Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


VUELVE EL TEATRO NEGRO DE PRAGA
Checos, for export

Pavel Hortek, el director ejecutivo de la compañía, que mañana reestrena aquí �La bicicleta voladora�, cuenta que durante buena parte de su historia el grupo apenas si tenía publico en su país.

Prueba: �Durante años, en Checoslovaquia tenía-mos muy pocos espec-tadores. Nos examinaban. Había expectativa por saber por qué éramos conocidos afuera�.

Pavel Hortek, director ejecutivo del Teatro Negro de Praga desde 1977.
�Lo fundamental en la compañía es la poesía y el simbolismo�, define. 


Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes) Aunque sin la sofisticación audiovisual de última generación, el Teatro Negro de Praga intenta desde hace casi cuarenta años (los cumple en el 2001) asombrar al mundo. Nuevamente en la Argentina, donde ha llegado a realizar doce breves temporadas, se apresta a ofrecer a partir de mañana y hasta el 31 de julio una remake de La bicicleta voladora en el Teatro Avenida (Av. de Mayo 1222). Fundado por quien sigue siendo su director general, Jirí Srnec (nacido en 1931), el grupo reúne diferentes disciplinas (teatro, pantomima, música, ballet), desarrolladas en �calles� de luces. Como en el Peter Pan, vista en 1995 en Buenos Aires, no hay solamente una calle de luz y otra de sombra sino varias y de diferentes colores. De ahí que �los actores tienen que estar muy seguros y saber por dónde aparecer, de lo contrario se perdería el efecto de cámara negra�. Acompañando al grupo desde 1977, el director ejecutivo Pavel Hortek hace recuento de los últimos espectáculos vistos aquí, como la fantasiosa y refinada Alicia en el País de las Maravillas, de 1991. La bicicleta... nació en 1974, y fue vista aquí por primera vez en 1980. 
Según Hortek, el repertorio es fiel a los códigos tradicionales. No ha habido grandes transformaciones en la utilización del gabinete negro, ya conocido en la antigüedad china y aplicado parcialmente en el cine y el teatro. El renombre alcanzado por esta compañía crea la falsa impresión de que el teatro negro es una especialidad checa. Eso se debe a que Srnec (actor, titiritero, escenógrafo, grabador, músico y director, que estrenó su primer espectáculo, Y después, en 1960) fue �el primero que utilizó esta técnica para la totalidad de una obra�, como puntualiza Hortek, en diálogo con Página/12. 
�¿Qué problemas enfrentó la compañía en casi 40 años de actividad?
�Algunos, como los económicos, los salvamos con las giras. Otros no, y es sorprendente que nos hayamos mantenido tanto tiempo. Por el Teatro pasaron solamente trescientas personas, que es muy poco para todos esos años. Tuvimos una rotación interesante, con gente muy joven y un elenco que se renueva. La mayoría no se queda más de diez años, aunque alguien a veces vuelve. Esos cambios se convierten a veces en problemas.
�¿La repercusión en su país es semejante a la que tienen en el exterior?
�Después de 1989 la situación cambió mucho. Desde mucho antes la compañía estaba continuamente en gira, éramos �embajadores culturales�, pero no teníamos escenario en Praga. Muy pocos conocían nuestro trabajo en Checoslovaquia. Durante años nos vieron unas 800 personas, y eran generalmente espectadores fríos. Nos examinaban. Los comienzos de las funciones eran así. Había mucha expectativa por saber por qué éramos tan conocidos en el extranjero. Esto ponía muy nerviosos a los actores. Después del �89 la situación cambió. El gobierno nos prometía a todos los checoslovacos convertir a la república en un tigre asiático, pero no sucedió. Recién ahora estamos despertando de ese fracasado sueño de riqueza. A la compañía la ayudó el crecimiento del turismo. Cuando los visitantes llegaban a Praga, querían saber dónde estaban el Teatro Negro o La Linterna Mágica. Era la oportunidad para crear un elenco permanente. Pudimos establecernos, pero recién en 1992, y en un teatro alquilado. (De ahí que hoy tengan dos elencos, uno en Praga y otro en gira.)
�¿Qué es lo fundamental en el teatro negro?
�La poesía y el simbolismo. Alicia... tenía esos elementos. Era una obra surrealista. Estudiando profundamente este cuento de Lewis Carroll, quedamos sorprendidos de las coincidencias con nuestro teatro.
�¿Lo relaciona con la magia?
�No, la magia tiene otros códigos. Lo relaciono más con el cine mudo y con la posibilidad de darle a cualquier objeto caracteres humanos.
�¿Fueron censurados? 
�No exactamente. No sé si funcionaba la autocensura, pero en general no tuvimos problemas, a pesar de que algunas obras contenían un mensaje, como Las puertas, que trajimos a la Argentina en 1983 y 1986. Esa obra nació bajo el totalitarismo y tenía un mensaje fuerte. Estaba escondido, pero los espectadores podían captarlo. En esos años era normal hacer una función para el Ministerio de Cultura. No recuerdo que nos hayan vetado. O esos funcionarios no tenían capacidad de entendimiento, o si percibían algo se hacían los tontos. Sabían que la compañía era muy conocida en el exterior y que no teníamos posibilidad de mostrar nuestro trabajo en casa. Tengo que admitir que nunca los desafiamos. Lo que sí pudimos comprobar es que nunca mostraron interés por darnos cabida en un teatro oficial. 

 

PRINCIPAL