistir en ampliar la cuota Hilton (para la exportación de carnes) y el acuerdo de reconocimiento mutuo de equivalencias sanitarias, de modo que lo que ellos nos exigen a nosotros en materia sanitaria para nuestros productos, nosotros se lo podamos exigir a ellos. Lo que hoy no es un tema menor, porque antes decían que Europa estaba necesariamente más avanzada en esta área y hoy con el tema del BSE (enfermedad de la vaca loca) no es tan así. Yo creo que es un asunto que hay que analizarlo con mucha seriedad porque acá se ha ocultado más de lo que se ha publicado. La cuota Hilton es de unas 28 mil toneladas de carne argentina. ¿Cuánto más se podría ampliar esta cuota y cuándo? Eso depende de las negociaciones. Soy medianamente optimista. ¿Cuáles son entonces los objetivos de máxima para esta gira? Plantear el tema de los subsidios. Ellos son conscientes que nosotros tenemos que consolidar el Mercosur y ellos, que tienen grandes inversiones en la Argentina, tienen que ayudarnos a que nuestras relaciones comerciales sean mejores, porque de lo contrario aquellos que hablan en la Argentina de la dolarización y el ALCA (Asociación de Libre Comercio de las Américas, de Alaska a Tierra del Fuego) ganarán cada vez más adeptos. Ellos saben que a partir de la consolidación hay dos opciones: o mantener un equilibrio entre el ALCA y la Unión Europea o volcarse directamente al ALCA. Si la actitud de ellos es negativa, mezquina, cerrada, ganarán los que impulsan el proyecto del ALCA. Acá ya no estamos hablando de la Cuota Hilton ni nada. Estamos hablando de una concepción geopolítica. Si ellos siguen con sus posiciones cerradas, de subsidios, diciendo lo único que nos importa es lo que pasa acá, se van a quedar sin socios. Pero la Unión Europea tiene otras prioridades, hacia el este europeo, Estados Unidos u Oriente. El Mercosur es importante pero no necesariamente lo primero en su agenda. Ninguna de estas cosas es excluyente. Nadie les está pidiendo que den la vida por nosotros sino que sean un poco más justos y razonables. Entonces, ellos tendrán que evaluar si sus propias actitudes son excluyentes o integradoras. ¿Dónde está la línea que divide estas dos actitudes? Es una actitud, una conducta. Si en los hechos siguen cerrando y dificultando todo, si hay tratamientos diferenciales para otras regiones más beneficiosos que para el Mercosur, nos inclinaremos naturalmente hacia el ALCA. ¿Qué plazos hay, entonces, para estas negociaciones? Hay objetivos, más que plazos. Esto depende de la razonabilidad de nuestra posición, de la persistencia de nuestra política y de elementos propios que los condicionen a ellos. Por ejemplo, hay contradicciones en torno al presupuesto europeo entre Francia y Alemania, que quiere reducir sus contribuciones. Esto puede favorecer una disminución de los subsidios.
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