Por John
Mullin
y Jamie Wilson
Desde Belfast y Portadown
Los seguidores de la Orden de Orange (protestantes) paralizaron anoche
gran parte de Irlanda del Norte. En lo que resultó la mayor campaña
coordinada de desobediencia civil de los últimos cuatro años,
montaron cientos de barricadas sobre las rutas. Las protestas habían
comenzado pacíficamente, pero la violencia se desató por
novena noche consecutiva cuando prendieron fuego a varios automóviles.
Los manifestantes lealistas protestantes se enfrentaron a los nacionalistas
católicos en Lurgan, Co Armagh, una de las varias ciudades que
quedaron aisladas al cortarse todo tránsito. La policía
antimotines cayó bajo el ataque de ambas partes cuando intentó
sofocar la lucha y la Policía Británica de Ulster (RUC)
capturó varias bombas caseras. También evacuaron algunos
barrios cerca de Portadown después de una amenaza de bomba. En
Corcrain los oficiales del RUC cargaron a los bastonazos contra un grupo
de 300 manifestantes lealistas. Según testigos del hecho, varias
mujeres mayores fueron heridas y pateadas por la policía.
Las fuerzas de seguridad temen que los problemas aumenten mañana
cuando miles de partidarios de la Orden de Orange converjan cerca del
barrio nacionalista católico Lower Ormeau, en Belfast. Hay que
remontarse a las protestas que rodearon a la crisis de Drumcree en 1996
para recordar una violencia mayor. En ese momento, puertos y aeropuertos
estuvieron bloqueados durante varios días. Los partidarios de Orange
en Portadown dijeron que el poder de convocatoria que demostró
la protesta de anoche confirmó el apoyo abrumador a su petición
para poder marchar a través del barrio católico de Garvaghy.
David Jones, vocero del distrito de Portadown, se negó a aceptar
responsabilidad por la violencia. En cambio, culpó a la Comisión
de Desfiles un cuerpo independiente que rige las manifestaciones
contenciosas y al gobierno. Las principales empresas dijeron que
no les quedó otra opción que enviar a sus hogares a miles
de trabajadores antes de que comenzaran las protestas a las 16.00. Los
turistas se fueron temprano y los trabajadores comenzaron a volver a sus
hogares a las 15.00, lo que provocó embotellamientos en Belfast.
Para cuando los manifestantes comenzaron a erigir las barricadas, los
caminos estaban desiertos. Frank Caddy, jefe ejecutivo de la cámara
de comercio de Belfast, dijo una verdad difícil de contradecir:
Es una amenaza a las empresas y a los empleos. Da una mala imagen
de nosotros y no ayuda para atraer inversiones.
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