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DE LA SOTA FESTEJO CON OTRA REBAJA DE IMPUESTOS
Cómo marcar diferencias

El gobernador cordobés celebró su primer año de gestión con acto, cuartetos y anuncios para diferenciarse del gobierno nacional.

José Manuel de la Sota festejó con ritmo cuartetero su primer año.
El Gallego dialoga con el Gobierno central, pero se diferencia.
 


Por Fernando Almirón
Desde Córdoba

t.gif (862 bytes) �Y sólo es el comienzo�, es el slogan creado por su asesor de imagen, Duda Mendonça, con el que José Manuel de la Sota festejó ayer su primer aniversario como gobernador de Córdoba. La frase acompaña los avisos a una página publicados en los medios provinciales en los que se enuncian los logros obtenidos por el mandatario justicialista en estos últimos doce meses, mensaje que remata con el logotipo que representa a una bandera argentina flameante sobre la que está escrita la palabra Córdoba, y abajo: �Corazón de mi país�. La gráfica utilizada bien podría interpretarse como el lanzamiento de De la Sota a la arena política nacional para competir por la candidatura presidencial del PJ. Pero por lo pronto el cordobés disfrutará de las encuestas que le otorgan un 72 por ciento de imagen positiva y festejará el 54 por ciento de adhesión que recoge su gobierno entre los mediterráneos. 
El gobernador cordobés se disponía a presidir ayer, al cierre de esta edición, un festejo ante miles de personas bailando a ritmo cuartetero. La celebración del aniversario fue organizada por el partido que lo llevó al gobierno, Unión por Córdoba, una alianza de justicialistas, ucedeístas y vecinalistas. Y prometen estar presentes debajo del escenario todos los intendentes oficialistas de la provincia, senadores y diputados provinciales y nacionales oriundos de Córdoba y alguna sorpresa, dadas las invitaciones cursadas, pero sin confirmación de asistencia hasta última hora de ayer. Entre ellas, las que se le enviaron a algunos gobernadores justicialistas. En esa lista no figura Carlos Ruckauf. 
Sobre el escenario estaba programada la presencia de Doña Jovita, El Negro Alvarez, Los del Suquía y el grupo Trulalá. Al final, el Gallego cerrará la noche con su oratoria inflamada, aquella que supo pasear por los actos peronistas cuando era precandidato a vicepresidente de Antonio Cafiero, allá por 1988.
De la Sota quiso reafirmar ayer uno de los ejes centrales de su gestión, ese que eligió demonizar: la carga impositiva. A la rebaja de impuestos del orden del 30 por ciento que dispuso apenas asumió, lo que le permitió, según dice, aumentar la recaudación, el cordobés ahora impulsó la eliminación del gravamen que cobraba el Estado sobre los créditos hipotecarios e hipotecas que garantizan créditos para las pymes. Este es uno de los secretos de su alta popularidad; también la diferencia central que mantiene con la gestión de Fernando de la Rúa. El tiempo aclarará lo que aún no está claro: si las políticas de reducción de impuestos permiten un sostenido incremento de la recaudación fiscal.
En la provincia de Córdoba pasa algo similar a lo que sucede en el gobierno nacional, pero con identidad política invertida. Aquí la principal fuerza de oposición, la UCR, que gobernó los últimos 16 años la provincia, se encuentra sumergida en internas que impiden articular políticas efectivas para recobrar el protagonismo perdido. Pero esta fuerza en ebullición controla el Senado provincial, llave de las leyes que necesita el cordobés para gobernar. Sabedor de sus limitaciones coyunturales, De la Sota supo construir una estrecha relación con el presidente de la Nación, que lo cuenta entre sus interlocutores. 
�Como los que yo quisiera tener en mi provincia�, ironiza De la Sota mientras corre y espera que la imagen favorable que le reflejan las encuestas se transformen en votos para cambiar su desventajosa relación de fuerzas en la Legislatura provincial.
Pero, anoche, el Gallego preparaba su aniversario, a puro cuarteto, con acento cordobés, mirando de reojo ese sillón preciado que hoy ocupa su coterráneo. 


opinion
Por Néstor Piccone *

El día que murió Germán 

El día que murió Germán Abdala se rompió un puente. Germán murió el 13 de julio de 1993. Se fue antes de tiempo. Para quienes no lo conocieron, es justo decir que era un buen sindicalista. Junto a Víctor De Gennaro, hoy secretario general de la CTA, irrumpió en el mundo gremial con una impronta que rescataba lo mejor del ideario de los años �70. Germán tenía talento y seducción para transmitir ideas, y desde la política cumplimentaba la capacidad organizativa del Tano De Gennaro. Germán entró a la Cámara de Diputados con la misma lista que llevó a Carlos Menem a la presidencia y que hizo diputado a Chacho Alvarez. El Turco Abdala impulsó el surgimiento del Grupo de los Ocho para oponerse al modelo menemista y también fue quien anticipó el armado de una Alianza Grande (que no es Esto que nos gobierna). Fue padre de la CTA y a pesar de que un cáncer lo consumía llegó a plantear, en el primer congreso de la central, que �tenemos un país para construir� (diferente al del ajuste permanente que nos proponen).
El día que Germán murió se rompió el puente que unía la política partidaria con la política social y sindical. Con su muerte no se volvió a ver nadie que �como él� acercara la representación partidaria al conflicto social; ya nadie discutió la infalibilidad del teorema de Baglini: �La cercanía del poder aleja al gobernante de los deseos que lo unen a sus votantes�.
El recuerdo de Germán Abdala cuestiona el presente. Convoca a pensar en la falta de una herramienta que exprese las necesidades de la gente: que quiebre la lógica de Baglini; que recupere, desde la ética, una política independiente del poder de los grupos económicos y la banca transnacional, con lo mejor de los �70, desde la coherencia, que construya nuevos puentes desde lugares nuevos. 
Tipos como Germán son los que convocan a realizar utopías. Tenemos muchos sueños almacenados. Deudas acumuladas en las esperanzas cotidianas. Mucho hijo por crecer.

* Periodista. Secretario de Comunicación de la CTA.

 

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